Inmaculada Matías cumple estos días siete años al frente de la Jefatura Provincial de Tráfico de Valladolid, aunque el último ha sido el más anómalo también para la seguridad vial: intensidad circulatoria nunca vista e histórica reducción de la accidentabilidad. Ahora llega la hora de volver a una normalidad que, por el momento, ya ha dejado en junio los mismos siniestros mortales que los cinco meses previos de 2021, con cierre perimetral. Será en una ‘operación verano’ que coincidirá con el quince aniversario del carné por puntos y todo ello, en una época de cambios, con una reforma en el ‘horno’, para intentar perseguir la infracción que más preocupa: el uso del móvil.

¿Se puede decir que el carné por puntos ha logrado el objetivo con el que nacía en 2006?

El permiso por puntos, sin duda, ha sido una de las herramientas más eficaces para contribuir a reducir la siniestralidad en nuestras carreteras y ciudades. Esta norma consiguió que todos los conductores pudieran interiorizar qué conductas eran las que comportaban mayor riesgo de tener un accidente. 

¿Por dónde cree que debe pasar el futuro del carné por puntos, en qué actitudes se debe hacer más ahínco?

Ahora mismo está en tramitación  la modificación de la ley del carné por puntos con el objetivo de revisar las infracciones que restan puntos, y actualizarlo a la situación actual, ya que cuando se aprobó el permiso por puntos, el 'whatsapp' y las redes sociales no tenían la importancia que tienen ahora. Nuestra idea es modificarlo para que siga siendo un instrumento que nos ayude a reducir la siniestralidad vial. Esta reforma busca compensar aspectos que aumentan la presión punitiva a los conductores   con medidas que intentará favorecer el cambio de comportamiento de conductores  y que recompensan a aquellos que sí se adaptan e interiorizan una conducta que minimiza los riesgos.

La velocidad ha sido la principal infracción en España, ¿eso se ha ido mitigando con la implantación de los radares fijos, el carné por puntos, la reducción de los límites en carreteras convencionales...?

Los excesos de  velocidad siguen siendo la principal infracción que se comete en nuestras carreteras. Debemos tener en cuenta que la velocidad tiene una influencia directa en la ocurrencia y severidad de los accidentes de tráfico, ya que con velocidades de conducción más altas, el número de siniestros y su gravedad aumentan de manera exponencial. Esta es una relación que ha sido mostrada a través de varios modelos, especialmente en el ‘Modelo Potencial’ de Nilsson, que dice que un aumento del 1% en la velocidad da como resultado aproximadamente un aumento del 2% de accidentes con víctimas, del 3% de accidentes graves y del 4% de accidentes mortales.

¿Cuántos accidentes se podrían evitar solo con respetar los límites de velocidad?

Llevar una velocidad adecuada podría evitar prácticamente una cuarta parte de los muertos en accidente de tráfico. 

Pero el principal caballo de batalla de la DGT son las distracciones al volante...

En efecto, uno de nuestros objetivos prioritarios es conseguir que no se utilice el teléfono móvil mientras se conduce. Hay que tener en cuenta que las distracciones al volante son el primer factor desencadenante de los accidentes mortales y que el uso del móvil mientras se conduce es un factor que multiplica por cuatro el riesgo de sufrir un accidente. 

Se llegó a hablar de prohibir que el móvil fuese operativo al volante, que hubiera un ‘modo avión’ para los conductores...

El teléfono móvil aporta seguridad y protección, especialmente ante unos momentos de urgencia o de necesidad y por eso llevarlo en el vehículo nos permite transmitir información rápida y precisa, así como demandar ayuda, en caso de avería, accidente o cualquier otro tipo de incidencia. Sin embargo, la utilización del móvil mientras se conduce, genera un elevado riesgo de distracción: después de estar un minuto y medio hablando por el móvil (incluso con manos libres) el conductor ya no percibe el 40% de las señales.

¿Y cómo se puede luchar contra los accidentes en vías sin desdoblar?

Los datos nos dicen que siete de cada diez accidentes mortales de España se producen en carreteras convencionales, por eso una de las primeras medidas que adoptamos y que entró en vigor a principios de 2019  fue la de reducir el límite de velocidad en todas las carreteras convencionales a 90 kilómetros por hora. No obstante, continuamos trabajando para lograr el objetivo  de reducir la accidentalidad en este tipo de vías.

Otro objetivo es la reducción de la siniestralidad de las motos...

Es un tema que nos preocupa, ya que es el único colectivo que año tras año ve aumentar su siniestralidad. Identificamos los tramos de mayor riesgo para este colectivo y vamos señalizándolos. Además, el borrador de reforma de la Ley de Tráfico eleva de tres a cuatro los puntos que se van a detraer por no llevar casco y queremos hacer obligatorio el uso de guantes. De los seis fallecidos que se registraron a lo largo del año 2020 en las carreteras de Valladolid, dos eran motoristas.