El intercambio de casa, otra forma de viajar por el mundo

D. Núñez
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Se trata de una filosofía de vida para la familia de María, que han ido ya a París y Londres y viajarán ahora a Marruecos.

La familia de María Varela ha viajado a un gran número de destinos intercambiando su casa.

¿Dejaría su casa a un extraño y se iría de vacaciones a la de éste? Para María Varela y su familia intercambiar su hogar por vacaciones es una filosofía de vida. Sus tres hijas han aprendido a compartir con esta experiencia. Sus juguetes estaban al alcance de otros niños que dormían en sus cuartos durante esos días de vacaciones y aprendieron a cuidar los peluches y puzles de otros pequeños cuando estaban en casa ajena. También han hecho amigos porque las familias se escriben durante el proceso. Se llaman para indicarse dónde está el aceite y cómo poner la lavadora, entre otras muchas conversaciones. 

Además, la familia se ha ahorrado mucho dinero en estancias durante todos estos años que llevan haciendo el intercambio de su vivienda a través de una web especializada en el tema. Por ello, asegura que no contemplan otra forma de ir de vacaciones. Es que ahora solo viajan así.

Varela explica que le han dejado y ha dejado su casa en 57 ocasiones. No siempre ha ido al hogar de la persona que ocupaba su vivienda, porque a través de esta web, les dan puntos y luego los puede acumular para hospedarse más adelante en una hogar para unas futuras vacaciones. Esta plataforma en la que están inscritos les da con los puntos una mayor flexibilidad. Esta opción les permite, por ejemplo, viajar en este julio a Marruecos y disfrutar en familia de este destino que no se hubieran podido permitir si tuvieran que pagar el alojamiento en un hotel. 

Pero es que Varela ha podido incluso viajar con los abuelos, tíos y sobrinos a una casa con plaza para todos ellos a través de los intercambios de viviendas. 

¿Y qué llevó a esta vallisoletana a interesarse por este tema? Conocieron esta práctica a través de una publicidad que vieron en internet. Lo primero que pensaron es que sería un timo. Aunque leyeron más sobre el tema y Varela y su marido finalmente se inscribieron en una web especializada. Estuvieron más de un año inscritos sin que nadie les escribiera para hacer ese intercambio. Hasta que llegó ese primer mensaje de una persona que les resultó encantadora y que les explicó cómo habían sido sus experiencias. Desde aquel día, hace unos cuatro o cinco años, solo viajan con el sistema de intercambio de casas.

Son familia numerosa y pagar un hotel se les va del presupuesto porque había que coger dos habitaciones. Los alquileres de viviendas en vacaciones también eran muy elevados y no se ajustaban a sus deseos. Y al final eso no era estar como en una casa. Las niñas de María se han divertido con los juguetes que había en los hogares que han intercambiado y tenían toda la libertad del mundo para salir y entrar y hacer comidas. 

primera vez. La primera vez que dejaron su casa a una familia la preocupación de Varela era si estaría su hogar a la altura de las expectativas de quien les visitaba. Si se sentirían a gusto. Ella intercambia su vivienda habitual y asegura que no es una casa museo, sino donde se vive. Por ello avisaba de habría juguetes por ahí por mucho que limpiara antes de marcharse. 

Pero con el paso de los intercambios, lo que ha acumulado son experiencias maravillosas. De hecho, tienen lazos de amistad con muchas familias con las que cambiaron sus hogares y si van a su lugar de residencia, aunque no se queden en su casa, se ven para comer. Es que se escriben muchos mensajes y se acaban dando los teléfonos y se forja esa amistad. "Es que son gente que están en la misma onda que estás tú de compartir como filosofía de vida. Es gente con la que nos entendemos muy bien". La primera casa en la que estuvieron fue en la Alsacia y fueron recibidos con gran amabilidad. 

Con el paso del tiempo, esta familia pucelana ha elaborado una guía de su casa y una de las hijas, la mayor, la ha mejorado haciendo que sea «casi interactiva». 

Y es que se presta todo lo que hay en el hogar y quien llega debe saber dónde está el armario con el papel higiénico y qué sartén usar para hacer un revuelto. La última vez que hicieron un intercambio fue con una familia de Sevilla que no trajo a Valladolid los abrigos y les indicó dónde estaban los de sus hijas para que no pasaran frío. 

La familia de Varela ha viajado a Londres, París y a zonas de Alemania. En unas semanas tienen uno de los viajes que creen serán de sus favoritos. Se marchan a Marruecos y les dejan una casa con piscina en una zona maravillosa. 

Pero también se han quedado en destinos que están cerca para aprovecharlos en puentes o fines de semana, como en Madrid o Salamanca. Además, les encanta el mar y han ido a Barcelona unas cuatro o cinco veces. Asimismo, han visitado Denia y Alicante, entre otros destinos nacionales.

"Esto funciona con confianza. La gente que se pone nerviosa no vive. Aquí hay que tener confianza. Aunque, a las malas, HomeExchange (plataforma de intercambio de casas) tiene un seguro que te reemplaza el dinero", añade. 

Varela recomienda esta experiencia, sobre todo, a las familias porque es una forma de compartir. Los niños aprenden muchos valores con este tipo de vivencias. Dejan sus cosas y aprenden a respetar las de otros. También se implican a la hora de hacer las recomendaciones de qué visitar y dónde comer. Insiste en que es una forma de vida muy interesante. 

Ve que la gente tiene mucho miedo porque cree que en Valladolid no salen intercambios, pero «sí que hay gente que quiere venir porque la ciudad y la provincia tienen mucho encanto».