Una ventana a Valladolid en Málaga

Óscar Fraile
-

El restaurante María, con 30 años de antigüedad en la ciudad andaluza, redecora sus instalaciones con fotos icónicas de la capital del Pisuerga, que se suman a su oferta gastronómica castellana

Manuel J. Guillén (2i) posa con los dueños del restaurante María, en Málaga, junto a las imágenes de la exposición. - Foto: El Día

Han pasado 30 años desde que Mari Paz Carretero, más conocida como ‘Piti’, y su marido Enrique dejaron sus negocios de hostelería en su Valladolid natal para emprender una nueva aventura en Málaga. Una forma de seguir la tradición familiar, toda vez que ‘Piti’ es hija de los dueños del antiguo restaurante María, que estaba en la calle Marina Escobar, y del restaurante Tito.

Precisamente María es el nombre que lleva su restaurante en la capital andaluza. Un local que ya cuenta con 30 años de historia que no han impedido que sus dueños sigan teniendo ataques de morriña de su querida Valladolid. «La tierra tira mucho, así que solemos ir una vez al año», reconoce ‘Piti’. Y para hacer más llevadera la distancia y encontrarse un poco como en casa, los dueños acaban de redecorar el local con fotos icónicas de Valladolid en las paredes. No se trata de una exposición temporal, sino de una muestra que se irá renovando con el paso del tiempo, pero siempre con fotos de Valladolid. Unas imágenes que han sustituido a las que hasta ahora lucían en sus paredes, casi todas con motivos taurinos y fotos de personajes ilustres que visitaron el restaurante.

Ahora ese lugar lo ocupa el Pasaje Gutiérrez, la catedral de Valladolid, el Puente Colgante y las iglesias de San Pablo ySan Benito, entre otras joyas arquitectónicas de la ciudad. Un cambio que no ha pasado desapercibido para los clientes habituales. «Nos dicen que se nota que nos tira mucho la tierra», añade la dueña del negocio. Y es evidente que es así. Tanto, que la carta del restaurante también tiene aroma pucelano. «Nuestra cocina es tirando a castellana, servimos lechazo, cochinillo, cocido castellano, rabo de toro, callos y otros guisos de cuchara, que son los que más éxito tienen», sostiene. Ni siquiera el calor malacitano puede con las ganas que tienen los clientes de probarlos y en verano se siguen vendiendo.

La muestra recoge los lugares más reconocibles de Valladolid.La muestra recoge los lugares más reconocibles de Valladolid. - Foto: Manuel J. Guillénel autor. Todas las imágenes son obra de Manuel J. Guillén, un fotógrafo aficionado que, pese a ser también malagueño, tiene un estrecho vínculo con Valladolid, ya que es la ciudad donde nació su mujer. De hecho, durante cuatro años, entre 2014 y 2018, vivió en la capital del Pisuerga.  «Al principio fue duro porque para un andaluz el contraste del carácter castellano es muy chocante, pero todo se pasó en cuanto empecé a conocer gente, hasta el punto de que no llegué a entender  por qué son los propios vallisoletanos los que se cuelgan el sambenito de ser secos, porque no es así», reconoce. Con el paso del tiempo acabó prendado de esta ciudad, hasta el punto de inmortalizarla con las fotos que, gustosamente, ha cedido al restaurante. «Me cautivó la ciudad, la belleza y la historia que la invaden, y puedo asegurar que encontré un filón inagotable de imágenes que poco a poco plasmaba con mi máquina», señala Guillén, cuyo abuelo materno, padre y algunos tíos se dedicaron profesionalmente a la fotografía. «Yo heredé el buen gusto por encuadrar bien, pero no me dediqué nunca a ello», reconoce.

La Plaza Mayor está presente en la exposición.
La Plaza Mayor está presente en la exposición. - Foto: Manuel J. Guillén
Desde que se jubiló tiene más tiempo libre para dar rienda suelta a su pasión por la fotografía, y guarda en su retina muchas imágenes de Valladolid. «Es una ciudad histórica, con unos monumentos que impresionan, como San Benito, La Antigua, San Pablo...», recuerda. Pero su lugar preferido está alejado del centro. Se trata del puente Colgante, una estructura metálica que inmortalizó miles de veces con su cámara. «Como vivía al lado de las Cortes de Castilla y León, pasaba muchas veces por allí y la verdad es que estaba enamorado de ese sitio», concluye.