Tradición y comida castellana en Rioseco

M.B.
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Luis Santamaría nos abre las puertas del restaurante Santa María, uno de los clásicos de la Ciudad de los Almirantes

Luis Santamaría, en la cocina del restaurante Santa María en Medina de Rioseco. - Foto: Jonathan Tajes

«Las albóndigas es uno de esos platos que triunfan. Con tomate, con salsa verde o con salsa española. De hecho, hay unos profesores que vienen y siempre las piden». El que habla así es Luis Santamaría. Lo hace desde detrás de la barra del Asturias, que abrió en 1996 y al que le dio continuación con el restaurante Santa María unos años más tarde. Ambos en la plaza Santo Domingo de Medina de Rioseco, en la entrada a la calle Mayor.

Luis, natural de esta localidad de Tierra de Campos, ha estado vinculado a la hostelería desde los 16 años. Trabajó en el bar Madrid, en la cafetería Castilviejo, entre otros... en La Mudarra... en el restaurante de Villardefrades. Volvió a Rioseco en 1989, tuvo un pub y desde 1996 el bar Asturias. En él ya tenía restaurante, aunque más pequeño, con unas «cuatro mesas».

«Quería tener algo en propiedad y ampliamos, con la idea de tener más capacidad y dar más comidas», añade, recordando que abrió el Santa María «el Día del Padre», el 19 de marzo de 2005.

Chipirones al brandy en el restaurante Santa María en Medina de Rioseco.Chipirones al brandy en el restaurante Santa María en Medina de Rioseco. - Foto: Jonathan TajesEl nombre del establecimiento, además de por su apellido, es un homenaje al municipio de donde es y donde reside, por la torre de la iglesia Santa María.

«Hacemos la misma comida de siempre, castellana cien por cien, platos tradiciones, aunque se les puede dar algún toque moderno», apunta Luis Santamaría que, junto a su mujer, está en la barra, en la cocina... entre el Asturias, donde triunfa la barra y la terraza; y el Santa María, más de mesa y mantel.

De los fogones de este último salen platos como esas albóndigas que triunfan entre el profesorado de la zona; pero también muchos que suenan a tradición, como patatas a la importancia, alubias estofadas con chorizo y oreja o con pulpo, menestra, carrillera, guisos, rabo estofado, filetes rusos, sopas de pescado y, por supuesto, sus chipirones al brandy, «que tenemos desde siempre». Además, en el Santa María trabajan los pescados, como lubina al horno, el bacalao al ajo arriero castellano; las carnes rojas (de vacuno mayor), como el solomillo o el chuletón; y, por supuesto, el lechazo asado, «plato emblemático de la zona». También arroces por encargo, como de bogavante, marisco o mixta; «y otros según mercado».

El fin de semana trabajan más la carta, aunque también cuentan con menú, por 23 euros, con cuatro primeros y cuatro segundos a elegir; más agua-vino, café y postre. Entre semana cuentan con dos, uno por 13 euros y otro por 14.5, donde varían las elecciones.

Con muchos proveedores de la zona, de la propia localidad, de Mayorga, Toro, Palencia... abren todos los días de la semana menos los lunes. Para las comidas de 13.00 a 16.00 horas; y para las cenas de 21.00 a 23.30. Ese menú siempre cuenta con una pasta, una legumbre y una ensalada.

«Tenemos mucha clientela del pueblo. Su apoyo es fundamental. Luego hay mucha gente de paso, de Madrid, de Cataluña o Andalucía gracias a la ubicación en la que estamos. Aunque principalmente los que llegan de fuera son de León y Asturias», señala Luis que, como anécdota, recuerda que la política Isabel Carrasco era una de las habituales de paso por sus locales.

En pleno corazón de Castilla, como ellos relatan, en la Ciudad de los Almirantes, el Santa María se ha abierto un hueco en la restauración local, con mucha tradición y sabor a tierra castellana.