Nuestra ciudad posee una indudable riqueza monumental, artística y de espacios urbanos con gran encanto: el mero recorrido por la Academia de Caballería, el Campo Grande, la iglesia de Santa María de la Antigua, la Catedral, la Plaza Mayor, el Palacio de Santa Cruz, el Pasaje Gutiérrez o las iglesias de San Benito y San Pablo, entre otros lugares de interés, unido a la visita a nuestros valiosos museos (como el Museo Nacional de Escultura o el Patio Herreriano, por citar algunos), no deja impasible en modo alguno. A la experiencia del visitante se suma nuestra igualmente espléndida gastronomía, y todo ello sorprende y anima a volver y a «recomendarnos». Sin embargo, si tuviéramos que elegir un bien o elemento de nuestra ciudad que permite reconocerla o identificarla a los que no la han visitado o no la conocen aún, ¿cuál podría ser? Formulada la cuestión una respuesta bastante mayoritaria con la que me encontré fue: el río Pisuerga.
Sin querer usar aquí la conocida expresión 'aprovechando que el río Pisuerga pasa por Valladolid', utilizada -no solo por los vallisoletanos- generalmente para cambiar el tema que se está tratando, aunque no parezca oportuno hablar de nuestro río en este contexto quizás sí que lo sea. La ciudad de Valladolid, conocida por algunos como 'la capital del Pisuerga', hoy en día luce en torno a su río principal, el Pisuerga, y los puentes que le coronan: el Puente Mayor, Colgante, Isabel la Católica, del Poniente, de Adolfo Suárez, del Doctor Quemada, del Cabildo (2), Juan de Austria, de la Condesa Eylo y de Santa Teresa. Hay incluso una teoría (no sé si la cierta) sobre el origen del término 'Pucela' que lo señala como una evolución de un diminutivo de poza, 'pozuela', en alusión a la situación de Valladolid en un valle regado por los ríos Pisuerga y Esgueva y el Canal de Castilla. 'Pisuerga' es el apellido también de pueblos de nuestra provincia como Cabezón y Santovenia, de un buen número de empresas que aluden a su origen en su nombre de marca -estrategia que siguen muchas empresas familiares para mostrar su compromiso e identificación con el territorio- y de clubs e instalaciones deportivas como el polideportivo Pisuerga, sede actual del Real Valladolid de Baloncesto, donde se han disputado importantes competiciones nacionales y mundiales de distintas disciplinas como el campeonato mundial de gimnasia rítmica de 1985, entre otros ejemplos. 
Sin embargo, aunque el río Pisuerga nos pueda identificar, obviamente no es un bien exclusivo de Valladolid; aun así, sí que puede ser un bien diferenciador de nuestra marca ciudad. Probablemente nuestro río, 'el Pisuerga vallisoletano' como tal, no aparezca explícitamente señalizado en planos o en rutas turísticas; sí puede que encontremos una referencia a la Playa -sí, tenemos una playa fluvial- y al Parque de las Moreras, e incluso al apeadero de 'La Leyenda del Pisuerga'. En dicho barco, residentes y visitantes podemos disfrutar de un recorrido visual contemplando, entre otros muchos atractivos, emblemáticos edificios como la Cúpula del Milenio, el edificio Duque de Lerma (el más alto de nuestra ciudad) o el Museo de la Ciencia, por citar algunos. Pero además de lo anterior, la vida del río va más allá: son muchos los caminantes, corredores y ciclistas, solos o acompañados, de todas las edades que, día tras día, recorren la vereda del río desde las primeras horas de la mañana hasta que el sol se pone, y todo ello a escasos metros del asfalto de las calles. En algunas ocasiones los transeúntes al cruzarse comparten un saludo, práctica más común en el campo y la montaña, pero lo hacen aquí, en nuestra ciudad. Los hábitos saludables y la práctica deportiva están muy presentes en nuestro río y mientras los piragüistas disfrutan de su afición con sus canoas en el agua, los gimnasios o espacios activos al aire libre no cesan en su actividad. A esto hay que sumar la celebración de competiciones deportivas de voleibol y balonmano de playa o de carreras populares, entre otras, que inundan la zona con practicantes y público que disfrutan del evento en un entorno con encanto. En un plano lúdico, el rio también presenta una oferta de ocio/restauración y es protagonista en distintas celebraciones y festejos de la ciudad, como las recientemente finalizadas Ferias y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo.
Es pues el río espacio de disfrute y convivencia de todos y para todos de gran valor. Cuidémoslo y disfrutémoslo y, por qué no, hagamos esta invitación extensible a los visitantes de nuestra ciudad.