De Villalba de los Alcores al polígono de Argales

M.B.
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Los hermanos Francisco, Mari y Sandra Pereira nos abren las puertas del bar restaurante Confortauto, donde prima la comida casera, la de toda la vida

Mari, en primer plano, junto a Mercedes, en la cocina del Bar Restaurante Confortauto. - Foto: J. Tajes

Francisco, Mari y Sandra se desplazan todos los días de Villalba de los Alcores al polígono de Argales. A las cuatro y media de la mañana comienzan a preparar los menús del día y el local donde de lunes a viernes dan de desayunar, almorzar o comer a cientos de personas. No solo del polígono: «Vienen muchos obreros que están trabajando en la zona sur de la ciudad e incluso a Arroyo; y el boca a boca nos atrae a más clientes». 

Los tres hermanos Pereira se pusieron hace siete años al frente de este establecimiento, con nombre vinculado a vehículos y neumáticos, Confortauto, por aquello de tener un taller al lado. Y el próximo viernes, 1 de diciembre, están de aniversario. Los tres conocían de sobra el oficio, al haber estado al frente del restaurante La Cilla en su localidad natal, Villalba de los Alcores, varios años. Y Mari llevaba tres meses trabajando en el establecimiento con los anteriores dueños. Con lo que cuando estos últimos se jubilaron y surgió la posibilidad, no lo dudaron.

El local donde se ubica el restaurante tendrá unos 35 años de historia, comenzando en sus inicios como cafetería del taller colindante. Y tras un par de dueños diferentes, llegaron los hermanos Pereira. Con Francisco y Sandra en barra y en el local; y Mari, con la ayuda de Mercedes, en la cocina. La propia Mari asegura que tiene un poco de autodidacta y otro poco de aprendizaje de los fogones por los que ha pasado desde que era cría: Matallana, la Residencia Militar y La Cilla.

Ella se encarga de pensar y preparar cada día los menús. Porque la base del restaurante es un menú diario, «de comida casera cien por cien», con cuatro primeros y cuatro segundos. El precio subirá de los 12 a los 13 euros estos días (con café y postre incluido). «Muchos clientes nos cuentan que ahora es difícil encontrar comida de casa, como la de toda la vida», señalan en el arranque de una de sus jornadas de trabajo. Jornada que comienza bien de madrugada. «Cambiamos todos los días y todas las semanas el menú. No se suele repetir, aunque hay días en los que ya se sabe que va a haber un plato, como los garbanzos con langostinos los martes; el cachopo, los jueves, y la paella, los viernes», relatan.

El menú se trabaja en función del mercado y siempre, remarcan, con producto fresco: «Como la carne, de Martín y Geijo, o lo que llega desde Makro, que lo tenemos aquí enfrente». Porque su ubicación es un plus para la zona, en la calle Pilar Miró, 11, del polígono de Argales. Allí cuentan con un local para unos 35-40 comensales, aunque suelen doblar turno; y con una amplia terraza, con una veintena de mesas, que funciona sobre todo en verano, aunque en días de sol de otoño también tiene clientes.

Legumbres, pasta, verdura, ensaladas, carnes y pescados no faltan en un menú que bien recuerda a las cocinas de nuestras abuelas. Y, aunque los fogones arrancan a las 4.30, no es hasta las siete de la mañana cuando suben la verja.

Además de las comidas, el desayuno y, sobre todo, el almuerzo es otro de sus fuertes, con más de medio docena de tortillas: de patata, de gijas, de pollo y bacon, de cangrejo, de morcilla con cebolla caramelizada, de queso de cabra con pimiento caramelizado, de atún... más veinte tipos de bocadillos, pulguitas, sandwiches... de hecho, muchos de ellos aparecen en la barra nada más entrar en el local. Entre sus platos a probar, el cachopo de jamón y queso, esos garbanzos con langostinos, las alubias pintas con chipirones, el lomo a la riojana, los callos o el bacalao a la riojana, «con salsa casera queda mucho mejor».

Cierran a las nueve de la noche, es decir no dan cenas, además de los fines de semana: «Antes abríamos los sábados, pero desde hace un tiempo ya no».

El boca a boca está haciendo que doblen comidas y, como ellos dicen, «la calidad y el trato ayuda». Luego, como buen restaurante de polígono, la rapidez es otro punto a su favor: «Muchos clientes vienen y apenas tienen 20 minutos para comer». También tienen por encargo para llevar ya que, por su ubicación, es normal que se reservan para empresas de la zona.

ARCHIVADO EN: Polígono Argales, Makro