Piensa en verde y acertarás

M.B.
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Siro Llorente nos abre las puertas de El Berenjenal, un restaurante ecológico y vegetariano en pleno centro de Valladolid

Siro Llorente, en la cocina del restaurante El Berenjenal. - Foto: Jonathan Tajes

El Berenjenal tiene su propia carta de presentación en google, donde reza 'restaurante ecológico y vegetariano decorado con dibujos hechos por niños, que permite la entrada a perros'. Su apuesta fue clara hace más de 14 años –«ya camino de los 15», añade su propietario, Siro Llorente–. Y hace poco recibió un espaldarazo, ya que desde 2021 cuenta con un reconocimiento gastronómico, un Solete de la Guía Repsol, donde se añade «vegano y vegetariano donde ni siquiera notarás que los platos no llevan carne. Especial atención en los postres». Porque su mayor reto, al menos el de Siro, es 'convencer' en su local al que tiene cultura de comer carne y pescado.

«Quería hacer un proyecto que tuviese que ver con mis ideas y con lo que defendía», recuerda Siro Llorente sobre cómo fueron sus inicios. Había trabajado en la hostelería, casi siempre como camarero ('Prada a tope', 'Café España' y 'Tío Molonio'), aunque había hecho sus pinitos en cocina. Es vegano (no consume productos de origen animal) y al no encontrar restaurantes vegetarianos en Valladolid –«resulta difícil por la cultura cárnica de la provincia», añade–, se lanzó a abrir el suyo.

Buscó un local céntrico, «y que fuera bonito y atractivo», y se encontró con el que ahora le acoge, en la calle Duque de Lerma, 2. No sabe si llegó a acoger en su día una panadería, pero se enamoró de la luz que emana de un patio interior: «Creo que anímicamente influye el entorno».

Abrió en mayo de 2009 con un nombre que dejaba clara su apuesta por la comida vegetariana y por aquello de 'meterse en un berenjenal'. Desde sus inicios la cocina es tradicional, «la de siempre vegetariana, basada en muchos cereales y legumbres»; algo que ha mantenido pero evolucionando, mejorando con platos más modernos, aunque con la inspiración igual en esa tradición: «Ahora hacemos muchos trampantojos, desde el bacalado al pil pil, el tataki de atún, el pulpo, los chopitos... hasta filete de seitán o boloñesa». Todo, hasta el pan, lo hacen ellos –el propio Siro y Noelia Castro, especializada en los postres–: «No compramos comida procesada». 

La carta, pequeña y que cambian a diario y por temporadas, es apta para todo el mundo y ahí es donde quieren superarse y 'convencer' al que no es vegetariano o vegano: «La mayoría de la gente que viene no lo es». Cuentan con cuatro primeros, cuatro segundos y cuatro postres, que se pueden combinar como un menú diario (por 18,5 euros de martes a viernes, y por 20,5 euros el fin de semana, dos euros más si se escoge la lasaña de segundo) o se puede elegir por platos (como esta semana, por ejemplo, un risotto con higos, cebolla encurtida y crema de pimientos amarillos o un helado de aguacate con salmorejo de remolacha; con una lasaña de acelgas, carne vegetal, puerros y queso de anacardos o unas albóndigas de puerros y espelta con salsa verde).Destaca su bacalado, sí bacalado, al pil pil, que volverá ahora en invierno: «Es un doble reto, por la complicación de hacer el trampantojo de la carne del bacalao; y por hacer el pil pil sin el jugo del pescado». Los postres son cosa de Noelia, con helados, tartas, flanes... Siro es autodidacta, aunque en casa ya cocinaba y se ha ido formando con cursos: «Tiro mucho de libros y de lo que veo cuando hago alguna ruta gastronómica».

El Berenjenal abre de martes a domingos, solo para las comidas, con una capacidad para 24 comensales: «Antes de la pandemia dábamos cenas, pero luego ya no. Tengo un grupo de WhatsApp para aquellos que quieren llevarse la cena los fines de semana».

Siro asegura que mantiene el restaurante como un proyecto personal –basta con ver que la decoración está repleta de dibujos, en formato vinilo, de sus sobrinos Jorge y Olivia, y que las lámparas tienen un sinfín de pájaros de papel, que fueron haciendo durante la pandemia– y para hacer propaganda de la cultura vegetariana, la suya.