El gran volumen de información diaria que recibimos nos lleva a niveles de saturación que hacen que, a veces, hasta perdamos la capacidad para sorprendernos. Pero siempre hay noticias que hacen saltar un click y te remueven en el sillón. Una de ellas ha sido las de las colas kilométricas de estudiantes universitarios en Santiago de Compostela para conseguir un piso de alquiler para el próximo curso, aunque no es la única capital donde está pasando. En este caso se mantiene vigente el dicho de que una imagen vale más que mil palabras, y la instantánea refleja una de las aristas del mercado de la vivienda en España y evidencia la burbuja tan inflada que hay en el del alquiler, alterada por las viviendas vacacionales.

Los problemas se están generando, en gran parte, por la opción preferente de muchos propietarios de atender la demanda de alojamientos turísticos frente a la residencial de estudiantes o familias. Una situación que provoca desequilibrios entre la oferta y la demanda, y que deja con pocas opciones a estos colectivos. Esta disyuntiva era impensable años atrás, cuando los alquileres a universitarios eran para el arrendador una garantía de solvencia por el aval de sus familias. Ahora, no solo hay una oferta muy restringida sino que, además, los requisitos para firmar el contrato son mucho más complejos.

En Valladolid todavía no se ha llegado a esta situación crítica, pero el precio del alquiler está alcanzando cifras récord y la elevada demanda ha hecho que el metro cuadrado llegue casi a los ocho euros en zonas como La Rondilla, que es uno de los barrios más próximos al campus y donde más han subido los precios. La demanda es tal, que los promotores de una nueva residencia universitaria en la zona de Los Viveros, basan su inversión de 45 millones de euros en que en la capital se necesitan actualmente1.300 habitaciones y en que la demanda se incrementará.

Ahora que comienza la campaña electoral de uno de los procesos más disputados, estaría bien que los distintos partidos, que se han lanzado a por el voto joven, aborden con seriedad este problema. Somos uno de los países donde más tarde se independizan los jóvenes, pero no deberíamos añadir ser uno donde se dificulte el acceso a la formación universitaria por no tener un espacio digno donde residir durante el curso.