Imelda Rodríguez

Punto cardinal

Imelda Rodríguez

Especialista en Educación, Comunicación Política y Liderazgo


El payaso que se muda a palacio

14/04/2023

Menudos malabares de los candidatos estamos viendo en esta precampaña electoral. Quizás muchos de ellos no hayan entendido nada. Y lo primero que tiene que hacer un candidato es comprender el tiempo político que le ha tocado vivir. Hace dos décadas las campañas electorales eran otra cosa. El político en cuestión estaba cobijado bajo la marca del partido, se hacía la foto para el cartel, incluso grababa un video en el que prometía el oro y el moro. Y ya estaba. Poco más. Pero nos encontramos en otro momento muy distinto. Las sociedades exigen más, aborrecen la anécdota y, por otro lado, las siglas no aseguran los resultados eternamente. Entonces, ¿qué es exactamente lo que quiere la ciudadanía? Pues se puede resumir en una única palabra: seguridad. Los ciudadanos votarán candidatos que muestren una capacidad sobresaliente para aumentar su círculo de bienestar y que generen esa química de atracción que solo produce la honestidad. No nos engañemos, aquí no están todos los políticos. Ojalá lo estuvieran. Con frecuencia, están a otras cosas, como por ejemplo protegiendo su sillón, no sea que terminen perdiéndolo. Están, pues eso, más preocupados por subsistir en el partido que por mejorar el día a día de los ciudadanos.  Así nos va. Y así les irá a ellos, antes o después.  Me sonrojan los candidatos que convierten su comunicación política en un circo. No hay naturalidad por ningún lado. Van de acá para allá, utilizando recursos manidos para lanzar el anzuelo y ver cuántos votantes pican. Hoy, para dar en el clavo, ya no vale cualquier cosa, así que deben concretar sus propuestas, evitando sobreactuar. ¿Cómo lo hacen los candidatos de su ciudad? Si tiene la impresión de que le están vendiendo un detergente (que -ya se sabe- lava más blanco que el de la competencia), mal síntoma. La comunicación electoral de vanguardia no es así. El marketing político no es lo mismo que la comunicación política. Comunicar eficazmente no es vender. Y en esta nueva era, el marketing por sí solo no funcionará. Pensar que la gente es tonta es un mal que abunda bastante en la actualidad. Y no solo en el ámbito político. Igual que creer que si un payaso se muda a un palacio se convierte automáticamente en rey. Eso no es así (ya lo dice el proverbio). Cuando un payaso se muda a un palacio, lo que ocurre es que ese palacio se convierte en un circo.  
Por eso, como con todo en la vida, hay que empezar por el principio. Y el principio es la honestidad. Una honestidad que queda reflejada en la forma en la que los candidatos realizan críticas sobre sus contrincantes, en cómo se ajustan a la verdad cuando explican a los ciudadanos el estado de la ciudad y en la calidad de las soluciones que proponen desde su experiencia demostrada. Aquí está la madre del cordero. Escuchar, colaborar y resolver son los ejes de la buena política municipal. En todos los lugares, sin excepción. No puede ser que los candidatos, en esta campaña, nos vuelvan a meter en su fango, en sus trampas, en sus inseguridades y en sus intereses. El éxito en política pasa por la autenticidad. ¿Y quién es auténtico? Pues quien posee mayor inteligencia práctica, visión, humanidad y destreza para hacer que las cosas ocurran. Y quien tiende la mano, incluso, a los que no piensan como él.  La clave está en tener las mejores ideas, no en destrozar las del contrario. Los votantes merecen esta honestidad. Y toda la esperanza posible. Porque solo así serán capaces de identificarse, de una vez por todas, con la clase política. Solo así votarán con pasión, con convicción y con ilusión. Este es el propósito de la política: la tranquilidad social. Y está a años luz de las actitudes de algunos candidatos -que no todos-. Mire a su alrededor y piense si los aspirantes a la alcaldía de su ciudad encajan en este modelo o en el de la crispación. Las campañas revelan de qué pasta está hecha la imagen política del candidato. Sin son reyes o payasos circenses. Yo dudo bastante de aquellos que solo hablan de sí mismos, irritan por vicio y se olvidan de los intereses reales de la gente, que es quien debe protagonizar una campaña electoral. Comunicación, bondad y acción, que lo de vender motos se ha quedado viejo. Todo esto y nada menos que esto. Y honestidad a raudales, que siempre termina siendo el caballo ganador. Porque ningún payaso, aunque se mude a un palacio, se convertirá en rey.  Que no se le olvide a nadie.

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