El Seminario cuenta con nueve futuros sacerdotes

M.B.
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Aunque la cifra parece baja, se ha mantenido constante y similar en los últimos años. Son jóvenes y dispuestos a 'ayudar' ante la carestía de curas. Dos serán ordenados el 9 de julio

Seis de los nueve futuros sacerdotes que estudian en el Seminario Mayor posan ante la entrada del mismo. - Foto: Jonathan Tajes

Alberto y José Luis estudiaron Derecho. Alberto trabajó como procurador durante cuatro años en tribunales de Madrid y José Luis como abogado. Al primero la llamada le llegó a raíz de una asistencia laboral. Al segundo, que se había decidido por su carrera y por el sector laboral, la vida, asegura, le reordenó. Ambos han pasado la treintena y son dos de los nueve futuros sacerdotes que se preparan en el Seminario Mayor Diocesano de Valladolid. Quizá dentro de unos pocos años estén ya dando misa en alguna de las más de 300 parroquias de la provincia. ComoAnthony, venezolano también por encima de los 30, cuya vocación viene de pequeño; o Francisco, que tuvo la inquietud ya con 8 años aunque se decidió por estudiar Matemáticas hasta que la oración le hizo llegar alSeminario; o Álvaro, que entró en el Seminario Menor sin intención de ser cura y en 3º de la ESO se decidió por ello; o Nicolás, que se sentía vacío saliendo de fiesta por las noches. Son seis. Pero en el edificio de la calle Tirso de Molina, 44, también reside Enrique, vallisoletano de madre dominicana; y están este curso Jorge y Mario, diáconos desde septiembre del pasado 2022 y que el próximo 9 de julio serán ordenados sacerdotes en la Catedral.

El número actual ronda la media de los últimos años en el Seminario Mayor, que anda sobre la decena de cursillistas. Aunque la realidad es que hace menos de una década llegaron a ser 14. Y que por este centro de estudios han podido pasar más de 3.000 alumnos desde su fundación, en 1595.

La Subcomisión Episcopal para los Seminarios hizo públicos hace algo más de un mes los datos del número de seminaristas que estudian en seminarios mayores diocesanos en el curso 2022-2023: 974 en toda España, de los que 9 se encuentran en este de Valladolid. A lo que se añaden 97 ordenaciones sacerdotales y 172 nuevos ingresos. Son datos peores que el último curso. Y preocupan.

El rector del Seminario, Fernando Bogónez.El rector del Seminario, Fernando Bogónez. - Foto: Jonathan Tajes«La cifra es mala, necesitamos más viendo que hay curas cada vez más mayores y los esfuerzos que hay que hacer en viajes para cubrir todas las localidades; pero somos conscientes de la realidad en la que vivimos, de la demografía, secularización y de otros factores. Por lo que hay que dar las gracias por lo que tenemos y ser conscientes de lo complicado que es que haya seminaristas que quieran ser curas», reconoce Fernando Bogónez, rector del Seminario. Nueve hay en Valladolid aunque interés y llamadas reciben todos los años en el Seminario. 

Hay carestía de sacerdotes y eso no lo oculta tampoco el Arzobispado ni la Conferencia Episcopal: «Hay que tener presentes la secularización y la falta de compromiso por parte de no pocos jóvenes, que también se reflejan en otros datos estadísticos, como en el número decreciente de matrimonios –tanto civiles como eclesiásticos–. Aun así, hay que estar agradecidos de que un número significativo de jóvenes vivan comprometidos en la búsqueda de la voluntad de Dios».

En Valladolid hay unos 250 curas en activo (el último en ordenarse fue Marcos Rebollo en junio del pasado año) y diez diáconos permanentes (el último en llegar fue Félix Pérez, el 8 de mayo de 2022) que atienden 304 parroquias (52 en el municipio de Valladolid y 252 en el resto de la provincia), tres templos penitenciales, capellanías, etc.

Mientras la vida en el Seminario pasa por prepararse para ser sacerdote. «Esto es una comunidad. Somos diferentes pero hay un muy buen ambiente», reconoce Álvaro Manzano, de Medina del Campo, con 21 años, y que tras estar en el Seminario Menor recibió la llamada en 3º de la ESO. José Luis de la Cuesta también es vallisoletano y tras estudiar cinco años en Madrid ha vuelto este año a casa: «Soy de aquí pero también he regresado por la necesidad que hay». Anthony Oropeza reconoce que en Venezuela son más expresivos con la fe, pero asegura que la gente en España es «muy acogedora» y recuerda que hace años los españoles fueron en misiones a América y ahora les toca a ellos devolver parte de aquello. Todos tienen claro que irán donde les mande elSeñor, aunque los vallisoletanos, como Francisco Marcos Lomo, sueñan con poder quedarse en casa. Nicolas Dubicran es rumano aunque ha vivido 16 de sus 21 años en España. Su familia es cristiana de rito oriental y siempre ha pensado en poder dar misa en las dos Iglesias, «para lo que hay que pedir permiso a Roma». Alberto Muñoz, madrileño, deja claro que no le costó cambiar su vida laboral por la actual.

Se levantan pronto, oran a las 7.30 antes de ir a misa a las 8.00. Desayunan juntos entre 8.30 y 9.00 y pasan las mañanas estudiando (en sus habitaciones, individuales; en la biblioteca o en la sala de ordenadores). Tras un encuentro al mediodía, siguen estudiando o salen a hacer alguna compra. A las dos de la tarde comen, tras lo que hay una pequeña tertulia, a veces con invitados de fuera. De 16.00 a 20.00 acuden  a las clases de Filosofía y Teología en el Estudio Teológico Agustiniano. A las 20.30 tiene la oración de Vísperas antes de cenar. Sobre las 22.00 llega la oración de Completas y luego o charla-tertulia o estudios. Viven en la cuarta planta (en la tercera del edificio hay también hospedería; en la segunda, el Seminario Menor; y en la primera se dan las clases de este último; mientras que en la baja hay un anfiteatro, la capilla y un salón de actos), en la que cuentan con biblioteca, sala de reuniones, de ordenadores, capilla y un office, con cocina. Los fines de semana, además de acudir a las parroquias que tienen asignadas, pueden ir a casa a visitar a sus familias.

Aquí pasarán entre 6 y 7 años, dependiendo de cada uno. Su camino arranca con el año propedéutico, de formación y preparación; dos ciclos de Filosofía y Teología; y un último de Pastoral. Eso sí, antes de los 25 años no se podrán ordenar.

Bogónez: «Los seminaristas son gente normal, joven, ilusionada y de su época»

El rector del Seminario, Fernando Bogónez, reconoce que la cifra de futuros sacerdotes puede parecer «escueta», pero recalca la calidad. «Los seminaristas son gente normal, ilusionada, de su época; son jóvenes, con energía y están recibiendo la mejor educación posible», apostilla sobre los nueve seminaristas que hay hoy en día en Valladolid. Por eso, por encima de números, que se han mantenido estables en la última década (entre 9 y 10 seminaristas por año), el rector habla de la importancia de la formación en el seminario, donde residen siete de los nueve, ya que dos de ellos, ya diáconos, están destinados fuera y serán ordenados sacerdotes en un par de meses.

La Catedral acogerá dos nuevas ordenaciones el 9 de julio

De los nueve estudiantes que se encuentran en el Seminario Diocesano, dos de ellos serán ordenados sacerdotes el 9 de julio en la Catedral. Se tratan de los vallisoletanos Jorge Polo y Mario Martín Gilsanz. Ambos, ya diáconos desde septiembre de 2022. «La ordenación diaconal significa, sobre todo, recibir el fuego vivo del Espíritu Santo en vuestro corazón para que le dé una forma, la forma de Jesucristo siervo, más aún, esclavo», enfatizaba el arzobispo, Luis Argüello, ese día. Polo, de 50 años, se encuentra en la zona de Mayorga y en el Clínico; mientras que Martín está en Roma. La Catedral acogió en 2021, tras la pandemia, la ordenación sacerdotal de Alberto Rodríguez Cillero; y el pasado 2022, la de Marcos Rebollo, el último incorporado a la Diócesis de Valladolid. En los últimos años han accedido al sacramento del orden 16 presbíteros (dos en 2012, dos en 2013, tres en 2015, cuatro en 2016, dos en 2018, uno en 2019, uno en 2021 y uno en 2022), un dato que sólo comprende a los curas diocesanos (no a los de vida consagrada, castrenses o miembros del Opus Dei).