La sinfonía del éxito

Óscar Fraile
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Los músicos vallisoletanos Roberto González-Monjas y Roxana Wisniewska logran sendos puestos como director de la Orquesta del Mozarteum de Salzburgo y como violinista en la Filarmónica de Berlín, respectivamente

La sinfonía del éxito

A Roxana Wisniewska le pusieron un violín encima del hombro cuando tenía cinco años y desde entonces no lo ha soltado. «Es mi pasión, mi vida», reconoce. Ni siquiera lo soltó cuando sus amigos disfrutaban de los fines de semana jugando en la calle mientras ella estaba encerrada. Practicando sin parar. Su familia sabía bien que en esta disciplina la constancia es una de las bases del éxito. Y lo sabe porque Roxana, vallisoletana de origen polaco, es la cuarta generación de una familia de violinistas. Con esos atencedentes, y teniendo a los profesores en casa, hubiera sido un milagro que no se dedicara a ello. «El ser músico es vocacional, algo que tiene que salir dentro de ti y, aunque es un sacrificio, lo haces con gusto y placer», asevera.
A sus 28 años, lleva ya tiempo recogiendo los frutos de una vida entregada a la música. El último, conseguir una plaza en la prestigiosa Filarmónica de Berlín. «Desde el primer ensayo me di cuenta de que esta orquesta era un sueño, es un gran honor y orgullo formar parte de una agrupación tan exclusiva...no puedo imaginar mejor sitio», señala.

La Orquesta Filarmónica de Berlín es una de las más importantes del mundo y formar parte de sus músicos no es nada sencillo. Roxana lo ha conseguido gracias al idilio que mantiene con el violín. «Es un experimento con una expresividad natual, muy cercana a la voz humana, y quizá es lo que más me atrae de él, porque te ofrece un abanico de sonoridades con grandes opciones en cuanto a matices y colores», finaliza.

Otro músico que está de enhorabuena es Roberto González-Monjas, que será director titular de la Orquesta del Mozarteum de Salzburgo desde la temporada 2024-2025. «Es un honor extraordinario y una responsabilidad enorme», reconoce. Esta orquesta fue fundada en 1841 por la viuda de Mozart y sus dos hijos para preservar el legado del músico. Y esa es , nada menos, la tarea que asumirá González-Monjas. «Es una de esas figuras que han cambiado la historia del arte y merecen ese cuidado», añade.

La violinista Roxana Wisniewska.La violinista Roxana Wisniewska. - Foto: Peter Adamik

El vallisoletano recibió gran parte de su formación en violín y en música en general en la ciudad austriaca, después de desplazarse allí de la mano de un profesor que tenía en Madrid, tras pasar por Valladolid y Salamanca. «La pasión por la música siempre estuvo ahí, tengo la suerte de tener dos padres maravillosos con un gran amor por la cultura», asegura. De hecho, sus primeras notas las escuchó en el vientre de su madre, cuando sus progenitores ponían música al proyecto de bebé. «No me puedo imaginar mi existencia sin la música, lo bueno es poder haberla podido canalizar de una manera sana», señala. Y en eso tienen mucho que ver sus padres, que fueron exigentes, pero sin llegar a forzar hasta el extremo.

La figura de Mozart ha sido muy importante en la carrera musical de González-Monjas. «Es uno de esos artistas que trascienden épocas, criterios, lenguajes y fronteras». Según él, es un «catalizador importantísimo de pasado, presente y futuro» y una persona «que bebe de muchas fuentes y es capaz de transformarlas para crear un lenguaje universal, que llega a todo el mundo».

El músico vallisoletano Roberto González-Monjas.
El músico vallisoletano Roberto González-Monjas. - Foto: Marco Borggreve

El artista vallisoletano también está implicado en proyecto sociales como Iberacademy, del que es director artístico. Su objetivo es ·crear un modelo eficiente y sostenible de educación musical en América Latina, enfocándose en segmentos vulnerables de la población y apoyando a jóvenes músicos de gran talento». González-Mojas opina que en la «música enseña una serie de valores que, incluso si no se termina siendo músico, inciden en convertirse en una mejor persona».