El triple homicida de La Rondilla se ahorca en la cárcel

A. G. Mozo
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Aaziz El-Yazid ha sido hallado muerto esta tarde en una celda de la prisión provincial. Estaba solo, debido a que era un preso habitual (había salido en libertad en abril), y ha utilizado unas sábanas a modo de soga para quitarse la vida

Triple crimen de La Rondilla. - Foto: EFE

Aaziz El-Yazid, el marroquí de 43 años acusado del triple crimen del pasado sábado en La Rondilla, ha sido hallado muerto esta tarde en su celda del Centro Penitenciario de Valladolid. El cadáver ha aparecido ahorcado y no ha podido ser reanimado.

Tal como ha podido confirmar El Día de Valladolid, el presunto asesino habría usado unas sábanas a modo de soga, atadas a la puerta, y se ha quitado la vida aprovechando que estaba solo. Las fuentes consultadas por este periódico detallan que la prisión provincial no le había aplicado ningún protocolo de prevención de suicidios ni el habitual acompañamiento de otro recluso para los denominados presos primarios, ya que no era su estreno entre rejas, toda vez que había estado interno hasta el pasado mes de abril.

El-Yazid había ingresado en la cárcel vallisoletana el martes al mediodía por orden del Juzgado de Instrucción 4. Estaba siendo investigado por delitos contra la vida (homicidio o asesinato), de incendio, daños, contra la salud pública y robo con violencia, puesto que, además de ser el principal sospechoso de las tres muertes, también habría abordado a dos parejas de ancianos, agrediéndoles para intentar entrar en su vivienda; se cree que con el doble objetivo de robar y esconderse.

Pese a su fallecimiento, la investigación continúa para tratar de confirmar que, tal y como apuntan todos los indicios, es el autor de la muerte de su mujer, su suegra y un tercer hombre, un septuagenario que fue su primera víctima y al primero que prendió fuego, un modus operandi que repitió minutos después en el piso de su esposa.

La investigación apunta a que, tras asesinar a este hombre de 72 años en un domicilio de la calle Marqués de Santillana, puso rumbo a la casa de la calle Linares en la que vivía con su pareja, una mujer española de 54 años que, al parecer, sufría malos tratos. Las fuentes consultadas por este periódico apuntan que, en aquel momento, la ahora fallecida, Eva María, no quiso declarar contra el marroquí en un proceso de violencia de género que acabó archivado.

El sábado, tras llevarse por delante al septuagenario, presuntamente, también habría atacado a su pareja con un arma blanca, poco antes de acabar con la vida de su suegra, de 78 años, y prender fuego a ese otro piso. En el caso de la madre de Eva María, la sospecha es que no estaba entre sus planes matarla, pero pudo sorprenderle tras asesinar a su mujer.

Con dos incendios casi consecutivos y tres cadáveres, la Policía iniciaba la búsqueda del presunto autor, un trabajo que daba sus frutos cinco horas después cuando, sobre las once de la noche, era arrestado tras intentar asaltar de manera consecutiva a los dos matrimonios de ancianos.

Después de casi 60 horas en Comisaría, negándose a declarar ante los agentes encargados del caso, era puesto a disposición judicial del Juzgado de Instrucción 4 a primera hora del martes, que sobre las tres de la tarde, ordenaba su ingreso en prisión sin fianza, sin que tampoco declarara. 30 horas más tarde se ahorcaba en su celda.

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