«Perdimos a 50 familiares en un día, la mitad niños»

M. Rodríguez
-

Anas Aboumoailak, palestino residente en Valladolid desde hace 23 años, relata cómo está viviendo el conflicto y las numerosas pérdidas familiares que ha sufrido

261023JT_0201.JPG - Foto: Jonathan Tajes

«Esto es terrible. No puedo expresar lo que sentimos realmente. No podemos hacer nada, y eso es tremendo. Nos quedamos mirando a la tele y esperamos a que nos lleguen noticias. El otro día una prima me dijo que estaban esperando su turno, espera la muerte. Es tremendo».  Anas Aboumoailak trata de describir, con la voz entrecortada y lágrimas en los ojos, cómo se sobrelleva, a 3.639 kilómetros de distancia, el día a día del conflicto entre Israel y Palestina. El primer día del bombardeo perdió a dos familiares, pero luego con la intensificación de los bombardeos son muchos más. Y muestra un vídeo de un ataque en Gaza donde han perdido a 50 seres queridos. «27 de ellos eran niños menores de 10 años;el resto mujeres y gente mayor que no puede moverse. La situación está muy mal, nunca habíamos pasado algo así». 

Una situación generalizada porque es habitual que los palestinos tengan familias muy grandes. «Hay familias enteras entre los muertos. Los quitan a todos del registro civil de una vez. Muchas veces no pueden enterrarlos y se quedan en la calle. Otras no consiguen ni verlos porque están en trozos».  La destrucción de los bombardeos también influye en las comunicaciones, que dependen de si su familia logra tener batería en el móvil. «Carecen de agua, luz... Nada. Nos cuesta mantener el contacto».

Anas es de Gaza, aunque su familia se vio obligada a exiliarse a Argelia y ya lleva 23 años en nuestro país. De hecho, ya tiene la nacionalidad española, aunque enseña orgulloso el pasaporte palestino, que solo se puede usar fuera de Palestina, pero no lo reconocen ni Egipto ni Israel. «Nuestros padres nos sacaron de la Franja cuando éramos muy pequeños. Hemos vivido algo que es muy común desde el inicio de este conflicto entre Israel y Palestina: el pueblo es el que paga siempre la factura», lamenta. Recuerda que ya en 1948 salieron sus abuelos de su tierra, se reunieron en la Franja, donde solo consiguieron un solar de 9 metros cuadrados para edificar su casa, y en 1967 tuvieron que volver a desplazarse a través de Egipto. «Mis padres se fueron a Argelia, un país más estable y lejos de la guerra y de la masacre. Yo estudié allí y cuando acabé la universidad vine para España en 1999». Pero tiene claro que su origen es Gaza, que mantiene allí familia y recalca que nadie olvida de dónde viene.

La familia que se quedó en Gaza lo hizo porque no tenían otra opción. «No querían salir por temas económicos, no podían viajar. Hay mucha gente que no desea salir, prefiere morir allí. Nos quieren sacar a Egipto, al desierto. ¿Allí qué vamos a hacer? Estaríamos peor». Y por eso les están ayudando económicamente. «Les dimos la casa de mis padres a nuestros primos para que pudieran vivir en ella. A mucha gente le hace falta vivienda», señala. Él no ha vuelto a su tierra: «Es difícil entrar y salir a Gaza. Desde 2006 se convirtió en una cárcel, una ciudad cerrada». Así, explica que la entrada está limitada. Para entrar a Gaza tienes que entrar a Egipto, que pide una autorización de Israel para entrar y ese autorización es muy difícil de conseguir. «Lo ha conseguido algún familiar, pero tienes que tener el DNI de Gaza, que se saca de la Autoridad Palestina, que a su vez lo saca de Israel. Es muy difícil conseguirlo». 

Lo que agradece es la solidaridad en Valladolid, y en España, donde recalcan que no están notando ningún problema de convivencia. «En Valladolid y en España todo el mundo nos da ánimos. Cada día nos preguntan qué tal la familia. Aunque el Gobierno español ha demostrado que no quiere meterse en conflicto».

No es muy optimista con que haya un alto el fuego o se pueda llegar a un acuerdo de paz. «Con el apoyo de Estados Unidos no creo que haya un alto el fuego. Van a matar a los palestinos si no se junta el mundo y se frena la guerra», vaticina.