Ana Belén Santos

Mejor Templado

Ana Belén Santos


O remamos o nos ahogamos

09/12/2023

Entre caña y caña, una de mis amigas, me contaba lo enfermo que estaba el suegro de su hermana. Al parecer se había contagiado de ese virus que estaba causando estragos en China. El contagio se había producido por un colaborador de la empresa y el hombre estaba muy malito, tan malito que estaba en la UCI y no sabían cómo hacer para tratar tanto síntoma.

El caso es que lo veíamos muy lejano, eso no iba con nosotros, de hecho, pasamos la mañana riendo y hablando de nuestras vidas.

Dos días más tarde, el Ministerio de Sanidad advertía del primer caso de coronavirus en nuestra comunidad autónoma, y el resto de la historia ya la saben…Los profesionales del periodismo andábamos como «pollo sin cabeza», hablando con todos los que podían contarnos algo más de ese virus tan desconocido para todos…Fuí a la última rueda de prensa que la Junta celebró de manera presencial, allí decidieron que era la última, estábamos todos juntos y empezaba a dar miedo.

Fueron años duros, más para los que perdieron a seres queridos, más para todos los profesionales sanitarios que lucharon por salvarnos…Entonces, muchos pensábamos que de aquello íbamos a salir mejores y nada más lejos de la realidad, el mundo ha cambiado y lo ha hecho a peor.
Insultos, menosprecios, maltrato…es lo habitual en nuestro día a día, lo vemos en los plenos de ayuntamientos, autonomías…Es lo que parece que se lleva… pero es evidente que no es lo que está bien.

Nunca antes se había hablado tanto de suicidio, de problemas psicológicos, de malestar… emocional. A tan mal han cambiado las cosas, que entonces a las ocho de la tarde aplaudíamos y ahora, que no hay médicos o eso nos cuentan, los problemas en las consultas son diarios.

En aquella época, esos años horribles de pandemia, tuve contacto con muchos médicos, enfermeras, auxiliares…Descubrí personas extraordinarias, estaban ahí a diario, enfrentándose a lo desconocido, a la muerte, a miles, decenas de pacientes con síntomas y una enfermedad desconocida… y esos primeros días pasaron a ser meses y esos meses pasaron a ser años y ellos seguían, cada día. Y ahora vuelvo a coincidir con algunos y siguen atendiendo y curando. Les debemos mucho, así que no es de recibo que mientras ellos se parten el lomo a trabajar, los políticos no se esfuercen en buscar una solución al problema de falta de sanitarios. Y no hablo de un partido político en concreto, hablo de casi todos, porque casi todos son culpables de no mirar al futuro, al largo plazo, asegurar salud y cuidados para años venideros.

Esto nos va a pasar factura a todos, pero estoy segura de que a ellos también.

Ahora hay contratos de médicos sin la especialidad de Medicina de Familia, siete sociedades científicas se unieron hace unas semanas para denunciar públicamente esta situación, también el colegio de médicos de Valladolid emitió un comunicado asegurando que estaban en contra de esta decisión. La Junta insiste en que no hay otra manera de garantizar la asistencia sanitaria. La pelota está en el tejado de todos, o se toman medidas sin menospreciar a nadie o la sanidad se va a la porra tal y como la conocemos en este momento.

Nadie se merece esto, pero los que menos son los profesionales que siguen madrugando, haciendo guardias y pensando cada día cuál es el mejor tratamiento para cada uno de sus pacientes. Detrás de esa bata o pijama blanco, hay un ser humano que no se merece esto.

Hay muchas profesiones, muchos sectores, donde el maltrato es hoy lo habitual, pero que quieren que les diga yo, que «mi» médico o que «mi» enfermera esté «hasta las pelotas» no lo considero un mal menor.

Triunfa la arrogancia, no está de moda la honestidad. En mi profesión, la de periodista, también está pasando. En mis charlas con compañeros suelo encontrar desazón y tristeza, vivimos tiempos malos.

Esta profesión siempre ha sido muy criticada, muchas veces con razón, pero no siempre. Estén seguros, hay muchos profesionales buenísimos en esta tierra, sólo necesitan que les dejen hacer. Se nos pide rigor, y por supuesto, se nos pide contrastar, y por supuesto…pero señores, háganse cargo, por encima de los que salimos a cubrir informaciones hay intereses que no dejan hacer, no le den más vueltas, detrás de cada periodista (de los íntegros) hay muchas ganas de hacer las cosas bien. Y cuando hablo de intereses, no piensen a lo grande, simplemente a veces, es ganas de hacer daño y por eso el tema que has ofrecido recibe una negativa, o ese tema que a ti se te daba tan bien y entendías, lo empieza a hacer otra persona…

En conclusión, siempre hay quien necesita que a ti te vaya mal para creer que a él o a ella le va mejor. Triste final le espera, pero por el camino… deja víctimas, es maltrato.
No es justo, y por eso hoy este texto va para pedir a todos, respeto. No somos «prensa manipuladora».