El curso de la Escuela Municipal de Música comenzó con diferencias económicas y por el plan de estudios entre el Ayuntamiento y la empresa concesionaria de la gestión, y parece que terminará prematuramente por estas diferencias.

Ayer mismo, el gerente de la escuela entregó en la Concejalía de Participación Ciudadana, responsable de la misma, las llaves del centro y se desvinculó de su gestión. «Estos significa que abandona su contrato», asegura la concejala de Participación Ciudadana, Domi Fernández, que anuncia que el asunto está en manos de la Asesoría Jurídica del Ayuntamiento.

Mientras tanto los alumnos asisten incrédulos a un enfrentamiento que ha provocado «un funcionamiento anómalo desde sus inicios, con mezcla de niveles y edades en los grupos de formación instrumental o la supresión injustificada de las clases de agrupación coral», según denuncia Mariano Llorrente, presidente de la Asociación de Padres de Alumnos.

Llorente confirma que la incertidumbre existente desde hace tres meses sobre la finalización del curso «hace muy difícil el trabajo diario de profesores y alumnos», por lo que  pide que el Ayuntamiento ofrezca la posibilidad de darnos de baja del servicio. «Al variar unilateralmente las condiciones deberían devolver a los alumnos que lo soliciten la parte proporcional de la matrícula correspondiente a los meses de abril y mayo, cuyo pago se nos ha exigido en este curso por adelantado, a diferencia de los anteriores».

Una propuesta que, en principio, es bien vista por los responsables municipales, que se reunirán con los padres esta semana para tomar una decisión.