Javier Santamarina

LA LÍNEA GRIS

Javier Santamarina


Guerra y paz

09/06/2023

No tiene mérito afirmar que sobre las guerras, se sabe cómo empiezan pero no cómo acaban. Esta simple norma de prudencia rara vez se cumple y los gobernantes deberían meditar más tiempo sobre ello. Es obvio que Rusia pensaba que Ucrania caería en una semana; incluso los europeos pragmáticos deseaban dicho escenario.

Europa ha sido el líder en estrategia ante la pluralidad de ejércitos en un territorio pequeño. Cierto es, que el poderoso suele despreciar la disciplina; véase, Estados Unidos, Rusia o China. Tras el siglo XX Europa se ha quedado sin ganas y sin soldados, porque el nacionalismo ha perdido glamour, salvo el localista de boina.

El continente condena moralmente la guerra pero confunde esa repulsa con la pasividad para evitar su llegada. No se gasta en defensa para provocar una guerra, sino para garantizar una soberanía e intimidar a los enemigos; los cuales existen y no tienen por qué ser diabólicos o dementes.

Nuestra política energética y de defensa ha confundido a Rusia, porque pensaba que dejaríamos sola a Ucrania. Si hubiesen tomado Kiev en esa semana, no me atrevería a dar una respuesta. Tampoco comprendieron, (los rusos digo), que Estados Unidos podría ayudar al invadido como mensaje a China. Los vecinos de Ucrania dan la sensación que lo tienen claro.

Al analizar las posibles consecuencias de tus actos no impides su llegada, pero limitas el daño que te pueda ocasionar. En demasiadas ocasiones, no son futuribles sino certezas preparadas para surgir. Occidente está aplicando una política gradual de ayuda militar, lo cual generará más muertos en ambos bandos y reducirá la flexibilidad de Rusia. No es conveniente dar tiempo al oponente para que planifique alternativas.

El mundo libre tiene que demostrar con gestos claros que está comprometido a proteger a Ucrania a toda costa y así permitir una retirada digna a Rusia; puede que incluso Wladimir salvase el puesto. Un gradualismo militar va a impedir una salida pactada al aumentar el daño.

Cuando haya acabado el conflicto, Occidente debe reflexionar sobre su actuación. La política de defensa, industrial, energética, alimentaria y de seguridad son vergonzosas. Hay que ser muy ingenuo si se piensa que al potenciar el coche eléctrico, caro y poco práctico, los países productores de petróleo no se van a desestabilizar ante la pérdida de ingresos.

Y por último, si China invadiese Taiwán me gustaría saber cuáles son las opciones reales que tenemos. Las intenciones en la vida adulta son irrelevantes.