La brecha de género educativa en la UVa se perpetúa

Óscar Fraile
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Las políticas de igualdad no logran cambiar la tendencia de las matriculaciones: ellos siguen siendo inmensa mayoría en las ingenierías y ellas, en carreras sanitarias y con tinte social

Un profesor imparte una clase en la Universidad de Valladolid. - Foto: Jonatan Tajes

Ellos, ingenieros; ellas, cuidadoras. Puede sonar a cliché, pero lo cierto es que la brecha de género en algunas carreras de la Universidad de Valladolid (UVa) refuerzan esa idea. Y lo peor es que esto sigue siendo así pese a los intentos de la institución académica, de la Administración y de otros colectivos por cambiar unas tendencias sociales que son rígidas como una barra de hierro. Hace siete años, datos más antiguos disponibles en el Portal de Transparencia de la UVa, había nueve carreras en las que el porcentaje de hombres matriculados superaba el 80%, todas ellas ingenierías, excepto Criminología. Pues bien, en el curso actual hay cinco. 

Podría parecer un avance significativo, pero los datos dicen lo contrario. En el grado conjunto de Matemáticas e ingeniería informática de servicios y aplicaciones ese porcentaje ha pasado del 89 al 79%, el grado de Ingeniería Industrial y Automática ya no existe como tal, y en la Ingeniería de tecnologías industriales se ha pasado del 81 al 71%. Y los cinco que permanecen en esa lista son Ingeniería Informática (85%), grado conjunto de Ingeniería informática y Estadística (81%), Ingeniería eléctrica (83%), Ingeniería mecánica (88%) e Ingeniería en tecnologías de la comunicación (81%).

Los datos son aplastantes. Solo hay una ingeniería en el Campus de Valladolid donde ellas son mayoría, la de Diseño industrial y desarrollo de producto, con un 67% de mujeres. Y, respecto a hace siete años, solo hay una carrera en la que ha habido una variación significativa, Criminología, que ha pasado de un 81% de hombres a un 76% de mujeres.

En cambio, las carreras donde las mujeres son aplastante mayoría están marcadas por su carácter social y sanitario. De las cinco que había hace siete años con más de un 80% de mujeres se ha pasado a siete: Educación infantil (93%), Logopedia (92%), Educación social (90%), Trabajo social (87%), Enfermería (81%), Lenguas modernas (80%) y el reciente grado de Biomedicina y terapias avanzadas (80%).

Es decir, entre la radiografía de hace siete años y la actual no hay muchos cambios. Pese a que la propia UVa ya alertaba de este desequilibrio en su primer Plan de Igualdad, para los años 2012-2014. En el texto llegaba a reconocer que la brecha en los campus está condicionada por la oferta académica: «Se mantiene la división estereotipada entre centros masculinizados (aquellos orientados a carreras técnicas), frente a centros feminizados (Enfermería, Educación y Humanidades)». Es más, el plan continúa diciendo que, «tras analizar los datos de la última década, la masculinización de los centros de estudios técnicos no sólo no se ha paliado, sino que se ha incrementado».

El segundo Plan de Igualdad de la UVa, que está en vigor actualmente y abarca los años 2021-2025, no hace ninguna referencia a este tema, puesto que, como explica la  delegada del rector para la Responsabilidad Social, Rosalba Fonteriz, es un documento que se centra exclusivamente en el personal de la UVa. «Es un plan laboral, así que lo hicimos siguiendo los reales decretos 901/2020 y 902/2020, y por eso no incluye medidas específicas para los estudiantes», explica. Eso no significa que no se esté trabajando en este sentido. «Según la LOSU (Ley Orgánica del Sistema Universitario), ahora tenemos que elaborar un plan de igualdad para toda la universidad, y ahí sí que se tratará ese aspecto», añade. No obstante, como quiera que esta normativa se aprobó hace poco más de un mes, la realización de este plan todavía no ha comenzado. Lo hará en breve.

Sensibilización

Fonteriz señala que la labor de la UVa es «más de formación y sensibilización que de otra cosa» porque, cuando los alumnos llegan a esa etapa educativa en la universidad «se ve todo el resultado de la educación anterior». Con todo, la institución académica sí que colabora con los institutos en la elaboración de campañas de sensibilización. «Aunque se hace mucha incidencia en el acceso de las mujeres a las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), lo que hacemos es trasladar que los gustos y las capacidades son independientes del sexo», asevera. Otras iniciativas que van en este sentido son InGenias, en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación, y Rompedoras, para alumnos y alumnas de colegios. 

En esa misma línea trabaja el movimiento Stem Talent Girl, aunque, en este caso, centrada en el fomento del acceso de las mujeres a carreras técnicas. La coordinadora en Valladolid, Laura González, reconoce que «hay ingenierías en la que la situación está empeorando». Toca preguntarse por qué lo hecho hasta ahora no está dando resultados, aunque todos los actores implicados en este asunto son conscientes de que las tendencias sociales no se puedena cambiar de un día para otro. González cree que uno de los fallos que se ha cometido hasta ahora es centrar los esfuerzos en las alumnas que están en etapas educativas muy avanzadas, cuando muchas de las vocaciones ya están definidas. Por eso, el año pasado el movimiento STEM comenzó a realizar sus labores de divulgación en los colegios. Y allí comprobaron que hay mucho que mejorar, pues se reproducen roles que perpetúan esta vinculación entre género y carrera. «Hay mucho que cambiar, desde la formación de los docentes, que influye en el alumnado, a explicar en los colegios qué puede hacer una ingeniera en la vida real... todo se queda en el marco teórico», opina. González también se queja de la invisibilidad de los referentes femeninos y del escaso alcance que tienen estas iniciativas. «Estamos llegando a un porcentaje muy pequeño de la gente joven», sostiene.

También el Ayuntamiento, a través de la Agencia de Innovación y Desarrollo, ha desarrollado actividades de este tipo, así como la Junta de Castilla y León y otras entidades privadas. Muchas semillas plantadas, pero, por el momento, pocas plantas que germinen.

La Junta cree que rebajar tasas por sexo es una «ocurrencia» del Gobierno

El ministro de Universidades, Joan Subirats, puso sobre la mesa hace dos semanas una propuesta para intentar mitigar la brecha de género en algunas carreras universitarias: rebajar el precio de la matrícula a las mujeres en aquellos grados donde estén infrarrepresentadas y hacer lo mismo con los varones. Subirats llegó a decir que esta brecha está alcanzando cifras «impropias del siglo XXI».

Sin embargo, no todos ven con buenos ojos esa propuesta. Sin ir más lejos, la Consejería de Educación, encargada de fijar las tasas universitarias, considera que es «una ocurrencia más del Ministerio» y pide al departamento de Subirats «que deje de proponer cambios para que los paguen otros, y se centre en resolver los problemas de financiación que deja la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU)», un hándicap que ha reconocido el propio Subirats. Además, las mismas fuentes de la Consejería destacan que «Castilla y León ya ha dado un buen ejemplo de cómo bajar las tasas para hacer la universidad más accesible para todos». Según las cifras del Ejecutivo regional, estas medidas suponen un ahorro medio de 500 euros para las familias. Educación también destaca los «numerosos programas» existentes para estimular las vocaciones STEM entre las alumnas.