Un impulso para reorientarse laboralmente

M.Rodríguez
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El programa de las Lanzaderas de Empleo, que lleva funcionando en Valladolid desde 2015, ha atendido a más de 472 desempleados, con un nivel de inserción laboral que ronda el 60 por ciento

Un impulso para reorientarse laboralmente

Perder un puesto de trabajo tiene muchas más consecuencias que las puramente laborales. La situación de desempleo suele afectar a la autoestima personal y la incertidumbre laboral, a veces, bloquea la toma decisiones. Un complejo mix personal y profesional que se ha tenido en cuenta en las Lanzaderas de Empleo y Emprendimiento Solidario. En este programa desarrollado por la Fundación Santa María la Real, que en Valladolid se realiza en colaboración con el Ayuntamiento, se ayuda a los participantes a actuar y a buscar nuevas fórmulas y alternativas «para sacar lo mejor de ellos mismos para salir de la crisis, para pensar de forma creativa, fomentar el espíritu emprendedor y conquistar el mercado laboral», tal como apunta su promotor, José María Pérez ‘Peridis’.

En la capital, esta iniciativa lleva funcionando cinco años y ha ayudado a resetearse a más de 472 participantes en las 22 lanzaderas realizadas. De hecho, Valladolid es la ciudad con la oferta más amplia, según fuentes municipales, y los resultados son alentadores: la media de inserción laboral inmediata es del 59,6 por ciento, un porcentaje casi igual a la media nacional. Otro logro de esta iniciativa de inserción laboral es que, además de los que han encontrado trabajo por cuenta ajena, se favorece el emprendimiento de nuevos negocios, pero también se estimulas las iniciativas de ampliar la formación reglada o de obtener certificados de Profesionalidad. 

 

CINCO LANZADERAS

Esta edición ha ofertado cinco lanzaderas en las que han participado un centenar de personas gracias a una inversión municipal de 127.000 euros, financiados dentro del Plan de Empleo municipal. Tres de ellas tuvieron carácter generalista y se mantuvo la lanzadera senior para mayores de 45 años. Aunque la principal novedad de esta edición fue el desarrollo de una lanzadera digital, que formó a los participantes en digitalización de economía de empresas, en especial marketing digital y redes sociales, y que estaba muy dirigida al sector tecnológico.

Las tres últimas finalizaron el pasado mes de marzo de una forma un tanto abrupta por la declaración del Estado de Alarma por la crisis del coronavirus. Los participantes, 38 mujeres y dieciocho hombres, con edades comprendidas entre los veintiún y los sesenta años, coinciden en destacar su eficacia para reactivar su búsqueda de trabajo, mejorar su empleabilidad y conseguir su inserción laboral. «Tengo mucha ilusión porque ahora lo veo como una oportunidad el salir al mercado laboral», apunta Ana Gutiérrez, tras finalizar la Lanzadera senior. Esta desempleada del sector comercial no lo vivió así cuando tras más 20 años en su empresa se vio afectada por un ERE. «Fue muy duro», asegura. Pero tras los meses de trabajo en el grupo de la lanzadera reitera que ha sido un regalo, y que ha aprendido que su edad no es un handicap. «Tengo mucho que ofrecer a las empresas y he aprendido que hay que presentarlo de otra forma porque esta crisis va a cambiar todo», explica.

Los grupos son heterogéneos, con diversos perfiles formativos y diferentes grados de experiencia profesional. La filosofía es que entre sus integrantes no exista «competencia a la hora de buscar trabajo», sino que compartan conocimientos y experiencias, y apuestan por una cultura colaborativa para impulsar su acceso al mercado laboral «Se crea un equipo de personas para que averigüen qué buscan las empresas y cómo poder ofrecer algo distinto para poder destacar», explica José Antonio Méndez, técnico de la lanzadera desarrollada en la Casa Cuna. 

 

NO SON UN CURSO DE BÚSQUEDA DE EMPLEO

Este sistema no funciona como un curso de búsqueda de empleo. La metodología aplicada es que los participantes realizan diversas actividades para optimizar su búsqueda de trabajo: talleres de autoconocimiento e inteligencia emocional para aprender a hacer un plan de búsqueda de trabajo y enfocar su objetivo; modernización de currículos y simulaciones de entrevistas de trabajo. Además, aprenden nuevas técnicas de comunicación, marketing y marca personal; elaboran un mapa de empleabilidad, realizan visitas a empresas y organizan encuentros con reclutadores y expertos para lograr su inserción laboral. «Se tocan temas y asuntos que sirven para encarar tu carrera profesional, pero también te das cuentas de que puedes abrirte a nuevos campos», explica Beatriz Muñoz, otra de las participantes. De hecho, Muñoz detalla que esta experiencia la ha activado. «Le he puesto muchas ganas y estoy entusiasmada. Eso sí, hay que ir con espíritu abierto, dejarse enseñar y cambiar la mirada. Me siento otra persona», concluye.

Una punto de vista que comparte otro de sus compañeros, Francisco Martín. Este ingeniero se quedó en el paro tras 20 años en una multinacional. «Te cambia la actitud. Hace la labor de que busques tu equilibrio, tus valores y sepas venderte a ti mismo», detalla. Y los tres, como una sola voz, coinciden en recomendar esta experiencia.

«Este programa contribuye a generar seguridad», explica el técnico. Y detalla que hay un continuo entrenamiento de competencias transversales «muy demandadas hoy en día por el mercado laboral (trabajo en equipo, autoconocimiento, adaptación al cambio, flexibilidad o competencias digitales, entre otras)». También resalta que para llegar a la profesionalización específica «hay que actualizarse», algo que consigue esta iniciativa.