«Si repercutiéramos los costes, el pan sería un 50% más caro»

Óscar Fraile
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Varios panaderos de Valladolid relatan la difícil situación por la que atraviesa su negocio

Cristina Tabanera, Víctor Chacón y Félix Pascual, panaderos de Valladolid. - Foto: Jonathan Tajes

Cristina Tabanera (La Antigua Tahona): «La bajada no supone nada, es un engaño más del Gobierno a los ciudadanos» 

Cristina Tabanera lleva 23 años al frente de la Antigua Tahona, en Parquesol. Una experiencia que le da la perspectiva necesaria para valorar en su justa medida la crisis que atraviesa el sector. «Nuestra materia prima se ha encarecido muchísimo como consecuencia de la guerra, en total los costes han subido entre un 40 y un 50 por ciento, y nosotros no hemos subido los precios ni un 30 por ciento», reconoce. Además, este negocio está «rodeado» de supermercados, con todo lo que eso conlleva para la competencia en la venta de pan. «La gente aprovecha las ofertas de estas superficies, que es un mercado con el que no podemos competir en precios», asegura. Respecto a la bajada del IVA, Tabanera dice tener un «dilema importante». Según ella, «es una engaño más del Gobierno a los ciudadanos», ya que esa rebaja no se ha aplicado a los productos más caros, como la carne y el pescado. Ahora esta empresaria se debate entre aplicar este descuento o mantener los precios compensando esa rebaja con la subida que suele aplicar todos los años en diciembre. Además, está estudiando hacer unos folletos para explicar la medida a sus clientes.

Víctor Chacón (Panadería Boecillo): «Si repercutiéramos todos los costes, tendríamos que subir  el precio un 50%»

Uno de los afectados por esta situación es Víctor Chacón, tercera generación de un obrador de Boecillo que da empleo a diez personas y que reparte pan por varios pueblos pequeños. «El coste de la energía se ha duplicado y también ha subido la materia prima... al final no puedes repercutir todo eso en el precio», señala. Si lo hiciera, según él, tendría que vender el pan un 50% más caro. «Y solo lo hemos subido un 7%», explica. Chacón lleva en la profesión desde los 14 años y señala que hoy en día es posible sobrevivir porque la competencia se ha reducido debido a la falta de relevo generacional en un oficio muy dura que obliga a vivir con los horarios cambiados respecto al resto del mundo. Él se levanta a las tres de la mañana y no llega a su casa hasta la hora de comer. Evidentemente, con ganas de dormir. La pandemia ha supuesto un gran reto para este empresario, que ha logrado mantener a sus diez empleados. «Hubo un momento en el que sobraban tres, pero los mantuvimos, yo no quiere ERTE ni nada de eso, porque ellos tienen sus familias y es gente que lleva muchos años conmigo», asegura. 

Félix Pascual (Panadería La Toñi): «Hay meses en los que yo no cobro, y otros en los que incluso tengo que poner dinero» 

Otro profesional que atraviesa por dificultades es Félix Pascual, de la panadería La Toñi, en La Cistérniga. Su padre abrió la empresa hace 58 años, y ahora él sigue al pie del cañón. Aunque no sea fácil. «Hay meses en los que cobro menos que los obreros, otros en los que no cobro y otros en los que tengo que poner dinero», señala. Sobre todo, a raíz de la guerra en Ucrania. Aunque el problema viene de atrás, con el auge del pan precocido, que impone unos precios «con los que es imposible competir». La gran baza del producto de este obrador es la calidad, pero hay muchas familias que prefieren sacrificar este aspecto para ahorrar unos euros al mes. Esta empresa actualmente tiene dos empleados y otro que está de baja. El año pasado, dada esta situación, tuvo que amortizar el puesto de otro trabajador que se jubiló. Otro de los problemas a los que se ha tenido que enfrentar Pascual en los últimos años es el impago de sus clientes. «Alguno que ha cerrado nos ha dejado una pella grandísima de la que no sé cómo voy a salir», se queja.