Allúe Morer: el colegio que hace barrio en Las Delicias

M.B
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El centro educativo busca, a través de un proyecto con el deporte, la música, el arte y la investigación como pilares, que la escuela sea un elemento transformador de la sociedad

El Allúe Morer hace barrio en Las Delicias - Foto: Jonathan Tajes

El colegio público Antonio Allúe Morer se encuentra situado en pleno barrio de Las Delicias. Y no renuncia a él. En sus aulas estudian, ríen, lloran y corren dos centenares de chavales de entre 3 y 12 años. Juan, Antonio, María, Jennifer... podrían ser algunos de sus nombres. Niños y niñas que buscan situarse en la sociedad con la ayuda del aprendizaje.

Este curso, el equipo directivo que encabeza Henar, Miguel y Ana, junto a un grupo de maestros que ha entrado este año, ha empezado a implantar un cambio en la metodología de enseñanza, más cercano a la escuela libre, aunque sin basarse en ninguno de los métodos o sistemas educativos alternativos más conocidos. 

Se trata de un proyecto que han bautizado ‘Allúe, creando Delicias’. «Comenzamos con él en octubre y lo hemos afianzado ahora en enero. La idea es ir introduciendo los elementos que forman parte del proyecto poco a poco», señalan desde el claustro. 

El Allúe Morer hace barrio en Las DeliciasEl Allúe Morer hace barrio en Las Delicias - Foto: Jonathan TajesY los elementos en los que se basará el proyecto son música, deporte, arte e investigación. De los cuatro, los dos primeros ya son visibles. Mientras que los segundos llegarán el próximo curso: «En deporte y música se puede jugar con los ritmos y con los movimientos. El arte es crearlo (como expresión artística) y observar o investigar es saber cómo suena, si es agudo o grave, redondo o cuadrado. Los cuatro elementos están relacionados y no se suelen trabajar a nivel curricular». 

«Buscamos que la escuela sea un elemento transformador de la sociedad. Estamos situados en un barrio de 20.000 habitantes y no puede ser que este centro sea un gueto», añaden.

El Allúe Morer cuenta con 190 alumnos, de los que entre el 75 y el 80 por ciento son de etnia gitana, con el resto de origen inmigrante y un tanto por ciento mínimo de población mayoritaria. «Cada centro debe representar el lugar donde está situado. Nosotros estamos bastante más lejos que otros colegios de barrios como Las Viudas o Aramburu», ponen como ejemplo apuntando que el objetivo es transformar el colegio antes que el barrio.

El Allúe Morer hace barrio en Las DeliciasEl Allúe Morer hace barrio en Las Delicias - Foto: Jonathan TajesLa música, la primera de esas patas o elementos del proyecto, vive y convive en el Allúe desde hace diez años. Al frente de la misma se sitúa Miguel Cabero. «Creo que somos el único colegio en el que se ‘tocan’ todos los elementos en horario lectivo», apunta como dato. Su idea es la de abarcar todos los elementos de una orquesta, de cuerdas, percusión y viento.

Es verdad que comenzaron como una actividad extraescolar, a través del proyecto In Crescendo, que se fundó en 2011 a través del Auditorio Miguel Delibes y la Orquesta Sinfónica de Castilla y León; pero hoy ya es una actividad más en horario lectivo. Unos 70 niños de Primaria participan de los ensayos. «Vamos a poner un ejemplo para que la gente nos entienda. Además de tocar los elementos, buscamos enseñar con la música. Hace poco les facilitamos unas probetas, de diferentes capacidades. Tenían que conseguir unas cifras para que al hacerlas sonar con un  pequeño golpeo sonase la banda sonora de Harry Potter. De esta forma, tenían que sumar y restar sin darse cuenta de que estaban aprendiendo matemáticas», explica Miguel.

Otros muchos alumnos (casi los 140 de Primaria) participan en el coro, cuyo última salida fue en diciembre al Hospital. Este curso están con obras clásicas. Así, los miércoles es el día de los instrumentos; el jueves, del coro; y el viernes, de ensayos de orquesta y banda.

El Allúe Morer hace barrio en Las DeliciasEl Allúe Morer hace barrio en Las Delicias - Foto: Jonathan TajesEl deporte ha llegado este año al Allúe. De la mano de RubénGarcía y José González. En los recreos, el tenis de mesa es el protagonista, aunque la apuesta va a ser por deportes poco conocidos, como el frisbee, el kin-ball y el quidditch. «En los tres casos se juega con equipos mixtos y se busca la cooperación», recalca el maestro sobre la elección de los mismos. Los primeros talleres de frisbee ya han tenido una gran aceptación, con más de dos decenas de alumnos... y eso que era en horario extraescolar. El kin-ball comenzará en breve y el quidditch (el deporte inventado, adaptado a la vida real, practicado por personajes del mundo mágico en la serie de novelas de Harry Potter) está en fase de adaptación. «El frisbee queremos abrirlo a gente del barrio con sesiones los jueves de cuatro a seis de la tarde; igual que haremos cuando llegue el kin-ball, mientras que el quidditch se realizará en horario lectivo», añade.

De hecho, la intención del colegio es la de crear una Asociación Deportiva con esas tres modalidades: «Y que sea un elemento transformador de la sociedad y del barrio». La futura construcción de un pabellón polideportivo en sus propias instalaciones –cuyas obras se encuentran paralizadas en este momento– ayudarán a ese crecimiento deportivo.

El arte, entendido como expresión artística, y la observación, por la que los propios alumnos investiguen, se irán introduciendo, dentro de este proyecto ‘Allúe, creando Delicias’, el curso que viene.

¿Y la respuesta del alumnado? «Les vemos interesados y motivados», responden Miguel y Rubén. «Todo lo que sea enseñarles de forma diferente ayuda. Al final son niños y lo que necesitan es cariño. El deporte y la música les ayuda a cambiar la metodología y eso lo valoran». Al igual que sus padres.

«Vimos la necesidad educativa de cambiar la metodología del centro. Hasta ahora solo se cambian las cosas, precisamente, por necesidad y realmente creemos que lo que había que hacer es un proyecto educacional global», sentencian.

escuelas infantiles. El Allúe Morer ya está trabajando para dar a conocer su proyecto en las Escuelas Infantiles de la zona y la respuesta ha sido positiva. De hecho, el próximo curso contarán con varios alumnos de población mayoritaria en un trabajo social e integrador de barrio.