"Esto no es Madrid"

Javier M. Faya
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Cada vez son menos los vallisoletanos que se resisten a cambiar sus hábitos de compra con estas políticas agresivas de los gigantes de la alimentación. La edad, la profesión y el domicilio resultan clave

Una señora, con su carro. - Foto: J. Tajes

Las ruedas del carrito de la compra de Rosa María están tan degradadas como las del coche de Fernando Alonso en el último Gran Premio de Mónaco. Como el asturiano, es una experta 'campeona'. Por eso mismo confiesa antes de aventurarse en la escalera mecánica del Alcampo del Mercado del Val que no le saca «partido» a su 'megahorario'. «No he tenido ninguna urgencia», asegura la señora, a la que le parece fenomenal la oferta de este comercio, aunque no irá los domingos. «¡No por motivos religiosos!», se ríe ante mi absurda pregunta. «¡Esto no es Madrid!», añade Jose, un 'rival' cincuentón de tienda que está a cinco segundos y 34 décimas de ella. Adquirirá lo básico: «Simplemente soy precavido».    

Es la hora del café de un lunes cualquiera y César Gómez, propietario de la panadería El fiel y abogado de la Asociación de Industriales del Mercado, se toma uno. Asegura que baja de vez en cuando a por agua, leche, guantes y poco más para su negocio: «Se crean sinergias». 

Está encantado con que haya más horas para comprar, no nota que hayan bajado las ventas y se muestra optimista de cara al futuro. De hecho, cuando la dependienta, Ascen, comenta que los domingos 'emerge' gente con barras de pan, se muestra muy tranquilo: «Es pan congelado, precocido. Mis clientes saben lo que es la calidad, yo lo horneo a diario».  

Mira más la 'pela' Angelines, una enfermera con familia numerosa a la que no le queda más remedio que hacer las compras a horas intempestivas, como las nueve y media o las once de la noche. Oun domingo. «No solo yo, no creas. Puedes ver a mucha gente del barrio los domingos. ¡Está lleno!».  

Otro segmento de la población que ha recibido con los brazos abiertos estas políticas agresivas de los supermercados son las profesiones liberales. María, experiodista, bien lo sabe, sobre todo siendo autónoma y mamá. Le encanta pasear por el centro un domingo y bajar al Val, pero con el 'online' no hay quien compita, subraya. Tampoco con las cervezas frías. Así lo suscribe Juan, cliente de la gasolinera de la avenida de Burgos 34.