Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


La economía no dinamiza la campaña

28/06/2023

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo ha comenzado a desgranar, en Barcelona, el programa económico con el que su formación se presenta a las elecciones del 23-J, y lo que se ha conocido ha sabido a poco y tampoco ha adquirido tanta relevancia como para cambiar el rumbo de la campaña electoral que sigue dominada por las relaciones entre el PP y Vox, y el intento de lograr la simbiosis que conjugue derechos con el deseo de alcanzar el poder.

Para las clases medias, Feijóo ya ha concretado el caramelo fiscal, rebaja del IRPF parta rentas inferiores a 40.000 euros, sin apuntar cuál será la deflactación  que aplicará, un método que suele beneficiar más a quien más gana, aunque siguiendo su discurso sobre la losa del déficit y la deuda pública, habrá que esperar a ver que dice la Unión Europea sobre el cumplimiento del plan de estabilidad para acometer esas deducciones.  

La siguiente pata de su oferta es que la población activa alcance los 22 millones de personas trabajando al final de la legislatura, un incremento moderado en relación con las cifras logradas por el Gobierno de Pedro Sánchez que ha tenido que lidiar con todos los acontecimientos que han marcado la legislatura. Feijóo ya no habla de derogar la reforma laboral que pactaron sindicatos y patronales aunque tendrá que lidiar con el incremento de parados de los fijos discontinuos si mantiene que su inclusión como trabajadores activos bordea el fraude. También es moderado el deseo de que España se encuentre entre las tres economías europeas que más florecientes, cuando ahora lo hace por encima del cuatro por ciento y que ha logrado que el PIB nacional alcance el nivel previo a la pandemia. Tampoco se le escucha a Feijóo decir ya que la economía española está estancada como ha mantenido hasta anteayer, aunque si tiene que variar sus objetivos cuando llegue al Gobierno siempre le quedará el recurso a "la herencia recibida"

Que Feijóo hable de garantizar la seguridad jurídica para las inversiones extranjeras, cuando hace poco se acaba de conocer que España ha vuelto a superar las expectativas en ese rubro y que la inversión se dirige en el mismo porcentaje a la industria y al sector servicio es señalar un problema donde no lo hay, y habrá que esperar a ver su manejo de los fondos europeos –ligados a algunas reformas que le gustaría deshacer-. Por el contrario, sí ha dejado clara cuál es su relación con uno de los sectores económicos más importantes, al conceder la prolongación de la vida útil de las centrales nucleares, cuyo cierre ya estaba acordado con las eléctricas, aunque tenga la coartada de que la UE considera la nuclear una energía limpia.  

Si la reivindicación de la gestión de la economía que realiza el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no parece que vaya a mover la voluntad de muchos votantes, la reacción que ha suscitado el programa económico de Feijóo apunta a que tampoco  ha logrado que este asunto vaya a suponer un punto de inflexión en la campaña electoral, en la que el PP todavía no ha salido del bucle de los pactos con Vox y del dilema entre principios y sillones, y porque sobre Feijóo pesa su silencio sobre el sobresueldo que recibe del PP y que se ha convertido en otro punto débil al que incomprensiblemente no ha dado respuesta, no por la cantidad que perciba, sino por el daño reputacional que soporta.