Pucela es de Primera

D.V.
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"Pucela es de Primera", es el canto que coreaba todo el estadio José Zorrilla, los más de 22.300 espectadores que acudieron a apoyar a su equipo

Afición del Real Valladolid.

"Pucela es de Primera", es el canto que coreaba todo el estadio José Zorrilla, los más de 22.300 espectadores que acudieron a apoyar a su equipo, esperando que sucediera un milagro, que finalmente se produjo, al caer Éibar ante el último clasificado, el Alcorcón, que se añadía a la victoria local sobre Huesca.

La alegría se desbordaba entre los jugadores. Sergio León no pudo controlar tanta emoción y se le vio llorar, mientras el resto de sus compañeros se abrazaban sin descanso. La locura de Weissman se desataba, con su bandera israelí colgada a la espalda, henchido de orgullo. Toni Villa, destacando sus cuatro ascensos a lo largo de su carrera, con el Promesas, la Cultural y el Real Valladolid.

El técnico burgalés, José Rojo "Pacheta", lo celebraba con la afición, con la que siempre mostró una gran conexión. Realmente, ha sido el valedor de este éxito blanquivioleta, porque creyó hasta el final, y merecía este premio. Su segundo ascenso en tres años.

Todos los jugadores plasmaban su felicidad, con Masip, el capitán cantando con el público; Plata, inmensamente pletórico, tras una campaña complicada en el plano personal; Óscar Plano viviendo el momento en el césped, a pesar de que su lesión le ha impedido saltar como le hubiera gustado, jugando.

El presidente del club blanquivioleta, Ronaldo Nazário, también mostró su euforia, según se veía desde la grada, al igual que el alcalde de la ciudad, Óscar Puente, que siempre ha presumido de los equipos de su ciudad y que mantuvo la esperanza de ese ascenso, viva, hasta la última jornada.

Las olas se producían en el José Zorrilla de manera constante. El público no quería salir de un maravilloso sueño que parecía imposible, pero que se hizo realidad, gracias al trabajo de una plantilla y un cuerpo técnico y a esa inesperada victoria del Alcorcón sobre el Éibar.

La fiesta comenzaba en Valladolid, de manera insólita y sufrida pero no por ello no merecida. De hecho, había camisetas preparadas por si llegaba ese ascenso, lo cual evidenciaba la fe del equipo a la hora de subir a la máxima categoría, de nuevo, un año después.

En el campo se pudieron ver lanzamientos de confeti, con un equipo desatado y desenfrenado que se hizo fotos con esa camiseta conmemorativa y que, poco a poco, iba atendiendo a los medios de forma improvisada, puesto que las celebraciones se llevarán a cabo el lunes, como corresponde, según ha informado el club.