Ana Belén Santos

Mejor Templado

Ana Belén Santos


Cada curso la misma historia

23/09/2023

Echo de menos ser esa madre todavía nerviosa por los primeros días de colegio, con esa ilusión de empezar de cero en un aula y en ese momento de ver cómo tu retoño comienza una nueva etapa en su recién estrenada vida, aunque también hay algo que me hace no querer volver a esos tiernos años del segundo ciclo de Educación Infantil. 
A estas alturas, los más pequeños de esa etapa ya habrán resuelto su periodo de adaptación y lo habrán hecho más mal que bien o más bien que mal porque no hay una fórmula mágica para que tu recién estrenado hijo entre al colegio eufórico, contento, con ganas, no hay... no hay..., y tampoco hay ninguna fórmula cuando sucede todo lo contrario.
Muchas veces pensamos que las cosas cambian a velocidad de vértigo, que lo que ocurre ahora es mucho mejor que lo de hace diez años o todo lo contrario, pero es que hay cosas que no cambian. Llevar a tu pequeño al cole por primera vez da vértigo, miedo, respeto y  necesidad de contarle al profesor absolutamente todo sobre tu niño, pero cuando te acercas a la realidad del aula, ves que hay otros tantos nenes como el tuyo y otros tantos padres y madres con la misma cara de circunstancias que tú, así que si no tienes eso que se llama «afán de protagonismo» será la primera vez que empieces a tragar saliva muy despacito porque el mundo infantil, colegial y social en general, se asoma desde esa puerta del aula a estrenar, para enseñarte todo lo que está por venir, lo bueno pero también lo malo.
A estas alturas del curso y apenas han pasado unos días, parece que todos los apuros se van solventando, todos menos uno, uno que se repite cada año, que no hay manera de arreglar, que nos tiene a las familias de cabeza durante el inicio de la etapa de Infantil, y es.... el pañal... Tu hijo o tu hija tiene que entrar en el cole controlando esfínteres, debe saber pedir ir al baño, ir, hacer su pipí y volver al aula.. y a no ser que se trate de un ser sobradamente preparado, muchos pequeños entran sin pañal a la etapa de Infantil  muy justitos, porque el pañal no se quita, se deja y cuando hay que forzar las situaciones, muchas veces sale mal.
Por eso hay «escapes» y aquí está el lío: los profesionales de la educación, los maestros, no tienen obligación, ni muchas veces tiempo, de cambiar a los niños (aunque hay colegios que sí se encargan del cambio, la mayoría son concertados y privados), las familias no pueden salir del trabajo a una hora sin determinar y correr al colegio..., y la Administración, que es quien tenía que poner solución al problema, contratando a auxiliares que se encargaran de este asunto, se lava las manos y las debe de tener muy limpias porque este problema lleva años repitiéndose. El caso es que hay muchos menores de tres o incluso de dos años que tienen que esperar, mojados o algo peor, a que llegue alguien al cole a cambiarles de ropa. 
El Procurador del común de Castilla y León recomendó hace ya unos años que se tomaran medidas porque este asunto iba en contra de la dignidad de los menores, reconocía que no era labor de los profesores pero pedía a la consejería de Educación que diera una solución, que pusiera un protocolo en marcha... Fue en el año 2018. El Procurador abrió una investigación tras recibir la queja de unos padres de un centro rural de la provincia de León. Recientemente ha pasado lo mismo en otra comunidad autónoma, en los dos casos sin resultado ni solución. 
Hace ya unos días, antes del inicio del curso, este asunto fue tendencia en una red social, enfrentando a familias, docentes e incluso pediatras. Estos últimos defienden que cada niño tiene su ritmo y que utilizar pañal con tres años no es problema en absoluto, sobre todo cuando los hay que comienzan el curso todavía más pequeños. Los docentes aseguran que no tienen la obligación de cambiar a los niños y efectivamente en ninguna norma se habla de ello. Además la mayoría explica que sería imposible porque un aula con más de veinte pequeños no te deja ni un minuto de respiro, y por último las familias que son las perjudicadas,  que son las que más quieren a ese recién estrenado escolar y que no saben cómo organizar esas escapadas del trabajo, esto unido a la poca capacidad de adaptación que tienen casi todos las empresas para asuntos como este, da como resultado un auténtico desquicie familiar y mientras el menor, ese casi bebé,  espera apoyado en una pared a que alguien llegue al cole y le venga a limpiar y a cambiar...
Los abuelos aquí, como siempre, juegan un papel imprescindible pero eso si hay suerte de tenerlos cerca. Todos los años, todos los cursos, el mismo problema y como tantos otros, se deja pasar... Los menores no se merecen ese trato, dignidad ahí no hay ni una pizca.