El templo de la oreja a la gallega

M.B.
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Los hermanos González, Pepe y Carlos, nos abren las puertas de La Orensana, que lleva más de 50 años ofertando ese manjar en La Rondilla

Los hermanos Pepe y Carlos González, en La Orensana. - Foto: Jonathan Tajes

Dicen que en La Orensana se sirve la mejor oreja a la gallega en Valladolid. «Cómo que en Valladolid, en toda España y  en el extranjero. La mejor», habla claro Carlos González que, junto a su hermano, Pepe, se encarga hoy en día de este establecimiento con más de medio siglo de existencia en La Rondilla. «No la hay en ningún lado», aseveran varios clientes a su vez entre bocado y bocado. La oreja, a la gallega, cocida, con aceite de Valdecuevas y pimentón, es el plato estrella de este local ubicado en la calle Linares, 29. 

Lo es desde que en abril de 1970, los padres de Pepe y Carlos, José González y Marina Portabales, se decidiesen a abrir un bar en un barrio aún en construcción, sin apenas negocios de hostelería y con pocas viviendas habitadas. José y Marina llevaban pocos meses en Valladolid, a donde habían llegado procedentes de Bande, un municipio a unos 40 kilómetros de Orense. «Mi marido tenía un almacén de vinos al por mayor. Él apostaba por abrir una pescadería, pero no entendíamos mucho de ello, así que se decidió por un bar, por aquello de que sabía de vinos. Yo ni idea, que venía de una mercería», recuerda Marina.

Así, y con un nombre que evoca a su tierra, pusieron en marcha La Orensana hace 53 años. Y lo hicieron con una fórmula sencilla y que ha sido de éxito: vino y pincho de oreja: «Por 3 pesetas en los inicios. Luego, por 5... y así poco a poco».

Oreja a la gallega en La Orensana.Oreja a la gallega en La Orensana. - Foto: Jonathan TajesEl barrio fue creciendo y cambiando pero La Orensana mantuvo su apuesta original, ampliando la oferta con torreznos, lacón con queso o pimientos, pulpo a la gallega, embutidos ibéricos, tortilla de patatas «sin cebolla», conservas... y los fines de semana, con patatas con salsas especiales y morro: «Aquí el que quiere comer, come o cena sin problemas». Porque la persiana se sube a las once de la mañana y no se baja hasta las doce de la noche.

Desde hace 25 años con Pepe y Carlos al frente, tras el fallecimiento de su padre, pocos días después de su jubilación; y con su madre siempre vigilante.

«¿El secreto? Eso no se puede decir. Es una receta de mi marido y mía», responde Marina. Ahora ya receta de sus hijos. Aunque apuntan que «para que esté buena tiene que estar bien cocida, en su punto, y muy limpia». Tardan una hora y media en cocerla y otra media hora en dejar que salga el vapor. Luego el sabor... mejor que se pruebe para opinar. Por 10 euros tienen una ración; por 7,5, media; y la tapa, por 2,5. «Una que pique», se oye desde el fondo de la barra.

Hasta La Rondilla vienen clientes de todo Valladolid, pero también de Andalucía, Cataluña y Canarias, «para llevársela en tupper». Y, por supuesto, vecinos. «Yo vivo aquí encima y más de un día les pido un bocadillo para llevar», se oye desde fuera de la barra.

Un día normal pueden llegar a vender unos 30 kilogramos, mientras que el fin de semana alcanzan los 60 o 70. Todo de forma artesanal, cociéndolos allí mismo en una olla con capacidad para unas 33 orejas (10 kilogramos).

La oferta se completa con una buena selección de vinos, blancos, tintos o rosados, por supuesto albariños y ribeiros, vermús e incluso champagne. 

Con una capacidad para unas 25 personas, la terraza «nos ha dado la vida». «Esperemos que no nos las quiten», alerta Carlos mientras sirve una tapa gratis con las últimas consumiciones. Hoy de queso (que es otra de sus ofertas) y chorizo: «Es una moda que llegó y ya no podemos quitarla».