No hay partido sin incendio en épocas electorales, pero unos son más graves que otros. En el PP hay lucha por ocupar lugares de salida en las listas, como en todas partes, pero hay tanto que repartir en la nueva legislatura, en la que incrementarán el número de diputados y senadores, que la pelea no es tan a muerte como en la izquierda.

El día 9 acaba el plazo para la presentación de coaliciones, y Podemos aún no ha llegado a un acuerdo con Yolanda Díaz para integrarse en Sumar. La lucha de Irene Montero para ocupar el número 2 o 3 de la lista de Madrid es a muerte, pero Díaz no cede. O no ha cedido de momento. Le ofrece otra provincia, pero Montero no quiere. En este momento la posible coalición con Sumar parece impensable, pero es habitual que en las negociaciones nadie ceda hasta que está a punto de tocar la campana. ¿Habrá acuerdo, seguirá Montero y Belarra con escaño en el Congreso? No se sabe.

Han surgido problemas entre Podemos y los Comunes, y entre Podemos y Compromís, dos partidos integrados en Sumar. Se perciben los nervios en Podemos, donde saben además que ir a las elecciones en lista distinta a Sumar perjudica a las dos formaciones, con peores consecuencias para Podemos que para Yolanda Díaz,

En el PSOE comienzan las "confesiones", da la impresión de que dan a Pedro Sánchez por amortizado y salen a la luz informaciones que no tranquilizan a los socialistas. Ha trascendido que la marcha atrás de Fernández Vara, que había anunciado que dejaba la política y dos días después dijo que lucharía por seguir en la presidencia del gobierno extremeño, se debe a la llamada que le hizo Pedro Sánchez para pedirle que continuara. Si las cosas iban mal el 23 de julio, probablemente habría que convocar un congreso extraordinario, y Sánchez quería abordar esa situación con personas de confianza, y con peso en el partido, para preparar el futuro.

Además de esa conversación, lo que más ha trascendido es el estado de ánimo del presidente de gobierno, que al parecer es de pesimismo, aunque públicamente insiste en que el PSOE ganará. Como hace el boxeador tambaleante, con la ceja rota y el rostro ensangrentado, que dice que su contrincante que le va a machacar.

Se comprende su pesimismo. Las presiones de altos cargos, incluidos ministros, para integrarse en las listas son tan evidentes que el presidente de gobierno ha tenido que darse cuenta de que su entorno está en situación de "sálvese quien pueda".

A ver qué ocurre este sábado en el comité federal, que tiene que avalar su candidatura a la presidencia del gobierno. Las reuniones de los comités federales del PSOE suelen ser tranquilas, nadie levanta la voz al secretario general. Hasta que la levantan unos cuantos… y le expulsan del partido, como ocurrió en 2016.

No llegará el sábado la sangre al río, pero… habrá que estar atento.