Jesús Quijano

UN MINUTO MIO

Jesús Quijano

Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Valladolid


Los problemas de la maternidad

26/02/2024

Un reciente estudio del Instituto Nacional de Estadística sobre la maternidad en España, que se ha conocido hace unos días, ofrece datos verdaderamente significativos sobre la realidad de la evolución demográfica en España. También preocupantes, si se tiene en cuenta que el primer dato a destacar que es el del crecimiento vegetativo, que pone en relación los fallecimientos y los nacimientos, ya tiene su impacto: baste decir que el saldo negativo en 2023 fue de 113.256 personas, cifra en que el número de fallecimientos superó al de nacimientos, y eso que, como así lo advierte el estudio, ese año los fallecimientos bajaron un 6% que el año anterior, sin duda porque los efectos de la pandemia ya se habían superado en su fase más mortífera.
De todo lo relacionado con la maternidad, el dato más destacable es, sin duda, el del continuo retraso en la decisión de procrear y, como consecuencia, el descenso de la natalidad. La edad media de la maternidad, que en los años 80 estaba en 28 años, está ahora en 33, y son cada vez más las madres con edad superior a los 40 años. En 2023 fueron ya un 10,7% del total, lo que supone que una de cada diez gestantes supera esa edad. Al comienzo del siglo era poco más del 1% y ahora es casi el 11%.
Obviamente, el retraso acelerado de la maternidad está en relación con el descenso de la natalidad: baste señalar que la tasa de fecundidad media era de casi 3 hijos por mujer en los años 70 del pasado siglo y ahora, 50 años después, escasamente supera el 1.
Las causas del fenómeno son claras y están bien identificadas. La emancipación tardía (el abandono del hogar se sitúa como media en más de 29 años), en la que estamos en los últimos lugares en la comparación con los demás países europeos; la precariedad laboral, teniendo en cuenta los factores de paro juvenil, temporalidad y salario; la dificultad en el acceso a la vivienda, por la oferta y por el precio; la decidida opción por priorizar la estabilidad laboral antes que la tenencia de hijos; la insuficiencia de las políticas de conciliación y las dificultades para la crianza.
De momento, la inmigración va compensando las cifras globales. Pero hay que pensar seriamente en soluciones propias de futuro. Y es cada vez más urgente.