Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Fuera caretas

22/06/2023

La relación entre las matemáticas y la política es muy estrecha. No solo para las cuestiones financieras, sino para calcular cuántos escaños se necesitan para conseguir un gobierno. Y con qué partidos se puede negociar el apoyo en función de los escaños que hayan conseguido.

Guillermo Fernández Vara ha decidido presentar su candidatura a la reelección como presidente extremeño. Al conocer el resultado del 23-M anunció que dejaba la política y regresaba a su profesión de médico, pero dio marcha atrás a las pocas horas. Las malas lenguas, generalmente bien informadas, aseguraron que recibió una llamada de Sánchez pidiéndole que no se retirara. Si en julio el PSOE sufría un descalabro, habría que crear una gestora y convocar un congreso extraordinario del que saliera un partido en condiciones de fortalecerse y ganar elecciones en el futuro. Y él, Vara, era la persona más adecuada para presidir esa gestora. Si la noticia no es real, al menos es creíble. Un descalabro efectivamente dejaría a Sánchez en una situación imposible, y Vara es de los pocos dirigentes socialistas con peso, prestigio y trayectoria para preparar ese congreso extraordinario.

Los números no le han salido a Vara, empatado a votos con María Guardiola, convertida en una figura del PP. Vox ha tenido un escaño más que Sumar, lo que significa que Vara solo puede ser presidente con el apoyo de Sumar … y con la abstención de Vox, que se encuentra ante dilema mayor que el de Guardiola, que no cede ni un milímetro en su determinación de no tener a nadie de Vox en su gobierno si consigue ser investida. Así que Vox, que se las prometía tan felices después de conseguir tanto en Valencia, va a tener que retratarse en Extremadura. Y en Aragón, y en Baleares, y en Murcia. En su euforia valenciana, pensaba Abascal que el PP le iba a abrir las puertas con tanta facilidad como hizo Carlos Mazón, pero no solo Feijóo expresó su desacuerdo con varios aspectos del pacto valenciano, sino que otros dirigentes del PP están abiertamente en contra y quieren demostrárselo a Vox: prefieren nuevas elecciones antes que contar con consejeros que pretenden cambiar la sociedad cargados de intolerancia y xenofobia.

Cuidado con venirse arriba. Las elecciones las carga el diablo, y las repeticiones aún más. Los votantes se fijan mucho en el porqué de la repetición y quién la ha provocado. Y a Vox, con la peripecia de las negociaciones con el PP, se le ha visto la patita por debajo de la puerta: más que las cuestiones ideológicas, patrióticas como les llaman ellos, lo que les importa son los sillones. Que es lo habitual en política, pero iban de puristas con el nombre de España por delante.

Como ocurría con Podemos en tiempos del 15-M cuando atacaba a "la casta". Les faltó tiempo para abrazar la casta en cuanto consiguieron un escaño. Y no digamos cuando entraron en el gobierno…