A poco más de un mes para abandonar su despacho como secretario general de UPA en Castilla y León, Julio López lamenta la posición de dominio que la industria tiene sobre el agricultor a la hora de marcar el precio. Considera que se debe poner en valor la labor del sector, elogia la interlocución de Silvia Clemente e insiste en defender al agricultor profesional frente al del sofá.
Deja la primera línea de UPA después de 22 años, ¿el motivo?
Son muchos años. Cada uno tiene que saber cuando llega su hora. Ya en el congreso anterior me lo planteé, pero estábamos en pleno proceso de alianza con los compañeros de COAG y me parecía importante seguir al frente porque era un proyecto en el que habíamos puesto mucha ilusión todos. Hoy ese proyecto está consolidado y es el momento de echarse un lado para que pasen otros compañeros, volver a mi explotación agraria y dedicarle tiempo a mi familia.
Una explotación que no ha dejado en todo este tiempo... ¿Qué es más duro pegarse en los despachos o estar día a día subido al tractor?
Lo de estar subido al tractor ya no es tan duro, hay que ser sensato. La vida del agricultor no es como era antes y eso lo puedo decir yo que tengo 60 años. El sindicalismo agrario, si te lo tomas en serio acabas haciendo tuyos los problemas de tus afiliados y te llevas muchos disgustos. Tienes la obligación de llevarlos ante la administración y, en muchos casos, forzar una situación que llega, si no hay más remedio, a la confrontación y a las movilizaciones. Soy partidario de la negociación, porque es donde está el éxito. Cuando esa negociación no llega a buen puerto, lo considero un fracaso, aunque tienes que ir a la movilización, al pataleo, que es lo que te queda.
Los problemas a los que se enfrenta un agricultor son diferentes y vienen marcados por la poca capacidad que tenemos para influir en tener mejores precios y en avanzar en cuestiones que son importantes.
Esas manos atadas que tienen a la hora de influir en los precios, es el gran reto de futuro del sector...
Es uno de ellos. No todo se basa en el precio. Estamos en un mundo globalizado, en un mercado que es común no sólo en la Unión Europea, sino también a nivel mundial. Y eso nos crea serias dificultades, porque el precio está globalizado, pero no los costes de producción, ni las producciones. Yo tengo que vender el trigo al mismo precio que lo vende Alemania, Francia, o el resto de la Unión Europea, pero también respecto a las importaciones que se hacen de Rusia, Ucrania, Brasil. Esa es la competitividad que tenemos, pero nuestra producción por estar donde estamos, que eso es inevitable, es, en algunos casos, el 50 por ciento que tiene Europa central. Y eso nos hace menos competitivo en un mercado globalizado como el que hay ahora.
Así como en la modernización del campo se ha dado un salto evidente, da la sensación de que el sector ha avanzado poco en la búsqueda de otros canales a la hora de vender el producto...
Es verdad que tenemos un sector muy modernizado pero si quiero producir remolacha, tengo que regar y en otros países no se gasta agua. Ahí entramos en lo que estamos hablando, en costes de producción. Eso no quiere decir que la culpa la tenga solo el clima o la tierra... Sí que es verdad, y aquí entono el mea culpa, que no hemos sabido crear estructuras sólidas para tener un valor añadido. Pero no nos engañemos, no sólo con tener grandes cooperativas estaríamos mejor...
Las ayudas de la Unión Europea también son importantes, pero como los pagos compensatorios se están dando en función de la producción que tenías a nivel de comarca, resulta que el que más está produciendo por hectárea más ayuda tiene.
Si hablamos de Europa, hay que hacerlo de la nueva PAC. Un nuevo marco que chirría en Castilla y León.
Ha sido una reforma que va a beneficiar al gran propietario en contra de los agricultores y ganaderos profesionales, que es lo que tenemos en Castilla y León y, también de forma mayoritaria, en España. Cañete dijo que iba a aplicar una reforma y que le daba lo mismo el notario de la villa que el cabrero de la sierra y así es. Aquí han ganado los superactivos, que son el torero con ganado, el notario con tierras o la duquesa con dehesa... Y el agricultor profesional se está quedando sin tierras disponibles para dimensionar la explotación.
La reforma de la PAC no da facilidades para que los jóvenes tengan tierras disponibles. Van a cobrar más dinero que el resto por incorporarse, sí, pero hay que garantizar que tienen una explotación viable para que sigan después de los cinco años que le obligan para poder percibir la ayuda. Y de las mujeres, la reforma no se han acordado. Dos colectivos fundamentales para mantener población en el medio rural.
¿Enmienda la estrategia regional Agrohorizonte 2020 esas carencias?
Agrohorizonte 2020 ha servido para visualizar el potencial productivo que tiene el sector agrario y es importante trasladárselo a la sociedad. Pero también nos ha servido para ver debilidades. Y lo que no podemos hacer es taparlas y Agrohorizonte cometería un error si lo hace. Con el tema de la leche y la desaparición de las cuotas nos han dicho, por parte de quien nos gobierna, que vamos a tener la oportunidad de producir toda la leche que consumimos, que esto va a ser magnífico. Estábamos en contra de sus desaparición porque estaban protegiendo al ganadero. Y eso lo sabe la Consejería de Agricultura que ha reaccionado poniendo 14 millones del PDR para hacer un seguro de rentas y que entre cuando se produzcan pérdidas a partir del 30 por ciento. Lo hace porque sabe que se va a perder renta, cosa que no se ha hecho en la patata, donde se ha perdido el cien por cien.
Agrohorizonte es importante, pero hay que ir más allá. Hablan de la incorporación de jóvenes, pero dónde lo van a hacer. Sólo lo harán aquellos que se queden con la explotación del padre. Hoy no hay ningún joven que puede llegar y montar una explotación y funcionar. Se está incorporando una media de 500-600 jóvenes por año y esto significa que hay una entrada en el sector por cada cuatro que salen. Y eso no es un relevo generacional. Hemos apoyado un banco de tierras, pero ese banco no tiene tierras. Por eso podemos hablar de incorporar de jóvenes, pero yo lo que quiero es que se mantengan y tengan vocación de seguir.
Sirve de hoja de ruta para los próximos años y viene a constatar que el sector tiene futuro...
Yo estoy convencido de ello y es por lo que he luchado sindicalmente y por lo que voy a seguir luchando como agricultor. Pero hay dos cuestiones que se tenían que haber tenido en cuenta y al final no ha sido así. Y no es porque la Consejería y el presidente de la Junta no hayan apostado por ello. Si en la reforma de la PAC se hubiera hecho una definición de agricultor activo como se acordó en Castilla y León se hubiera conseguido una parte muy importante de ese futuro del medio rural y, además, se hubiera conseguido frenar la despoblación. Es muy fácil llevar una explotación ganadera viviendo en Valladolid, pero así no se fija población. Es muy fácil que sin ser ganadero o agricultor profesional tengas toda la legitimidad de llevar la explotación sin dedicarte a ello, ni cotizar a la seguridad social... Esa reforma se tenía que haber dirigido a los profesionales y no ha sido así. Me exigen ser competitivo y para serlo tendría que dimensionar mi explotación para reducir los gastos de producción y, sin embargo no podemos hacerlo. Aquí hay que hacer políticas agrarias que solventen los problemas que tiene esta Comunidad. Los agricultores y ganaderos no solo producimos alimento, mantenemos un territorio. Y si no se pone en valor la actividad del sector no hemos conseguido nada.
Pero entramos en una contradición. Por un lado pide dimesionar las explotaciones, pero por otro está diciendo que no hay tierras para la incorporación de jóvenes....
Ese es el quid de la cuestión. ¿Por qué no hay tierras disponibles? Porque hay gente con mucha edad que sigue con las tierras, porque hay mucha gente que no es agricultor profesional y sigue con las tierras... Por eso no se pueden incorporar jóvenes, porque no hay tierras disponibles. No quiero echar a nadie, pero no se puede ser activo para llevar la explotación e inactivo para cobrar la pensión. Si quiero ser competitivo, necesito tener tierras y una buena explotación. Quizá los que no las necesiten sea el notario, el médico, el de Michelin...
¿Y cómo se hace?
Muy sencillo. La reforma agraria ha sido la clave para dar una orientación al modelo de agricultura y ganadería de este país, porque Bruselas ha permitido a los estados miembros a aplicar la reforma de acuerdo a sus condiciones. La consejera Silvia Clemente ha sido muy valiente porque siendo del PP ha estado en contra de todos los consejeros de su partido, de esta ministra y del anterior, defendiendo lo que de verdad el interesaba a Castilla y León y eso lo puedo decir bien alto. Y, sin embargo, la ministra se lo ha cargado. Por qué tengo que competir con la Duquesa de Alba y sus herederos... Nosotros, desde UPA-COAG, defendemos un modelo social agrario no uno liberal y economicista como otros. Las explotaciones familiares, que somos en el 99,9 por ciento, estamos en el territorio y, además producir alimento, mantenemos territorio, como he dicho antes. Los agricultores y ganaderos fuera del medio rural somos un problema, porque incrementaremos el paro, pero si estamos dentro del medio rural seremos parte de la solución. No es de recibo, o a mí no me lo parece, que una explotación que corresponde a la Duquesa de Alba en Revilla de Barajas se lleve más ayudas que el pueblo entero, lleno de explotaciones familiares. ¿Ese es el modelo que queremos?
Ha hablado de las relaciones con la Consejería. En su trayectoria, ¿ha visto implicación por parte de la Junta con el campo?
En esta última etapa los problemas que ha tenido la consejera con la ministra actual y con el anterior, han sido por posicionarse al lado de los agricultores y ganaderos. Puedo citar un montón de broncas como la cofinanciación del PDR, donde llegó a intervenir el presidente Herrera; la reforma del ibérico, norma que está recurrida por la Junta. Si nos vamos a la reforma de la PAC pasa lo mismo con la definición de Agricultor activo y la ministra ha hecho caso omiso. Esas broncas con su propio partido son significativas de la defensa que ha hecho Clemente del campo de Castilla y León.
¿Dentro de las propias Opas existe esa misma sintonía a la hora de defender el campo?
Voy a dar un dato que es relevante. Cuando acordamos con la consejera la definición de Agricultor activo -nosotros trabajamos mucho y llevamos a otros, voy a decir el nombre, Asaja, a la arrastra- lo primero que le dijo Silvia Clemente a Donaciano Dujo era que tenía que hablar con Pedro Barato -líder de la Opa a nivel nacional- porque es uno de los mayores opositores y enemigos de esta definición. Ni el Ministerio, ni quien manda en Asaja estaban de acuerdo con esta definición y por eso no ha salido adelante.
Parece que la paz social ha llegado al campo. Se han encontrado otros cauces de interlocución o es que se han cansado de llevarse palos...
No nos hemos cansado. Pero la situación económica de los últimos años tampoco aconsejaba exigir demasiado viendo la cantidad de gente que hay en el paro, sin prestaciones ni ayudas. Nosotros hemos resistido mejor la crisis.
¿Es más fácil encontrar cauces de diálogo y acuerdo en la política que con las industrias?
Desde luego. Pero la política debería de favorecer ese diálogo entre agricultor e industria y eliminar la posición de dominio que tienen las industrias. Recientemente ha habido una sentencia contra las industrias lácteas demostrando que en los últimos diez años por ponerse de acuerdo en los precios habían ganado 800 millones de euros de forma ilícita y les van a multar con 80 que, probablemente, no los van a pagar. Y en la Comunidad se han cerrado el 63 por ciento de las explotaciones. El daño que han hecho ha sido tremendo y no se ha hecho nada. Tenemos que tener herramientas para poder defendernos. Cuando salió la leche Tierra de Sabor se demostró que se podía pagar a los ganaderos 5 céntimos más por litro sin que repercutiera en la calidad de la leche y el consumidor. Pero las empresas no tienen corazón, van a ganar dinero. Y ahí tiene que estar la Consejería para poner controles, sancionen y no nos dejen en manos de cuatro empresas que nos paguen lo que quieren.
¿Tierra de Sabor ha sido el mejor invento para el productor?
No diría que ha sido el mejor invento. Es una marca de Castilla y León. Hay muchos agricultores y ganaderos que seguro que no han visto incrementar su cuenta por su aparición. Eso no quiere decir que no sea una buena idea. Lo que debería de hacerse es ponerla más en valor. Me sorprende que cuando se está dando dinero público a empresas agroalimentarias éstas no lleven el corazón amarillo. Porque el corazón amarillo no debería de ser ni de la Junta y ni de la Consejería, tiene que ser de Castilla y León y de sus productos. Pero lo de esta Comunidad es de risa, porque tenemos Tierra de Sabor y luego te sale Ávila Natural, Segovia no se qué. ¿Queremos hacer Comunidad sí o no?
Se queda con alguna espina...
Con varias, pero creo que no estaban en mi mano. Una de ellas es que hoy todavía seguimos hablando de los mismos problemas que teníamos hace 22 años. Precio, faltas de políticas de cohesión, etc. A nivel sindical me hubiera gustado que la Alianza UPA-COAG estuviera en todo el país. El campo necesita estar unido, no es solo el eslogan de nuestra formación. Seguimos teniendo una situación individualista.
Quizá sea ese el gran problema...
Pero si se siguen haciendo políticas que te llevan a eso, al final lo que haces es resguardarte en lo que te interesa. Es verdad que por parte de la Consejería salió un proyecto importante sobre cooperativas tractoras que aglutinaran la comercialización de otras sin tener que eliminarlas para optimizar recursos. Pero no se hace. Se está debatiendo a nivel de Castilla y León una ley que regule esto, aunque no sé cuando saldrá. Se pueden hacer las cosas mucho mejor, por parte de unos y otros.