Una familia de rock&roll a las puertas de su 25º aniversario

M.B.
-

El grupo vallisoletano La Linga cuenta con cinco discos y va camino de sus bodas de plata

El grupo vallisoletano La Linga. - Foto: Fernando González

La Linga es una familia. Y así se consideran sus miembros. Hoy ocho –en sus inicios fueron dos–. «Aunque no toquemos, quedamos para tomar algo, hablar... esto es una forma de vida, de entender la vida», asegura Dani Duque, uno de sus fundadores. El grupo está a las puertas de cumplir 25 años en los escenarios. Y lo va a celebrar. La idea es hacerlo en el último trimestre de 2024. No saben si será con varios conciertos, temas nuevos o un disco, pero lo harán porque «llegar a los 25 años es un logro».  

La formación arrancó en 1998, de la mano de Dani (voz y guitarra) y Fernando Faura (guitarra solista). Ambos venían de Baikal, grupo que llevaba años en la carretera, teloneando a Extremoduro o Reincidentes: «Allí hacíamos más rock urbano y buscamos un cambio de enfoque, con más rock and roll». El nombre juega con el doble sentido de la palabra eslinga, correas para pesos pesados.

Aseguran que comenzaron sin muchas pretensiones pero, con el bagaje que tenían, empezaron a salir las letras, para grabar en 2000 una maqueta 'Ven conmigo a dormir', por entonces con Miguel Ángel Villegas (bajo) y Paco Queipo (batería): «Tuvo distribución a través de la revista Tipo». Y tras aquello llegó el primer disco, 'Uno de los nuestros', con José Luis Rueda a la batería, editado por Zero Records, que les hizo tocar mucho, acompañados entre otros por La Polla, Siniestro Total, Aurora Beltrán, Celtas Cortos, Loquillo, Koma, Los Delincuentes... El grupo ya estaba rodando, dando desde entonces mucho peso a las letras: «No somos tan explícitos en ellas como otros grupos, jugamos con metáforas, dobles sentidos... siendo aprendices de poetas».

En 2006 grabaron 'Pan y circo', con Oscar Sanz a la batería, con Goyo de Celtas y producido por Sendino. Era la primera vez que metían algo de viento, de la mano de Álvaro Arribas. Aumentaron estos instrumentos en  2010 cuando editaron 'Beber con las manos'. Mientras que en sus dos últimos trabajos cuidaron aún más las letras. 

De hecho, en 'Canciones AtraVersadas', publicado en 2012, trabajaron con el profesor de universidad Javier García para musicalizar a poetas jóvenes de Castilla y León: «Seleccionamos con él poetas y poesías, y pasamos de ser una banda de salas o festivales a ampliar espacios, como la universidad e, incluso, hacer una gira por Chile y otra por cárceles, como Villanubla, Topas, Dueñas...».

Su último trabajo hasta el momento, 'Una vida sin calor', presentado en la Plaza Mayor con 15 música, giró de 2016 a 2018. Es una historia de principio a fin basado en 'El Hereje' de Miguel Delibes: «Es un homenaje». 

En 2018 pararon. Llevaban mucho tiempo en los escenarios y necesitaban descansar. Volvieron tras la pandemia y ahora están empezando a preparar esos 25 años en los escenarios. Con la música como forma de vida, como elemento reivindicador: «El rock and roll es reivindicativo».