La actividad física y el deporte fueron declarados esenciales por el Congreso hace un par de años. En febrero de 2021, se reconocía el beneficio de ambos para la salud de las personas, «haciendo énfasis en su esencialidad desde el contexto de la pandemia sanitaria del covid-19». Esa pandemia se cruzó en el camino del mundo y afectó, en particular, a muchos sectores económicos. Uno de ellos, el de los centros deportivos, lleva desde entonces peleando por unas ayudas que, aseguran, siguen sin llegar. Ni desde el Gobierno que dictaminó, a través de una proposición no de ley, la esencial de la actividad física; ni desde la Junta, que obligó a cerrar sus instalaciones durante seis meses y a estar con restricciones durante mucho más tiempo; ni desde el Ayuntamiento de Valladolid, al que vienen reclamando la misma 'ayuda' que a otros sectores, como el del comercio, la hostelería o el de los hoteles.
«Tenemos principalmente tres reivindicaciones, una a cada administración. Al Ayuntamiento le pedimos los 'bonos salud', que tanto se han postergado y que esperemos estén ya este mes de febrero. Al Gobierno Regional, la receta médica desde la Atención Primaria. Y al Gobierno central, la reducción del IVA», resume Ángel Peña, presidente de Apedeva - Asociación Empresarios del Deporte sobre las peticiones por las que llevan meses luchando en los tres niveles.
La capital cuenta, según datos que maneja la propia Asociación, con unos setenta centros deportivos y alrededor de 80.000 metros cuadrados útiles. Destacan los tres más grandes, el Cdo Covaresa, con 27.000 m2 construidos y que supera los diez mil abonados (han llegado a tener 14.500) sobre una capacidad para unos quince mil; el Go Fit, con 14.500 metros cuadrados; y el Cdo El Palero, con 6.000, sin cifras globales de capacidad: «El aforo máximo, en un mismo momento son unas 500 personas». Luego habría otras 15 instalaciones que van de los 1.000 a los 2.000 metros cuadrados, tipo Fitnesspark (entre mil y mil quinientos), Xperience Arena (2.400) o Xperience Calderón (1.600) –los tres prefieren mantener en secreto las cifras de socios–; una decena de locales de crossfit, muy amplios en cuanto a espacio; más los gimnasios pequeños de barrio, de unos 300 o 400 metros cuadrados. A partir de ahí hay incontables centros de entrenamiento personal, estudios de pilates, boutiques concretas de una actividad específica, tipo yoga, que amplían ese listado hasta las setenta instalaciones en Valladolid.
El ratio ideal, tanto para centros deportivos como para clientes, es el de un usuario por metro cuadrado. De ahí, que la oferta ronde esas 80.000 plazas, aunque algunos gimnasios puedan superar la ratio (ya que en la media se mete también a esas grandes superficies de crossfit). «En los años buenos se conseguía y se superaba el socio por metro cuadrado. Ahora hay mucha competencia y hay muchos por venir», reconoce Peña sobre las aperturas de hasta tres centros, uno de la mano de Viding en la avenida Santander, en la antigua parcela de Lauki y que espera arrancar las obras en un mes; y otro de Enjoy Wellness, en el Seminario. Los otros dos, en Las Catalinas y en El Corte Inglés, son proyectos sin tan siquiera tener cerrado que acojan gimnasios.
Actualmente, y también según los datos de Apedeva, entre un 11 y un 15% de vallisoletanos se abona a un gimnasio privado: «Ahora podríamos hablar de que estamos en torno a los 50.000 usuarios de centros deportivos privados o de concesiones administrativas». Las cifras exactas, al mantener la mayoría en secreto, son aproximadas. Fuera de estas cifras globales y de los ratios están las piscinas y los pabellones polideportivos, con gimnasios y ofertas de diferentes clases.
Bonos salud. La Asociación de centros deportivos esperaba que este mes de febrero llegasen los conocidos como 'bonos salud' desde el Ayuntamiento. «Están comprometidos», asegura su presidente. Con ellos, los socios pagarían menos cuota en sus centros deportivos. Sería algo así como los 'Valladolid Comercio Próximo', el 2x1 en los hoteles o los bonos de descuento en hostelería, puestos en marcha en otros sectores desde el Ayuntamiento para ayudarles tras la pandemia de la covid. En ella, los centros deportivos estuvieron cerrados seis meses, más otro año y medio con restricciones. Ahora han visto, señalan, cómo se multiplicaba la factura energética de gas, en el mejor de los casos, por tres; y en la electricidad, por dos.