El programa electoral del PP presentado por Alberto Núñez Feijóo, ya casi como inquilino de La Moncloa, es a la vez concreto y difuso, preciso en la derogación del "sanchismo" y difuso en algunas de las propuestas que afectan a la vida social de los españoles. Feijóo dijo que el suyo no será un gobierno revanchista ni vengativo, pero muchas de sus propuestas no escapan a esas consideraciones.  

Es esperanzador que Feijóo hable de que se librará a las instituciones de la colonización a la que las ha sometido Pedro Sánchez. La voluntad de Feijóo, si logra gobernar, se va a comprobar de forma inmediata, con el nombramiento del sustituto de José Félix Tezanos al frente del CIS, y de los "independientes" que pondrá al frente del INE, de la Airef, de RTVE, y sobre todo, en la Fiscalía General del Estado, un cargo para el que ya hay juristas de reconocido prestigio con fuertes vinculaciones con el PP que se han visto favorecidos con distintos puestos en otros órganos judiciales. Esta será una de las pruebas del algodón que tendrá que pasar Feijóo para saber si ha cambiado de opinión en el ínterin que vaya desde su triunfo en las urnas a su plasmación en el BOE. Es igualmente ilusionante que Feijóo vaya a empeñarse en lograr pactos de Estado con el PSOE. Habrá que ver cuál es su tenor, porque los que ofreció a Sánchez eran la aplicación del programa con el que el PP había perdido las elecciones, lo que hace temer que las ofertas cuando las haya ganado irán abocadas al fracaso. La principal oferta clara es la deflactación del IRPF para quien gane menos de 40.000 euros al año.

Otras consideraciones de Feijóo en la presentación de su programa son más cuestionables, si se atiende a que su intención es "salir de la parálisis" en la que se encuentra el país, a pesar de que los datos macroeconómicos y de empleo apuntan en la dirección contraria y se han cumplido los hitos demandados por la Unión Europea para recibir los fondos Next Generation, mientras que, por el contrario, algunas de las propuestas de Feijóo sí que van en la línea del retroceso en determinados derechos sociales conseguidos a lo largo de la legislatura precisamente los que han colocado a nuestro país a la vanguardia de su defensa. También es discutible que intente derogar algunos de los éxitos de Pedro Sánchez en el ámbito internacional que han supuesto la recuperación del papel de España en la UE y la defensa de los intereses españoles con firmeza hasta el punto de conseguir imponer sus criterios en materia energética que han beneficiado a los ciudadanos.

Feijóo afirma que su gobierno someterá al país a un cambio moderado y tranquilo que pretenderá acabar con la polarización generada en torno a algunas políticas de Sánchez, pero es en estos asuntos donde el programa del PP es más una declaración de intenciones y de formulaciones genéricas que de concreciones, cuando no realiza propuestas que ya están en las leyes pero que le sirven para desarrollar los mantras del antisanchismo. Es el caso de la reforma educativa, del tratamiento de las lenguas cooficiales en el sistema educativo, de cómo va a establecer una Selectividad común para todo el país, de la 'okupación' o cómo va a garantizar la convivencia en Cataluña cuando toda su oferta hacia ese territorio es más represiva que propositiva.