Alfonso González Gaisán

No perder ripio

Alfonso González Gaisán


A cubierta

01/02/2023

Nuestra ciudad desde el aire, ya sea a vista de cualquier aplicación informática, drón, o disfrutando en un paseo en globo, se lo recomiendo. Es una impresión fantástica, que seguro le pide el cuerpo e incluso el alma repetir. Fantasía pura sentirse pájaro y contemplar la singularidad de Valladolid desde el aire. Vallaglobo le garantiza el capricho.
En la paz de ese vuelo, le asaltan a uno unas cuantas dudas:
Parece que nuestra ciudad piensa poco en ser contemplada desde el aire y eso que se ha convertido en un plató cinematográfico. El alzado superior o la fachada al cielo no existe, es otra fachada más al patio de manzana más inmenso, con más luz, más sol, no podemos seguir desaprovechándolo, y menos para convertirlo en un almacén de cachivaches sin orden ni concierto.
En una estructura urbana tan densa, tan abigarrada, parece necesaria la conquista del único espacio, si no ha sido colonizado por trasteros o seudo viviendas a veces. Es el ámbito con posibilidad de regeneración como espacio libre privado, donde quepan actividades de los moradores de sus edificios al margen de la hostilidad del tráfico de vehículos, bicicletas, monopatines, terrazas, tablones anunciantes y todo tipo de elementos que colonizan el ámbito público. 
A cambio, obtener un reducto la mayor parte de las veces con orientación al cielo, todos los puntos cardinales concentrados la luz, el viento y el sol, todo para nuestro disfrute. Podrían ustedes ser alguno de los malogrados vecinos pasto de los sucesivos llamados planes generales de ordenación urbana, que mantienen su pequeño edificio a la sombra de otros que aprovecharon su mejor plan. Solo se me ocurre luchar por equipararnos por el alero, por una vez en este país por el más alto, eso siempre es posible. También cabe en su argumento tapar la cochambre de medianera de sus vecinos, que presumen de mayor estatura, pero no se miran el envoltorio que todos vemos al pasear. En algún momento aparecerán edificabilidades residuales, o vaya usted a saber de su bautismo, que espero lo hagan cierto.
Ahora que la mayoría de nuestros tejados han cumplido su vida útil, o cuando no algunas goteras ponen en duda su sistema de cobertura, parece que es el momento, no valen excusas sobre que la cubierta plana no funciona, los áticos son extremos como nuestro clima o las terrazas siempre dan problemas. 
Las subvenciones en la mejora de la envolvente de su edificio para reducir la demanda energética propicia esta serie de intervenciones con una repercusión por vecino aceptable y, unida a la consecución de un edificio accesible, pues todavía mayor.
Para la ciudad es un momento clave en la recuperación de su aseo formal, su ornato. Para nosotros, los arquitectos y aparejadores, será nuestro mayor nicho de trabajo en la próxima década y todo un desafío en la esencia de la profesión y de su compromiso con la sociedad para ser capaces de regenerar el paisaje de una ciudad no muy afortunada con el movimiento moderno.
También creo que la administración debería entrar en un compromiso más audaz y seductor, con un capítulo legal más ágil y sencillo, aunque nuestro sagrado derecho a la propiedad a veces lo haga farragoso cuando no imposible. A ello debe sumarse la ardua e infatigable labor de los administradores de fincas, que deben ser la piedra angular de estas intervenciones, para conseguir la decisión y el ánimo de las comunidades de propietarios, así como la imprescindible claridad de sus temidas derramas.
Sería bueno convencer a nuestros vecinos de que, como dicen los gurús de la economía, la mejor inversión es en ladrillos, y además si ya son nuestros pues miel sobre hojuelas.
Conseguir la regeneración del parque edificatorio es la mejor inversión económica tanto a nivel particular como colectivo, y que a día de hoy presenta una línea de subvenciones y ventajas fiscales incomparables.
Creo que esta ciudad se merece otra oportunidad más de regeneración para recuperar su esplendor. Todos los que estamos implicados de una manera más notable debemos dar lo mejor de nuestro saber, y de nuestro compromiso profesional, en aras de 'todos a cubierta luce el SOL'.