Ante la significativa reducción en el uso de fertilizantes químicos que propone Bruselas, una las principales alternativas está en los productos bioestimulantes. En este contexto nace el Grupo Operativo AlgaVid. El equipo trabajará durante dos años para demostrar la viabilidad de los bioproductos elaborados a partir de microalgas en la producción vitivinícola de Andalucía, Aragón y Castilla-La Mancha.
Las microalgas juegan un papel muy importante en la fertilidad y en la recuperación del suelo. De hecho, son capaces de fijar entre 1,5 y 2 kilos de CO2 por kilogramo de biomasa producida. Estas, al ser utilizadas en la actividad agrícola, se quedarán retenidas en el suelo, que es el mayor sumidero de dióxido de carbono de la planta. De este modo, la agricultura podría alcanzar una cuota de CO2 negativa, es decir, consumir más carbono que el que produce.