Pingüinos: Las motos como coartada para la camaradería

D.V.
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La 42 edición de la concentración motera invernal espera un año más batir el récord de inscritos

La 42 edición de la concentración motera invernal Pingüinos ha congregado un año más en su "nido" de Valladolid a miles de incondicionales de las dos ruedas, aunque algunos reconocen que solo buscan camaradería y amistad, una moto es solo la coartada y el subterfugio para repetir cada año. Una vez aquí, solo hay que dejarse llevar por el buen rollo.

Nada más entrar en la campa se respira compañerismo. Esta reunión motera, la más importante de Europa en invierno, es una excusa perfecta para compartir la pasión por las motocicletas y eso que el frío de este viernes ha "acercado" meteorológicamente Pucela a Laponia. Mejor, el frío no importa en Pingüinos. Nunca importó.

A Valladolid vienen moteros de muchas partes de España y de Europa, algunos cambian el traje de la oficina por el olor a leña de estos días. Las ganas de juerga se asoman entre las tiendas de campaña y las carpas, que ya forman parte del paisaje.

Dos moteros calientan su motocicleta durante el primer amanecer de la concentración motorista invernal internacional Pingüinos, que se celebra este fin de semana en Valladolid. Dos moteros calientan su motocicleta durante el primer amanecer de la concentración motorista invernal internacional Pingüinos, que se celebra este fin de semana en Valladolid. - Foto: EFE / Nacho Gallego

Experiencia en esto no les falta a un grupo de amigos de Alicante. De entre todos ellos, Manuel, alias 'Lolo', ha cambiado el sol de las playas, ahora vacías, de Torrevieja y Orihuela Costa, por el gélido clima vallisoletano, pero dice que esto es una costumbre y ya en Navidad empieza a llamarle "la voz" de Pingüinos. Es más, reconoce que el único año que no pudo venir tenía un "mono tremendo", según recoge Efe.

Algunos piensan que hay que meter kilómetros y vivencias al zurrón, pero otros vienen de muy cerca, concretamente desde el barrio de Parquesol, la zona más alta de la ciudad, desde donde ahora se puede bajar en ascensores pero "la moto es la moto", dice Miguel.

"La verdad es que la tengo muerta de risa en el garaje casi todo el año y es ahora cuando de verdad me acuerdo de ella y la amortizo", afirma.

Mientras los moteros van haciendo acopio de leña de cara a un fin de semana en el que "amenazan" temperaturas de 3 bajo cero, aparece otro "lugareño (Antonio), un futbolero incondicional del Real Valladolid que afirma no tener frío.

"Aquí te vas moviendo, es peor estar dos horas sentado en Zorrilla a las diez de la noche e igual para ver perder al Pucela", asegura y... no le falta razón. No hay nada que discutir con Antonio si sale a relucir el "estadio de la pulmonía". Nada.

Mientras suena el 'Bienvenidos' de Miguel Ríos en la carpa musical, otro Antonio, el que reparte los caldos en una de las casetas, dice a voz en grito a todo el que pasa: "Un caldito pingüinero y un poquito de amor, lo mejor para combatir el frío". No rima, ni siquiera un poco, pero le da igual. No deja de repartir caldos con su gorro azul y su buen humor, que no parece impostado sino permanente.

Ciudad Pingüinos

El frío por aquí no espanta a nadie, y conste que hoy es día para ello, pero Pingüinos amenaza un año más con batir el récord de inscritos y así lo cree el responsable de la concentración, José Manuel Navas, a quien oírle hablar ahora de "Ciudad Pingüinos" asombra y enternece.

Esta concentración ha tenido más de un jefe a lo largo de sus 42 ediciones, pero el contraste de cómo empezaron en Herrera de Duero, con lo puesto, y el hecho de contar ahora con "todos los servicios, para que nadie puede echar nada en falta", como dice Navas, es algo así como comparar la España en blanco y negro con la digital.

Y, en este contexto, Navas no se corta, dice que "el objetivo de Pingüinos es poder convertirse en Fiesta de Interés Turístico Internacional, aunque primero ha de obtener la calificación nacional.

Es curiosa la pretensión "supranacional" y universal de Pingüinos porque precisamente esta concentración invernal y la Seminci era de lo más internacional que tenía Valladolid cuando todo esto empezó, allá por mediados de los años 80.

Es tanta la diferencia con aquello, incluso cuando la sede era Tordesillas y el área de Valdegalindo (en los 90), que ver ahora "Ciudad Pingüinos" parece un espejismo. En este caso... cualquier tiempo pasado fue peor.

Viene faltando una sala de prensa o similar, pero Navas tiene soluciones para todo: "Mira a ver si en la caseta de la organización te dejan escribir". Pues no, no hay sitio. Los que quieren inscribirse son muchos y tienen prioridad.

Avanza la mañana y de fondo ya suena Fito Cabrales y esa parte en la que canta. "Será más divertido cuando no me toque perder". Aquí no pierde nadie, en Pingüinos siempre se gana... amigos y buen rollito. Así será hasta que el domingo acabe esta magia, que ya dura 42 años.