La pandemia, con sus confinamientos y toques de queda, fue el último golpe a la prostitución callejera en Valladolid. El foco que había en el entorno del Apeadero de la Universidad –al final del paseo de Juan Carlos I– y en las inmediaciones del parque de El Tomillo ya se ha esfumado. La jefa de la Brigada de Extranjería recuerda que en ese «punto negro llegó a haber 12-14 personas ejerciendo en las distintas rotondas, pero ahora quedaban dos ejerciendo en la calle y creo que no están ya en ningún punto de la ciudad, ya que los compañeros de la Brigada de Seguridad Ciudadana no nos han dicho que estén ya».