Medianoche del 15 al 16 de abril de 2020. David sale de su domicilio de manera precipitada. Se pone algo de ropa sobre el pijama y baja a la calle. El confinamiento que vivía el país en aquellos días hace que las calles de Laguna de Duero, estén desiertas a esas horas. David baja preso de los nervios y pese a la insistencia de su madre que se va tras él, pero que le pierde pronto de vista en el «laberinto» de Torrelago. Lorena ya nunca volverá a ver vivo a su hijo, a su niño, como ella se refiere a él todavía. Con la voz firme, pero con el corazón roto. No se explica qué pudo pasar, qué llevó al homicida (u homicidas) a acometer con tal violencia a su David. Hubo pelea –la autopsia desveló heridas defensivas–, pero este joven de 18 años recibió tres ataques mortales: una pedrada en la parte superior de la cara y dos cuchilladas en la zona torácica.
Las tres eran lesiones mortales. Ni la piedra ni el cuchillo apareció nunca. Tampoco los autores, ni tan siquiera un sospechoso, un testigo, una grabación que pudiera poner a la Guardia Civil sobre una pista certera. La investigación, dicen, es «muy compleja». También aseguran que «jamás se ha abandonado».
Lorena, la madre de David, no duda, pero necesita resultados, que se detenga a los asesinos de su hijo mayor. Que el caso no se olvide, que se averigüe por qué le mataron y dejaron su cadáver tirado en un parque. No muy lejos de su casa.
Hallan muerto a un joven en un parque de Laguna de Duero - Foto: IcalAllí reunirá a su familia, vecinos y amigos el sábado 16 de abril, en el segundo aniversario del crimen, para «reclamar justicia, para que no se olvide el caso de mi hijo, para que les cojan cuanto antes». «Hay que hacer justicia por David», asevera.
«En la Guardia Civil siempre nos dicen que están en ello, que no me pueden contar los avances porque está bajo secreto de sumario, que no lo van a dejar... pero que no nos pueden decir mucho más», lamenta la madre del joven de 18 años, que defiende que «aquí hay gente que sabe más de lo que dice».
«Hay cosas que me cuentan algunos amigos que no me las creo mucho. Tengo la sensación de que saben algo, de que no están diciendo la verdad»
Y ella misma no se ha podido contener en alguna ocasión y ha preguntado en el entorno de David en busca de las respuestas que no encuentra la investigación. «Lo he hecho, pero sin meterme mucho para intentar no perjudicar y meter en algún problema a mis otros dos hijos». «He hablado con gente, con amigos y conocidos, preguntando por si David debía algo, por aquello del ajuste de cuentas que se decía al principio... pero siempre me han dado la misma respuesta, que ellos no sabían que anduviera en ningún lío, que tuviera deudas ni nada así, que nunca había tenido problemas con nadie y que les había pillado tan de sorpresa como a mí».
EL SILENCIO DEL MIEDO
Pero la duda sobrevuela su cabeza cuando recuerda algunas conversaciones que ha tenido en estos dos años: «Hay cosas que cuentan algunos que no me las creo mucho. Tengo la sensación de que saben algo, de que no están diciendo la verdad; y no digo que ellos estén implicados, por supuesto, pero quizá sí saben algo y que no lo dicen por miedo o por no meterse en un lío», confiesa Lorena a El Día de Valladolid.
Ella busca sus porqués, pero no los encuentra por más vueltas que le da. A diario, como un bumerán que va y viene a su mente desde aquel fatídico 16 de abril de 2020 en que David salió de casa de forma precipitada y ya no volvió nunca: «La de veces que he intentado cuadrar todo en mi mente... todos los días lo pienso y lo único que me encaja es que le hayan liado para bajar a la calle de alguna forma, porque David era un niño muy bueno, y al llegar allí se han puesto a discutir y se les ha ido de las manos». Es lo único que le cuadra en ese «puzle» que dice tener en la cabeza «dando vueltas cada día». Una discusión banal que se fue de las manos, un terrible error que se llevó a su hijo mayor con solo 18 años.
La Guardia Civil investiga la muerte de un joven de 15 años en Laguna. - Foto: W. Dos Santos«David era un niño hiperactivo pero nada muy exagerado y esos días estaba algo nervioso. Estaba hablando mucho con mi madre, con mi hermano... en ese punto en el que empiezas a hacerte mayor, que te das cuenta que los amigos no son tan importantes como crees y que descubres que la familia es la que siempre va a estar ahí. Todos volvíamos a tener esa relación de estar mucho más unidos», explica Lorena, quien recuerda con total precisión lo ocurrido aquel día: «Me dijo que se tenía que bajar a la calle y yo le dije que se metiera en la cama y que se tranquilizaría. Él se bajó (con el pijama bajo la ropa) y yo fui detrás de él, pero no vi por donde se metió en laberinto que es Torrelago. Le llamé, le escribí por Whatsapp y nada... fui a casa, no me dormía y volví a bajar, estuve cerca de donde ocurrió todo... al otro lado del paso de cebra, pero estaba oscuro y no vi nada. Y Volví a casa, volví a bajar, le llamé varias veces, salí nuevamente a las siete de la mañana, porque, yo estaba intranquila, aunque pensaba que se podía haber ido a dormir a casa de algún amigo».
«La de veces que he intentado cuadrar todo en mi mente... Solo me encaja que le hayan liado para bajar, se han puesto a discutir y se les ha ido de las manos»
Lorena lo cuenta como si todo hubiera pasado ayer, en lugar de hace dos años. Son horas que una madre no olvida. Recuerda que por la mañana se fue a hacer unas compras para el cumpleaños de su hija Carol, hasta que llegó la noticia de la aparición del cadáver de un joven en Laguna: «Me lo mandó mi hija por Whatsapp y supe enseguida que era David. Salí corriendo, llamé a la Guardia Civil y me dijeron que era un menor, pero yo tenía claro que era mi niño. Yempezó todo».
El final de su vida y los suyos tal y como la conocían.
El comienzo de una batalla por hacer justicia, por presionar a los investigadores para que den con los culpables, para que les sienten ante un juez y reciban una condena.
Para que expliquen qué pasó. «Me ronda la cabeza el porqué. ¿El quién? Pues no tanto, porque está claro que el que haya sido no es una buena persona, pero me preocupa más el porqué... Porque aquí se han dicho tantas cosas, aquello del ajuste de cuentas y todo lo que se ha comentado...».
«Qué les vas a pedir ahora, tras dos años, ¿que se entreguen? Pasado tanto tiempo no se van a entregar; o se te escapa algo un día o metes la pata»
Ni se plantea que los autores puedan confesar y entregarse tras dos años de silencio y asume que la resolución de este caso es cosa de la Guardia Civil. «Qué les vas a pedir a los culpables, tras dos años, ¿que se entreguen? Pasado tanto tiempo no se van a entregar, que si tras dos años no has hablado, o se te escapa algo un día o metes la pata... O la única forma es la investigación, que den con alguna prueba que les lleve a los autores. Yo sería incapaz de vivir con algo así».