Rocío Torío tenía una idea desde pequeña, ser cantante. Pero, como ella misma reconoce, tenía cierto miedo escénico. Así que un día de hace diez años se decidió a romperlo subiéndose sola a un escenario. Fue en un concierto benéfico en el Círculo de Recreo. «Canté 'Someone like you' de Adele», recuerda. Y hoy ya es normal verla sobre las tablas. Con De Perdidos, con la orquesta castellana de Guille Jové o con Manusser. Pero en su cabeza rondaba algo más. Y desde el pasado 16 de junio ya es realidad. Su propio proyecto, más personal.
«Llevaba tiempo rondándolo. Quizá todo arrancó en el confinamiento por la pandemia. Me animé a investigar y a componer más, algunos temas para De Perdidos y otros para mí», señala esta madrileña que, desde los 14 años, vive en Valladolid: «Hice al revés de lo que suele hacer la gente. Me vine de Madrid».
Con el final del confinamiento y la apertura a los conciertos, llegaron bolos en solitario (La Fundición, Día de la movilidad, calle Macías Picavea...) que, quizá, reforzaron su idea.
Tenía muchos temas, algunos subidos a plataformas como YouTube –«grabados por mí en casa»–; había roto esa inseguridad de actuar en solitario, guitarra (acústica o eléctrica) en mano; y solo le faltaba dar forma a su proyecto. El 16 de junio sacó su primer single, 'Nudos de acero', con Chacho Cósmico, Cabeza de Gallo e Inés Velázquez. Pero quería más. Y ya tiene cuatro temas elegidos para editar un EP a finales de año o principios de 2024: «No sé qué formato usaré. Aunque me gusta el físico, es verdad que cada vez se compra menos y apenas se tienen aparatos para reproducir música, salvo si es vinilo».
Con ellos quiere poner el broche a una etapa de su vida. Para iniciar la siguiente. «Algunos de los temas elegidos están escritos en la cuarentena y van a quedar mucho mejor con banda», reconoce. Eso sí, serán diferentes al single editado ya, «que éste es bailongo, con ritmo para el verano, con guitarra potente, de empoderamiento... cuando estábamos con él en Studio Salcedo nos preguntamos que qué era, sin saber la respuesta, pero nos moló».
El EP contará con el trío de jazz latino Cafunga, Jesús Bravo, Inés Velázquez y Yonder Rodríguez, en un par de temas; y habrá «buenos arreglos y en alguno, productor». Relata vivencias personales, pero «siempre con esperanza. Aunque hable de desamor, siempre hay luz al final del túnel». También quiere tono festivo y ahí es básica la música.
«No me siento identificada con una cantautora. Reconozco que mis temas son más cercanos al pop, aunque mi voz es más soul», explica sin querer catalogarse en un solo estilo. De hecho sigue creando: «Muchas veces andando por la calle. A veces con melodía y otras solo la letra». Y deja claro que disfruta en cada uno de sus proyectos. Cada uno por igual. Ellos le permiten dedicarse en cuerpo y alma a la música. Como quería cuando apenas sabía tocar la guitarra y su tío José Ángel González, El Púas, le enseñó unos primeros acordes. O cuando se subió al escenario por primera vez y recibió la llamada de Nacho Castro para hacer cosas con Guille Jové. Desde entonces ha ido sumándolos. Y ahora uno más, el suyo propio.