El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, prometió ayer al candidato popular a la Alcaldía de Valladolid, Jesús Julio Carnero, «sacar adelante» el proyecto del soterramiento de las vías del tren, de la mano de la Junta de Castilla y León, si se convierte en presidente del Gobierno en las elecciones generales de fin de año.
En el primer día de la campaña de las municipales del 28 de mayo, Núñez Feijóo intervino en Valladolid junto al presidente autonómico del PP, Alfonso Fernández Mañueco, en un acto que se celebró en la plaza Zorrilla y que estuvo marcado por la aparición de la lluvia que llevaba semanas sin caer en la ciudad. «En los soterramientos no llueve nada, el tren va a entrar limpio en Valladolid», dijo.
El líder del PP se comprometió con Carnero a volver a Valladolid si resulta elegido presidente para sentarse con él y Fernández Mañueco para impulsar el soterramiento de las vías del tren en la ciudad, para empezar a transformar la ciudad. Además, aseguró que el candidato pese a ser «educado» le trasladó que si no estaba dispuesto a ayudarle con esta iniciativa, que no acudiera a la campaña electoral. «He entendido el mensaje», afirmó.
«Yo quiero tener un alcalde como León de la Riva en Valladolid y este se llama Jesús Julio Carnero», afirma el líder del PP. «Va a ganar y va a gobernar porque tiene un proyecto para la ciudad, sabe lo que quiere hacer», dijo sobre Jesús Julio Carnero ya que aseguró concibe «un Valladolid grande», algo que dijo había comprobado paseando con él por la ciudad.
Asimismo, el presidente nacional del PP destacó de Carnero que hubiera dado un paso adelante y no se hubiera quedado en la «comodidad» de seguir en una consejería, al dejar el Gobierno de la Comunidad, para intentar dirigir Valladolid. En su opinión, esto solo lo hacen Jesús Julio Carnero y los «valientes». También valoró su trayectoria y su experiencia política, que remarcó es mayor que la de algunos ministros, según informa Ical.
Núñez Feijóo expresó las «buenas expectativas» que muestra el PP de Castilla y León, un partido que destacó ha marcado la historia de su formación por un «conjunto de aciertos» y porque sigue al servicio de Castilla y León. También señaló que estaba «contento» porque tenía grandes candidatos.
«Es una alegría estar aquí delante de unos de los partidos más importantes, el PP de Castilla y León», continuó Núñez Feijóo, quien subrayó su «peso» por haber presentado candidaturas en la «práctica totalidad» de los municipios, su «fuerza y sus expectativas». Finalmente, el líder del PP destacó que el acto se celebrara pese a las condiciones climatológicas en la «capital de Castilla y León».
Reducto constitucionalista.
Por otra parte, el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, presentó al PP como el «único reducto que le queda a los constitucionalistas» y llamó a los votantes del PSOE a «tomar nota» de las actuaciones del «sanchismo» y de sus pactos con Bildu en esta legislatura para rebelarse el 28 de mayo.
«Estas elecciones no deben servir para lavar la conciencia de nadie. Al contrario, deben de servir para tomar nota de todo lo que han hecho y que España vuelva a ser un país con conciencia», declaró Feijóo durante su intervención.
Como ya hizo por la mañana en Toledo, Feijóo criticó que el «sanchismo se calle» ante la presencia de terroristas en las listas de Bildu, algo que tildó de «provocación inaceptable». «A todos los candidatos de Sánchez, a todos y a cada uno de ellos, conviene hacerles una pregunta. ¿De verdad os vais a callar?», interpeló, para añadir que deberían tener un «ápice de dignidad para decir 'o rompemos con Bildu o nos vamos del PSOE'.
«No vamos a aceptar esta ignominia. Para eso estamos, para decir lo que otros no se atreven», proclamó Feijóo, que lleva dos días atacando al Ejecutivo de Sánchez con este asunto.
En una tarde pasada por agua, que incluso provocó la suspensión de un paseo por el centro de la capital del Pisuerga, ante decenas de militantes del Partido Popular de Castilla y León, el jefe de la oposición aseguró que quiere convertir el 28-M en el «inicio del cambio tranquilo y sereno», y puso en valor la gestión económica que hicieron en 1996 y en 2011 los gobiernos de Aznar y Rajoy.