Un rapero que se atreve con el reguetón, la cumbia o el techno

M.B.
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El vallisoletano Elké the class lleva creando desde los 13 años aunque hace seis dio un paso más profesional, publicando desde entonces cerca de una treintena de temas

El vallisoletano Eleká the class. - Foto: Jonathan Tajes

Hace apenas una semana que 'Eleká the class' ha publicado su último trabajo, 'Campeón'. Un himno para el boxeador local Salvi Jiménez. Y ya está preparando el siguiente para enero. «Intento sacar una canción cada dos o tres meses», señala. Lo hace desde el set de trabajo que ha montado en una habitación de su casa, donde todo arranca buscando la instrumental que le puede ir bien a sus temas y a partir de ahí, crea. A veces en solitario y a veces junto a su 'hermano' Yennia. Siempre bajo el paraguas del productor gallego Sete Sousa, «el químico».

El vallisoletano 'Eleká the class' lleva media vida unido a la música. Desde sus inicios grafiteros junto a colegas de La Farola o de Parquesol, como Geray Mena (hoy fotógrafo), Nacho Eterno (pintor) o Pablo Beter: «Todos pintábamos, éramos artistas, empezamos con el arte del hip hop...». Por entonces, escuchaban a SFDK, Violadores del Vers, Case O, CPV y ToteKing. «Con 13 años empecé a escribir las primeras canciones», recuerda.

Pero su vida fue quemando otras etapas hasta, tras una de ellas en la hostelería, volver a la música: «Era mi sueño».

Por entonces ya tenía el nombre decidido: «Leko es mi apodo de grafitero y como me conoce todo el mundo. Y de la L y la K saqué lo de Eleká, a lo que le añadí the class». Lleva 16 años con él y así se ha subido a escenarios como el de la Plaza Mayor el pasado 2022.

Hace cinco años conoció a Sete Sousa, un productor gallego que buscaba artistas: «Lo vi en Instagram un día tomando un café, le contacté y hasta hoy». Desde entonces trabaja con él y con el también cantante Yennia, aunque a veces saca temas en solitario. Llevará unos 30 de la mano del productor gallego. Siempre con el rap por bandera. Aunque se atreve con todo, con el reguetón, el pop rock, la cumbia o el techno: «Quiero hacer un tango y salsa».

Suele contar sus experiencias en sus temas, en forma de desahogo y, aunque hace reguetón y reconoce que las rimas salen solas, trata de salirse de la norma: «Craneo, que las frases tengan un sentido». 

Viaja a Galicia una vez al mes o cada mes y medio; y Yennia viene a Valladolid parecido: «La pasada semana estuvo aquí y estuvimos preparando algunas cosas juntos». Asegura que la química que han creado los dos se nota a la hora de trabajar. No necesitan casi ni ensayar.

Aunque no vive de la música, se lo toma como si lo hiciese, dedicando todo el tiempo libre que tiene a ella. Ya ha colaborado con Abraham Mateo o Rels B y sus sencillos cuentan con más de un millón de visualizaciones en diferentes plataformas.

De ahí llegó la actuación del pasado año en la Plaza Mayor junto a Yennia, antes de Don Patricio: «Estaba acojonado, pero salimos coronados y muy felices». Cree que en Valladolid hay raperos y cultura de rap: «El pasado sábado estuve viendo a Hard GZ en La Casa del Sol y vi que hay gente que antes escuchaba otros géneros y ahora está en el rap». Aunque le gustaría sacar un disco en algún momento, no tiene prisa. De momento trabaja en el siguiente tema.