Imelda Rodríguez

Punto cardinal

Imelda Rodríguez

Especialista en Educación, Comunicación Política y Liderazgo


La técnica de Prometeo

20/05/2023

Nunca una campaña para unas elecciones municipales había estado tan plagada de promesas de lo más variopintas. Tan excéntricas algunas de ellas que muchos ciudadanos han decidido dejar de escuchar. Están saturados, claro. Espero que esto no conlleve que también dejen de votar. Hay algo que muestra siempre el punto de equilibrio para todo: el sentido común. Un equilibrio que corrige los excesos, esos que terminan por desvirtuar la imagen política de un candidato. Y esto es un riesgo, porque se anula la confianza que un aspirante a gobernar debe inspirar en la gente. Y, sin confianza, no hay credibilidad. Una credibilidad que empieza por determinar con claridad los temas de interés público. Proponer medidas contra la escasez de agua, para impulsar ciudades más verdes o también proyectos de asfaltado tiene un peso estratégico superior a los guiones creados por los partidos a nivel nacional. Un argumentario que, por cierto, flaco favor está haciendo a los candidatos municipales. Un votante lo que quiere saber es cómo van a mejorar su vida y la de su entorno. Así de simple. Lo que desea conocer es si ese candidato va a arreglar los problemas de su barrio o los va a hacer más grandes todavía. Solo los candidatos que están llevando ese mensaje de calado nacional -como por ejemplo la vivienda social- a la situación de sus territorios, están atinando con el mensaje. Y afinarán la puntería si saben transmitirlo con el corazón y ponerlo en práctica con sus manos. Escuchar, emocionar y solucionar. Este es el mejor camino para cualquier político en campaña. Aunque, para eso, tiene que haber primero una materia prima pujante. No todos los candidatos son creíbles, ni tampoco pueden llegar a serlo. De ahí que la autenticidad (basada en valores como la coherencia, la inteligencia resolutiva o la generosidad) sea el pilar central para construir una imagen política de éxito. Esto es bueno recordarlo, porque hay campañas electorales que están perdiendo capacidad de impacto porque no aciertan a la hora de comunicar la autenticidad de sus candidatos o de contar un mensaje ilusionante y claro sobre su modelo de ciudad.

 

En el caso de Valladolid, la campaña del candidato del Partido Popular, Jesús Julio Carnero, debería adaptarse más eficazmente a su perfil humano y de gestión política, donde tiene varios puntos fuertes, no sometiéndose a mensajes o dinámicas comunicativas en las que está menos cómodo y no conectan con su identidad. En el caso de la campaña del actual alcalde del Partido Socialista, Óscar Puente, sería bueno que centrara más su discurso en ese margen que hay entre un "Valladolid mejor que nunca" (como dice su eslogan) y ese Valladolid con muchas deficiencias que denuncian de forma crítica distintos candidatos de la oposición. Conecta mejor con los votantes el mensaje de "estar a mitad de camino", que también ha utilizado el actual alcalde. Además, es importante que visualice más su propósito de gobierno tanto en lo cultural -véase su reciente asistencia al Festival de Cannes, algo positivo para el prestigio de la "marca Valladolid"-, como en las políticas sociales destinadas a los distintos barrios de la ciudad. Una campaña electoral no debe centrarse solo en el pasado o en el presente, debe mirar siempre hacia el futuro próximo, ofreciendo seguridad de forma entusiasta, medible y alcanzable. Por eso, todos los candidatos a unas elecciones deben ajustar el volumen de sus promesas antes de que comience a chirriar. Es lo que yo denomino "la técnica de Prometeo". Según la mitología griega, Prometeo fue el creador de la raza humana. Por ella lo dio todo. De hecho, se arriesgó tanto que, en su afán por protegerla, robó el fuego a Zeus, algo por lo que fue cruelmente castigado. Pero, es más, le quitó también la técnica para que los seres humanos pudieran vivir sin dependencia de los dioses, enseñándolos a hacer fuego, a construir barcos, a moldear los metales o a domesticar a los animales. Prometeo, que significa "previsor", no se conformó con prometer una vida mejor a los hombres, sino que les dio la técnica para vivir con estabilidad. Esta historia simbólica me sirve para recordar hoy la esencia de la política, que es el arte de la anticipación y de la acción para la prosperidad de todos. Prometeo no embaucó a la gente con una vida mejor, sino que les entregó la técnica para hacer que sucediera. Aquí está el "cómo", tan importante en política. Sin ese "cómo" y sin el "cuándo", el mensaje electoral no impactará. La buena política, la política que merecemos los ciudadanos es, al fin y al cabo, un pálpito hecho realidad.