El Gobierno aprobó ayer sendos proyectos de ley con los que crea dos nuevos impuestos con los que aspira a recaudar cada año unos dos mil millones de euros. Uno de ellos es el tributo a los servicios digitales, conocido como la tasa Google, que según sus cálculos aportará 1.200 millones a las arcas del Estado. El otro es el gravamen a las transacciones financieras, la llamada tasa Tobin, con el que prevé obtener 850 millones más. Los proyectos de ley serán remitidos ahora al Congreso, donde el Ejecutivo deberá buscar los apoyos necesarios para poder sacarlos adelante. 

Según explicó la portavoz del Gabinete socialista, Isabel Celaá, al término de la reunión del Consejo de Ministros, la tasa Google está dirigida a gravar las actividades de plataformas digitales que hasta ahora no tributan en España. Debido a esta circunstancia, a su juicio, operan «de manera privilegiada» y sitúan al comercio tradicional en «gran desventaja», por lo que se está produciendo una situación de «competencia desleal». 

En concreto, explicó el Celaá, afectará a los servicios de publicidad en línea, de intermediación y la venta de datos generados a partir de información proporcionada por el usuario durante su actividad.

Respecto a la tasa Tobin, gravará con un 0,2% determinadas operaciones de compra de acciones españolas ejecutadas por operadores del sector financiero que hasta la fecha no se encontraban sujetas a ninguna obligación en el ámbito de la imposición directa, por lo que, según la ministra, el establecimiento de este tributo supone un importante avance en términos de «equidad» tributaria.