El ordenador de Diego P. de L. estaba ‘limpio’. Al menos, aparentemente. En una primera inspección del equipo del entrenador de fútbol acusado de pederastia, los agentes encargados del caso no hallaron ni una sola fotografía que pudiese resultar «comprometedora», por lo que será sometido ahora a lo que en el argot se denomina un ‘rastreo forense’, una operación consistente en la recuperación de todos los archivos borrados por el dueño del ordenador durante los últimos días.

El equipo informático, según pudo saber El Día de Valladolid, estaba «lleno» de fotos, incluso se encontraron «algunas» relativas a su actividad como entrenador y delegado de equipos de niños de fútbol y fútbol sala, pero no había ninguna con las que confirmar sus presuntas tendencias pedófilas. Un extremo, éste, que «sorprende» a los investigadores porque, «en un principio, no cuadraría con la forma de actuar de una persona capaz de remitir esa gran cantidad de mensajes, y del tipo que eran (muy explícitos y obscenos), a un niño de 14 años».

Además, los expertos de la UFAM (Unidad de Familia y Mujer) de la Brigada de Policía Judicial de Valladolid siguen pendientes del análisis del contenido del teléfono móvil desde el que habría enviado todos esos ‘whatsapp’ al menor que, a través de su madre, denunció a este argentino de 27 años, al que luego la Policía Nacional arrestó por un presunto delito de abusos sexuales, materializado en ese acoso a través del teléfono.
 

¿Más víctimas? Y mientras se analizan las pruebas obtenidas en el registro de la vivienda del barrio de La Rondilla de Diego P.L., los agentes de la UFAM continúan con la toma de declaración de un importante número de padres de niños que hayan podido entrar en contacto con el detenido.

El denunciante es un chico que fue jugador del Betis CF en la etapa en la que Diego P. de L. (que se encuentra en prisión desde el pasado miércoles) fue entrenador del club (hasta junio), pero es que el arrestado llevaba también dos años dentro del organigrama del Valladolid Fútbol Sala, era árbitro, iba comenzar sus prácticas en un colegio de la capital dentro de sus estudios de Educación Primaria (estaba matriculado desde 2012 en la UVa en la especialidad de Educación Física) y trabajaba de monitor en el comedor escolar del Sagrada Familia-Hijas de Jesús (Jesuitinas), un colegio situado en la avenida de Segovia.