La trinchera de silencio de José Antonio

A. G. Mozo
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El octogenario de la calle Embajadores no pedía nada a cambio de deponer su actitud, pero se enrocó, no quiso negociar y abocó a la Policía a una resolución táctica de la situación para garantizar la seguridad de vecinos, agentes y el propio detenido

Intervención policial en la calle Embajadores donde hay un hombre armado atrincherado en su piso. - Foto: D.V.

Dicen que la negociación duró un suspiro porque José Antonio la dinamitó a las primeras de cambio. Cuentan que "no atendía ninguna solicitud de diálogo" y que, pese a ello, la Policía no dejó de intentar ganarse su confianza por todos los resquicios posibies durante tres horas; eternas. Tres horas de negociación llenas de tensión, de permanente búsqueda de argumentos para llegar hasta él, pero siempre sin éxito.

El octogenario de la calle Embajadores no solo se atrincheró en la terraza de su ático, sino también en un inquebrantable silencio. "El negociador lo ha intentado con diversos argumentos y discursos, pero al parecer no había forma de engancharle y al final lo único que se ha hecho es ganar tiempo para que el GEO (Grupo Especial de Operaciones) pudiera planificar el asalto", detallan fuentes cercanas al caso.

La trinchera de silencio en la que se parapetó este viudo de 83 años fue plausible casi desde el minuto uno, cuando un equipo de la UIP (Unidad de Intervención Policial) se hizo con el edificio al filo de las 10.30 horas del domingo y convirtió el ático contiguo al de José Antonio en la base de operaciones de la Policía. Todos con chaleco antibalas y casco, a algunos incluso se les pudo ver en el tejado tratando de hablar con el ahora detenido, pero éste no estaba por colaborar. Media hora después, arrancaban las infructuosas negociaciones: "No pedía nada", aseguran estas fuentes, que explican que los responsables del operativo tuvieron claro rápidamente que no había otra salida que la intervención de los GEO: "No cabía otra resolución que la táctica". La última media hora fue para el equipo de GEO que tomó la zona (había un francotirador preparado para disparar desde una terraza cercana), el edificio y, finalmente, se hizo con el control del ático de José Antonio. 

Elko, el agente canino K9 del GEO que resultó herido en la intervención en Embajadores.Elko, el agente canino K9 del GEO que resultó herido en la intervención en Embajadores. - Foto: SUP

No les fallaba su olfato cuando apostaron por esa "resolución táctica", porque el anciano no depuso su actitud hasta que no fue alcanzado con un certero disparo en el brazo que le desarmó. Solo entonces soltó la escopeta con la que llevaba toda la mañana disparando desde su terraza y con la que no dudó en recibir a tiros a los especialistas del GEO que irrumpieron entre el humo en su terraza.

HERIDO UN PERRO DEL GEO

El equipo táctico del Grupo Especial de Operaciones contó con el apoyo de perros adiestrados para abordar al insurrecto. Uno de los canes sufrió el impacto de una de las postas que escupía la escopeta de caza de José Antonio en esos eternos segundos mientras los agentes le gritaban aquello de "¡tira el arma, tira el puto arma!" inmortalizado por los vídeos de vecinos de la zona.

No lo tiró hasta que no fue alcanzado por un tiro en el brazo. Cuando se recupere deberá responder por ello, ya que, inicialmente, se le acusa de un delito de homicidio doloso en grado de tentativa sobre los policías.

INGRESADO EN EL CLÍNICO, ACUSADO DE TENTATIVA DE HOMICIDIO

José Antonio se encuentra ingresado en el Hospital Clínico bajo custodia policial. La misma tarde del incidente fue intervenido quirúrgicamente en el bíceps y está fuera de peligro. La precisión del agente del GEO que le disparó (uno de los que accedió a la terraza) fue máxima para minimizar los daños y resolver de la mejor forma posible su deriva de más de cuatro horas,  porque "un tirador descontrolado en la calle Embajadores no requiere mas que una solución rápida y controlada", remarca otra fuente policial. "Estaba en riesgo la seguridad de vecinos, policías y la de él mismo", argumentan todas las fuentes consultadas por El Día de Valladolid, que destacan que "ha sido una situación muy comprometida, un operativo muy, muy laborioso y con mucho riesgo".