La china, el erasmus con fiebre y el iraní que dio positivo

A. G. Mozo
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El coronavirus aterrizó hace un año en Valladolid entre sanitarios con trajes de ciencia ficción y policías que obligaron a ir al hospital a una ciudadana china con fiebre que estaba de bares por Puente Colgante

Policía y ambulancia para llevarse a la mujer china al hospital. - Foto: Ical

Día 10 de febrero. Año 2020. La psicosis por ese nuevo virus respiratorio que tenía en alerta a China llega a Valladolid. Irrumpe con tintes cinematográficos, casi de humor, con la rocambolesca historia de una ciudadana china que acababa de regresar de su país y que presentaba fiebre y malestar general; comentan que causado en parte por una excesiva ingesta alcohólica en un par de bares de la zona de Puente Colgante. La cosa termina con una ambulancia llena de sanitarios con unos trajes EPI de ciencia ficción, auxiliados por la Policía para llevarla, a las bravas, al Hospital Río Hortega y dejarla allí aislada.

Ella dio negativo, pero pocos se podían imaginar lo que vendría en las siguientes semanas... Porque, apenas un mes después, España sería confinada; un par de meses más tarde, habría casi doscientos fallecidos y dos mil vallisoletanos contagiados; y, un año después de aquello, pues Valladolid acumula ya más de 1.600 víctimas y 45.000 infectados, con las UCI del Clínico y el Río Hortega atendiendo a más pacientes que nunca, y con la vieja Residencia (hoy edificio Rondilla), convertida en lo más parecido a un hospital de pandemias que hay más allá del Zendal madrileño.

Al caso de la china le siguió el de un estudiante ‘erasmus’ que volvió  diez días más tarde de Italia y al que se aisló en el hospital porque tenía fiebre. También fue negativo, pero todas las precauciones eran pocas para tratar de evitar la entrada del virus chino en la ciudad.

DESDE IRÁN

El temido positivo llegó a la tercera. Se regatearon las amenazas llegadas desde China –la cuna del coronavirus– e Italia –la vía de entrada en Europa–, pero no se pudo evitar que aterrizase desde Irán, otro de los primeros países en sufrir los rigores del virus. ¿Y qué pintaba un iraní en Valladolid (se preguntarán nuestros bisnietos cuando lean esta crónica dentro de un siglo)? Pues este era un ingeniero de visita en Cidaut y también fue evacuado en una ambulancia llena de sanitarios con unos trajes EPI amarillos que nunca más se han vuelto a ver. El Parque Tecnológico de Boecillo se blindó como si fuese una alerta nuclear y, horas después, el ingeniero iraní se convertiría en el primer positivo en covid-19 de la historia de Valladolid.

El miedo al desabastecimiento vaciaba estantes de tiendas y súper.El miedo al desabastecimiento vaciaba estantes de tiendas y súper. - Foto: Jonathan TajesEra ya el 27 de febrero de 2020 y los mensajes de la clase política no hacían prever el tsunami que se había desatado en todo el mundo. España aún parecía ser un oasis free covid y lo del iraní, un contagio anecdótico, pero la realidad de la pandemia y sus gruesos números pronto sepultarían la historia de aquel ingeniero que también fue el primero en necesitar un ingreso para superar la infección.

En su edición del 29 de febrero, El Día de Valladolid le dedicaba un par de páginas al primer positivo y aún solo un pequeño espacio en portada. Desde entonces, covid ha aparecido en 1.278 páginas de este periódico (en 2.799 artículos, en el caso de la versión digital de El Día) y coronavirus en 1.013 (1.784 en la web), dando pie a 1.712 fotos en el archivo del periódico. El término pandemia, antes utilizado solo en metáforas periodísticas, aparece en 1.532 páginas de la edición en papel de El Día de Valladolid y en 2.032 de la versión de internet, por las 586 (y 2.048) de virus y las 438 (y 616) del término mascarilla.

EL PRIMER REPORTAJE

Pero en realidad, el coronavirus irrumpió en este periódico antes que en los hospitales, diez días antes de lo de aquella china con fiebre, casi un mes antes de lo del iraní. El primer reportaje que publicó este medio sobre el nuevo virus fue en la edición del 1 de febrero. ‘China tendrá que esperar’ era el título y se contaba que los vallisoletanos suspendían sus viajes al gigante asiático, que las agencias devolvían el dinero y que Sacyl había activado ya un plan por si había contagios, reservando dos camas en el Río Hortega y otro par en el Clínico... Sí, esos hospitales por los que han pasado ya más de seis mil pacientes en este año.

En el reportaje, de dos páginas, se hablaba con tres vallisoletanos que vivían en China y que relataban la «psicosis» que existía por allí, que había 51 contagiados en la ciudad de Hangzhou (de diez millones de habitantes, es decir, que había una tasa de 0,49 contagios por 100.000) y que ya era obligatorio llevar una mascarilla. Ciencia ficción para un vallisoletano cualquiera que no iba a empezar a ver la dimensión de la pandemia hasta que llegó la orden de confinamiento y la locura de los días previos en los supermercados, con estantes vacíos y largas colas.

Una señora paseando a su perro en el primer día de confinamiento.Una señora paseando a su perro en el primer día de confinamiento. - Foto: Jonathan TajesYa en la edición del 8 de febrero, El Día de Valladolid publicaba una información detallada sobre el plan de Castilla y León para enfrentarse a ese virus chino: ‘Sacyl, listo para plantar cara al coronavirus’. En la del 22 se recogía que ‘Las DO Rueda y Ribera aplazan su plan de expansión en China por el coronavirus’ y en la del 29 de febrero eran ya cuatro las páginas dedicadas al tema virus, las dos del ingeniero iraní y otras dos contando que estaban en el aire los viajes de fin de curso. Ya ven...

La cosa se iba calentando, pero casi nadie lo sabía. El primer fin de semana de marzo, este periódico aún escribía que ‘El coronavirus solo suspende por ahora los congresos sanitarios’, que solo habían vuelto de Italia cinco de 270 ‘erasmus’ y que la previa de la Semana Santa iba a cambiar los tradicionales besapiés por prudentes genuflexiones.

La invasión definitiva llegó el 14 de marzo, con el estado de alarma sobre la mesa y con una portada dedicada casi en exclusiva a lo que sería pandemia apenas unos días más tarde, con el titular ‘Guerra contra el coronavirus’. En el interior, doce páginas en las que se contaba ya que los hospitales de Valladolid vaciaban plantas y se preparaban para cancelar operaciones, había una entrevista con el doctor Antonio Orduña, el jefe de Microbiología del Clínico (el laboratorio que efectuó las primeras PCR) y se analizaban otras aristas, como la económica (se hablaba ya de pérdidas millonarias en todos los sectores, cuando la cosa no había hecho más que empezar), la laboral  (la reducción de viajes a Madrid por la implantación del ‘teletrabajo’) y hasta la social, con el contraste de dos imágenes muy de esos días, con las terrazas de los bares llenas y con los estantes de los supermercados, vacíos.

Más fotos:

La UME, en apoyo de las residencias de la tercera edad.
La UME, en apoyo de las residencias de la tercera edad. - Foto: Jonathan Tajes
Las mascarillas se convertían en un objeto de primera necesidad.
Las mascarillas se convertían en un objeto de primera necesidad. - Foto: Jonathan Tajes
Portada de la edición del fin de semana del 21 de marzo.
Portada de la edición del fin de semana del 21 de marzo.
Reportaje publicado el 1 de febrero de 2020.
Reportaje publicado el 1 de febrero de 2020.
Información sobre el primer positivo publicada el 29 de febrero de 2020.
Información sobre el primer positivo publicada el 29 de febrero de 2020.
Portada de la edición del fin de semana del 14 de marzo.
Portada de la edición del fin de semana del 14 de marzo.

En clave política, el presidente de la Junta , Alfonso Fernández Mañueco, comparecía escoltado por el portavoz Francisco Igea y la consejera Verónica Casado, en la primera de tantas comparecencias de los dos médicos. Decía Mañueco que «no se escatimarán esfuerzos para hacer frente al coronavirus» y sindicatos y patronal alertaban de que Castilla y León no estaba «lista» para un ‘teletrabajo’ masivo. El alcalde Valladolid, por su parte, presentaba esos días la edición del World Pádel Tour que se debía de celebrar a partir del 20 de junio y animaba a comprar entradas para las pistas de la Plaza Mayor porque, si el coronavirus lo suspendía, se devolvería el dinero.

CONFINADOS Y VIGILADOS

Y lo suspendió, sí. Eso y todo. Hasta la libertad de movimientos en unas imágenes nunca vistas antes y que fueron la portada del periódico del fin de semana del 21 de marzo, con la Policía vigilando el puente de la Hispanidad para poder garantizar un confinamiento que fue siendo cada vez más férreo, que duró siete semanas y que luego llevó a otras siete para desescalar esa primera ola que pareció diluirse en verano, pero que regresó poco a poco con el ‘2’ a la espalda y que ahora, tras las locas navidades, se ha reactivado en forma de tercera ola, arrasando con todo y llevando a la pandemia a su primer aniversario ‘vallisoletano’ con los hospitales otra vez al límite, con una vida de restricciones y con las muertes volviendo a dispararse.