Belén Viloria

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Belén Viloria


Más podcasts y menos zoom

31/10/2020

Estamos viviendo una agresión del mundo visual como nunca antes en nuestra vida. Ya venía de atrás: ordenadores, tablets, móviles… un sinfín de dispositivos llenos de pantallas de todos los tamaños y cada vez más pequeñas y que nos tienen más cautivos. ¿Quién no se ha chocado con alguien en la calle que no levanta la vista del móvil? ¿quién no ha presenciado un vagón de metro o un autobús en el que nadie se mira a los ojos?, o ¿quién no ha tenido una cena en la que ya nadie hablaba? Todos tan cerca, pero tan lejos.
En esas estábamos cuando de repente y sin avisar llegaron hace meses los confinamientos y la necesidad de ver y hablar con nuestras familias y amigos a través de plataformas online, y en casi todos los casos, trabajar el 100% a través de una pantalla. Una situación que no sólo agota y está acabando con nuestra vista, sino que, ante la prolongación de la situación, y lo que nos queda, está alterando nuestros comportamientos.
Consciente o inconscientemente, ante lo aburrido de una pantalla, sentimos que tenemos que hacer un esfuerzo denodado y más emocional para parecer interesantes, y en ausencia de muchas señales no verbales, el enfoque intenso en las palabras y el contacto visual sostenido es agotador.
Ahora las emociones y sentimientos, y la tan necesaria empatía, quedan aplastados e incluso ocultos. Una sesión se convierte en un esfuerzo y trabajo constante para procesar señales no verbales, incluso lleva a engaños visuales sobre la apariencia física, que algunas veces son mejores porque limpian ciertos prejuicios y resultan inclusivos, y otros, simplemente curiosos, pero en todo caso una distorsión. ¿Quién no ha pensado en pantalla que alguien era más alto de lo que luego ha descubierto que era con cierto asombro? Y respecto a uno mismo, lo estresante que resulta ver constantemente nuestras propias expresiones faciales. 
Por eso hoy el nuevo lenguaje sonoro cobra una importancia extraordinaria. La voz, la música, el universo auditivo de las historias contadas y narraciones, nos llevan a otros lugares llenos de imaginación y creatividad. Hoy a través de los podcasts se convierten en un aliado perfecto. En un segundo, y sin ocupar espacio alguno, tú decides qué, sobre qué y cuándo escuchas, dejándote llevar a través de la voz. Todo un descanso y remanso de paz para nuestro cerebro.
Durante estos meses de pandemia mi consumo de podcasts y música se ha disparado. La versión de Max Richter las Cuatro Estaciones me ha acompañado repetitivamente durante los momentos más complicados, y descubrir podcast nacidos durante la pandemia como ‘Buscando una Luz’ de Francisco Izuzquiza. 
Vienen meses duros de jornadas agotadoras llenas de pantallas que vamos a necesitar amortiguar, y para ello la voz será la mejor aliada.