Treinta mil vivienda y 350 edificios públicos de Castilla y León se abastecerán de calefacción y agua caliente gracias al impulso de las redes comunitarias de calor. Una apuesta por la sostenibilidad que se asentará sobre la instalación de más de 140 kilómetros de nuevas redes, al pasar de 12 a 25, y que contará con una inversión de 130 millones de euros. El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, fue el encargado de anunciar un programa de infraestructuras que se extenderá hasta el año 2026 y llegará de la mano de la biomasa, una energía «renovable, autóctona y no deslocalizable». Proyecto que el dirigente regional puso sobre la mesa durante la inauguración de la Central Térmica de Energía Renovable DH Ecoenergías Palencia, donde señaló que Castilla y León es «líder en energías renovables» con, aproximadamente, el 20 por ciento de la producción nacional de este tipo, porque se cuenta con agua, viento, sol y superficie. «Queremos que esa energía se utilice para aprovechar en el beneficio de las personas de la Comunidad e impulsar proyectos empresariales».
Las actuaciones que el Gobierno regional pondrá en marcha en este sentido se traducirán en un incremento de la producción, que pasará de los actuales 100.000 megavatios hora térmicos renovables anuales a los 400.000, es decir, cuatro veces más. Estas futuras instalaciones evitarán la emisión a la atmósfera de miles de toneladas de CO2, que se añade a unos ahorros de entre el 25 y el 50 por ciento en la producción de calor y agua caliente sanitaria a las familias y en los edificios públicos. Además, según informa Ical, recordó que la Comunidad cuenta con la mayor superficie de biomasa forestal de toda España y recursos muy importantes, de la mano de una oportunidad que se va a aprovechar desde el ámbito público y privado, ya que este tipo de inversiones «generan empleo, facilitan ahorro a las familias y dan lugar a una actividad económica tras apostar por un sector prioritario».
Expectativas de futuro. El jefe del Ejecutivo autonómico afirmó que se atesora una amplia experiencia en el sector, por lo que se tienen muchas expectativas de futuro depositadas en la biomasa forestal al ser esta una «fuente de energía limpia, autóctona, no deslocalizable y renovable», sin olvidar que es un ejemplo de «economía circular, que contribuye a la descarbonización y a la protección de los bosques y generar riqueza y crear empleo en el medio rural», explicó Fernández Mañueco.
«Apostar por Palencia, por desarrollar un proyecto de red de calor con biomasa forestal es muy importante», subrayó el presidente, quien reconoció el «orgullo» de lo que se hace en Palencia y en Castilla y León, y el «orgullo» que la Junta siente por Palencia y por la Comunidad. En este sentido, Fernández Mañueco reiteró que «Castilla y León produce más energía renovable de la que consume, por lo que es energéticamente solidaria», y apuntó que el objetivo es que esta situación «se use para dar mejor servicio a las industrias y personas que se asienten en la Comunidad». Aprovechando la visita, quiso recordar que en Palencia ya funciona la red de calor del campus de La Yutera, y que ya está en marcha el proyecto para poner en funcionamiento una nueva en Aguilar de Campoo, que suministrará energía a una decena de edificios públicos.
Una visión de futuro hecha realidad
El director de estrategia de desarrollo de negocio de DH Ecoenergías, Roberto De Antonio, señaló que hace 15 años se tuvo una visión en la empresa para poder reducir el «consumo masivo» de gas y gasóleo en las ciudades, porque el cuarenta por ciento del consumo energético de Palencia procede de estos combustibles fósiles, que se usa para la calefacción de las casas y las residencias. La respuesta radica en la potenciación de las redes de calor con el uso de energías renovables, de la mano de una infraestructura que «estará activa en Palencia más de 50 años que nuestros hijos y nietos podrán disfrutar». Este proyecto reducirá en 80.000 megavatios hora la energía que consume esta ciudad procedente de gasóleo y gas y disminuirá en 20.000 toneladas anuales las emisiones de este país, desgranó.
En ese sentido, explicó que este proyecto permitirá ahorrar los ocho millones de euros que todos los años se gastan los ciudadanos de la ciudad en sus respectivas comunidades para calentar sus viviendas en cada pedido de combustible de mano de un camión cisterna, un dinero que «se marcha a países muy lejanos» y sin revertir dinero en los entornos. Algo que, con la red de calor, generará una economía circular y ese montante quedará en la ciudad.