Objetivo: recuperar la diversidad perdida

M.H. (SPC)
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Arranca el Grupo operativo Fitonet, cuyo objetivo es crear, durante los próximos dos años, una gran base de datos y realizar ensayos de campo para valorizar recursos fitogenéticos en desuso pero con gran interés frente a los cambios en el clima

Objetivo: recuperar la diversidad perdida

En las últimas décadas, la diversidad de las variedades vegetales que se cultivan se ha reducido mucho. La empresas obtentoras, condicionadas por la demanda de uniformidad de los productores mayoritarios, se han centrado en potenciar su productividad en un sistema de agricultura intensiva. Pero esto implica riesgos, porque la homogeneidad genética puede derivar en una vulnerabilidad frente a plagas, enfermedades y sequías que reduciría la productividad, mermaría la calidad y contribuiría al abandono de tierras agrarias que hoy en día son rentables.

Los nuevos retos que se plantean a raíz de los cambios en las lluvias y las temperaturas van a exigir una mejor adaptación de los cultivos a ambientes específicos y a nuevas condiciones edafoclimáticas (suelo y clima), además del desarrollo de nuevas tecnologías aplicadas a la producción agrícola. El aprovechamiento de toda la diversidad posible en los cultivos será clave para ampliar la estrecha base genética de las variedades cultivadas actualmente y el desarrollo diversificado de nuevas variedades ayudará a mantener la rentabilidad de los sistemas agrarios a la vez que contribuyen a mitigar los efectos del cambio climático.

Por ello, la producción agrícola sostenible es un reto estratégico en los planes de investigación europeos, nacionales y autonómicos. En esta línea, en el marco de los proyectos de investigación se han desarrollado materiales de premejora vegetal que están conservados y en muchos casos documentados, y que serán de gran utilidad para ampliar la base genética de los cultivos. El inconveniente es que esta información no está centralizada y estandarizada y tiene poca visibilidad, lo que dificulta enormemente el acceso a estos recursos para desarrollar nuevas variedades vegetales productivas y sostenibles.

El Grupo Operativo Fitonet, que arrancó su camino a primeros de año y funcionará hasta marzo de 2025, pretende establecer las bases para crear una red social profesional dinámica centrada en el uso de los recursos fitogenéticos a través de la cual investigadores, agricultores y el sector agroalimentario puedan intercambiar conocimientos y necesidades y colaboren en el proceso de recuperación y/o generación de nuevos cultivos y productos de calidad, sostenibles y rentables.

Así, Fitonet tiene como objetivo implementar un sistema de transferencia de la información partiendo de una amplia red de colecciones con variedades de premejora y mejora, incrementar la diversidad genética de los cultivos para obtener productos mejor adaptados y diferenciados, desarrollar una red social profesional dinámica y generar experiencias piloto que demuestren a los agricultores, al sector agroalimentario y a la sociedad en general la importancia de utilizar la biodiversidad para obtener cultivos y productos de calidad, sostenibles y rentables. De este modo, facilitará el acceso a los recursos fitogenéticos y las variedades mejoradas, promoviendo una mayor implicación por parte de agricultores, asociaciones y empresas.

Ana Malvar Pintos es profesora de Investigación en la Misión Biológica de Galicia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), donde es responsable de uno de los cuatro proyectos piloto que se están realizando en Fitonet gracias a la Plataforma Temática Interdisciplinar Agrofor, perteneciente al mismo CSIC. Malvar hace hincapié en esa falta de diversidad en los cultivos actuales y pone de relieve que, con el paso de los años, se han dejado de lado muchas variedades que no son especialmente productivas, pero que en las circunstancias climáticas que estamos experimentando hoy en día pueden tener mucho que aportar debido características que las hacen más resistentes al calor, a la falta de agua o a las enfermedades.

Paula Sánchez es la coordinadora de Fitonet en la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) y explica que el fin principal del grupo operativo es crear una gran red de recursos fitogenéticos. Se trataría de una potente base de datos al alcance de los agricultores para que puedan elegir las variedades que más se adapten sus circunstancias, pero también de los investigadores para que puedan emplearlas en sus ensayos o en la obtención de nuevas razas que se adapten mejor a la realidad climática actual y futura. Las especies en las que se centra el trabajo son trigo, centeno, espelta, maíz, leguminosas, tomate, calabaza y melón, dice.

Esa base de datos, de fácil acceso mediante una aplicación, contendrá información concreta sobre las características de cada variedad, así como todo lo relativo a su resistencia al estrés, tanto biótico (insectos, hongos, bacterias…) como abiótico (sequías, heladas). Además habrá referencias a la calidad de los productos obtenidos y al rendimiento de cada una de las variedades en determinadas condiciones de cultivo.

Lo que se pretende es mejorar la oferta de plantas a disposición de los usuarios, promover prácticas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente, y respaldar la creciente demanda de la sociedad por productos vegetales diferenciados y de mayor calidad nutritiva y organoléptica. Unas cualidades que la modernización de la agricultura dejó de lado durante muchos años al centrarse sobre todo en aumentar la productividad, pero que ahora los ciudadanos cada vez demandan más.

La investigadora de Agrofor insiste en que la información tiene que ser de fácil acceso para cualquier agricultor y explica que hay cuatro proyectos piloto que pretenden mostrar cómo se pueden recuperar esas variedades olvidadas. Destaca que el profesional del campo tiene que enterarse para que pueda comprobar cómo estas investigaciones pueden mejorar su respuesta frente a los cambios en el clima.

Los proyectos.

El primero de esos cuatro proyectos piloto, en el que trabaja Malvar, está encaminado a recuperar el sabor verdadero del pan de maíz tradicionalmente consumido en Galicia. Expone que, durante décadas, los agricultores gallegos seleccionaron semillas de calidad en sus cultivos, pero ahora la mayor parte están abandonados y se ha dejado de lado esa labor de selección realizada a pie de campo, de manera que a la panadería coruñesa que colabora en el proyecto no le queda más remedio que emplear harinas de inferior calidad.

Ahora se está tratando de recuperar esas variedades olvidadas, quizá algo menos productivas pero con superiores cualidades organolépticas. Y Malvar explica que harán falta pequeñas empresas que se dediquen a multiplicar esas semillas para que los agricultores que quieran puedan sembrarlas, ya que las grandes compañías como Bayer no miran por producciones tan reducidas.

La segunda de estas experiencias está teniendo lugar en la Comunidad Valenciana. Allí están trabajando con tomate, calabaza y melón. Tratan de mostrar a los agricultores que algunas variedades tradicionales de estas plantas, a pesar de ofrecer una menor producción, son capaces de hacer frente a problemas como la sequía mejor que las comerciales.

El tercer ensayo, en Córdoba, también camina de la mano de una panadería y consiste en buscar variedades tradicionales de trigo para recuperar antiguos sabores en el pan y la repostería y además conseguir productos menos alergénicos o con menor cantidad de gluten gracias a las características específicas de esos trigos que se quieren recuperar. Y el cuarto proyecto piloto se realiza en terrenos del CSIC en Alcalá de Henares y busca conseguir veza resistente a la sequía para optimizar la rotación de cultivos en los secanos.

La base de datos que va a crearse incluirá muchas variedades de diversas especies además de las que se están usando en los ensayos, según explica Ana Malvar. Y añade que es bueno conservar todas esas variedades en desuso, pero que es necesario «sacarles utilidad». Nadie querría cultivar un tipo de tomate que produce menos que otros, pero si ese tipo en cuestión prospera con menos riegos y se adapta mejor a altas temperaturas, por ejemplo, quizá los agricultores lo miraran con otros ojos.

Lo que Fitonet busca, en definitiva, es crear una herramienta más para poder hacer frente a los cambios en el clima que ya se están produciendo y que no parece que vayan a remitir. Ofrecer la posibilidad de que cada agricultor, en cada comarca, pueda acceder a las variedades que mejor se adapten a sus circunstancias para poder seguir produciendo en calidad y cantidad suficientes para abastecer a la población.

 

Objetivos del grupo operativo.

1-Promover el intercambio de conocimientos y necesidades entre empresas, fomentando la colaboración en la obtención de productos de calidad, sostenibles y rentables.

2-Incrementar la diversidad genética de los cultivos para obtener productos mejor adaptados y diferenciados que contribuyan a unos sistemas agrarios más sostenibles, resilientes y rentables.

3-Desarrollo de una red social profesional que conecte a los agricultores, asociaciones y empresarios con los investigadores (mejoradores, conservadores, biotecnólogos, etc.).

4-Desarrollo de cuatro experiencias piloto que demuestren la importancia de utilizar la biodiversidad para obtener cultivos y productos de calidad, sostenibles y rentables.

5-Facilitar el acceso a los recursos fitogenéticos y las variedades mejoradas a los agricultores, asociaciones y empresas.