Los investigadores de Marte consolidan sus plazas en la UVa

D.V.
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El grupo apuesta por una masa crítica "ideal" de diez personas para afrontar con garantías los proyectos a largo plazo

Grupo de investigación de la UVa que participa en misiones a Marte. De izquierda a derecha, Iván Reyes, Sofía Julve, Aurelio Sanz, José Antonio Manrique y Guillermo López. - Foto: Leticia Pérez / ICAL .

Los tres investigadores de la Universidad de Valladolid (UVa) que participan en las prestigiosas misiones de Marte como Mars 2020 y Exomars ven su futuro más despejado después de que uno de ellos ya tenga la plaza fija y otros dos estén en vías de consolidar sus puestos en la institución académica. Además, el grupo que equipó el rover Perseverance de la Nasa, que aterrizó en Marte el 18 de febrero de 2021, se ha reforzado con dos estudiantes, uno de predoctorado y otro con una beca de investigación, por lo que se asegura el futuro para participar en misiones espaciales. No en vano, es una seguridad que les permite plantearse una carrera científica a medio y largo plazo de una forma más tranquila y no tener un horizonte temporal de los dos o tres años que ofrece el contrato con cargo a un proyecto de investigación.

Guillermo López, de 41 años, es ingeniero de Telecomunicaciones y Electrónica y cuenta con un doctorado en Ciencias Físicas, es ya profesor ayudante de la UVa, al impartir clases de Física a los alumnos de Ingeniería Industrial e Informática y en el máster de Física, y con una plaza en vías de consolidación. Por su parte, José Antonio Manrique, de 42, es doctor en Física, también está en fase de consolidar su puesto. Por último, el investigador científico Marco Veneranda, doctor en Química Analítica, también logrará su plaza en la universidad, gracias a los fondos de financiación externa de la Agencia Espacial Europea, con la misión de Exomars, según recoge en un reportaje R. Travesí para ICAL.

Los tres, junto al técnico de laboratorio José Aurelio Sanz, son la base de un grupo de investigación puntero a nivel mundial sobre espectroscopia, con misiones centradas en el examen, análisis y estudio del terreno de Marte. En la actualidad, el grupo está formado por cinco investigadores, que son la cabeza visible, junto a otros profesores colaboradores y el objetivo es "engordar por la base" con la incorporación de más estudiantes predoctorales e incluso postdoctoral. "Una masa crítica adecuada sería contar con diez personas consolidadas. Sería lo ideal", sentencia el ingeniero.

Grupo de investigación de la UVa que participa en misiones a Marte. De izquierda a derecha, Sofía Julve, Iván Reyes y Aurelio Sanz.Grupo de investigación de la UVa que participa en misiones a Marte. De izquierda a derecha, Sofía Julve, Iván Reyes y Aurelio Sanz. - Foto: Leticia Pérez / ICAL.

Guillermo López explica que la universidad ha ofrecido plazas de consolidación en los últimos años, pero los investigadores que participan en misiones de Marte tenían más complicado optar a esos puestos al estar centrados en los proyectos competitivos. "No teníamos mucho tiempo para centrarnos en la carrera científica meramente dicha, lo cual nos ha penalizado por nuestra forma de gestionarnos y de funcionar, buscando sacar adelante los proyectos sin pensar tanto en nuestro currículo y en la carrera universitaria", precisó.

No en vano, las plazas de la universidad son concursos públicos y se otorgan en base a criterios objetivos y méritos. Y entre esos criterios está la docencia, que penaliza a los investigadores centrados en las misiones espaciales, ya que han priorizado otras materias, frente a otros candidatos que también tenían buenos currículums y con experiencia en la enseñanza en las aulas. "Lo bueno es que la cosas se están solucionando, por lo que estamos muy contentos. Ha pasado el tiempo suficiente para que ser capaces de engancharnos a esas posibilidades de consolidación que la UVa venía ofreciendo", manifiesta. Todo ello genera que la dependencia de los proyectos no desaparezca pero sí la dependencia de sus contratos de los proyectos.

Manrique añade que estas nuevas plazas permiten que puedan ser responsables de los proyectos, algo que antes solo podía recaer en el físico e investigador espacial Fernando Rull, que es catedrático emérito, y en el otro profesor de la UVa Jesús Medina, también jubilado. En este sentido, Veneranda precisa que, a través de sus consolidaciones, también se afianza la posición del grupo y el futuro del mismo. "Urgía tomar el relevo a estos profesores por que había un riesgo de perder todo el conocimiento generado en Valladolid si desaparecía el grupo especializado en espectroscopia en Marte. Hubiera sido una pena por que seguro que habrá misiones futuras y, ahora, con nosotros se podrá seguir trabajando en esta línea por muchos años para que el nombre de la Universidad de Valladolid siga siendo una referencia en este campo científico", explica.

Guillermo López y Aurelio Sanz, del grupo de investigación de la UVa que participa en misiones a Marte.Guillermo López y Aurelio Sanz, del grupo de investigación de la UVa que participa en misiones a Marte. - Foto: Leticia Pérez / ICAL.

Desde hace casi un año, colabora con el grupo de la UVa el estudiante predoctoral Iván Reyes, con una beca de la Junta de Castilla y León, y Sofía Julve, con una plaza de Investigo para hacer su tesis doctoral sobre el trabajo en Marte. Ambos son graduados en Física aunque él tiene un máster de Ciencia y tecnología espacial de la Universidad del País Vasco y ella otro de Física por la UVa. "Son perfiles bastante complementarios que nos dan un soporte muy bueno, ya que nos permite consolidar ese carácter multidisciplinar que tiene el grupo, que es tan necesario en un ámbito como éste", apunta López.

Más interés entre el alumnado

Reconoce que, en los últimos años, ha notado más interés entre los alumnos a los que imparte clase y comienza a conocer el trabajo del grupo de investigación, algo que se ha notado con un incremento de la demanda para hacer las prácticas en su 'cuartel general', la Unidad Asociada UVa-CSIC a través del Centro de Astrobiología, ubicado en el Parque Tecnológico de Boecillo. "Dentro de la universidad y Castilla y León, no se sabía lo que hacíamos y, últimamente, hay una mayor afluencia de estudiantes de grado de las ingenierías, Física y Química y máster que se interesan por nuestro trabajo", declara. Hace unas semanas, tuvieron durante unos días a una alumna de 14 años del Liceo Francés para realizar unas prácticas, gracias a una convenio de colaboración con la UVa. "Una parte importantísima de nuestro trabajo es que los estudiantes, de cualquier nivel, entiendan lo que hacemos aquí como investigadores, unido a la parte de divulgación, con charlas en colegios e institutos", expone Guillermo López.

Las misiones a Marte han permitido la incorporación del grupo de la UVa a un equipo de investigación más grande, con el que colaboran estrechamente. El mejor ejemplo es el de José Antonio Manrique que, gracias a una beca Margarita Salas, ha tenido dos años de estancia en el Instituto de Investigaciones en Astrofísica y Planetología (Irap) de Toulouse, en Francia, donde pudo participar en las operaciones en la misma sala de control de la Agencia Espacial Francesa y estar, codo con codo, con los profesionales del equipo de ciencia, muy experimentados al haber participado en la misión del robot Curiosity en Marte.

Los tres investigadores de la UVa son conscientes que el grupo ha crecido al calor de las misiones a Marte. No en vano, lleva más de 20 años en Exomars, por lo que el crecimiento ha sido gracias a la utilización de la espectroscopia láser Raman, sobre todo, en el ámbito de la exploración espacial, a la que luego siguió Mars 2020, la MMX de la Agencia Espacial Japonesa y otras colaboraciones con el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) para el proyecto Pangea de la Agencia Espacial Europea, para la formación de astronautas en el ámbito científico y geológico y el desarrollo de instrumental. "Hemos participado en muchos proyectos durante varios años, que dan buenos resultados", sentencia.

23 muestras recolectadas

En la actualidad, la misión Mars 2020 continúa en marcha con el "camino" del rover, ya fuera del cráter Jezero y subiendo por el Neretva Valllis. Desde su aterrizaje en julio de 2021 ya ha recolectado un total de 23 muestras y ha depositado un primer set de muestras en la superficie de Marte. El Perseverance cuenta con el instrumento SuperCam, en el que participa el equipo de la UVa, por lo que presta soporte a las operaciones en superficie y sus investigadores dan asistencia a las operaciones, tanto en la parte del análisis de datos como en la programación de actividades científicas. Unas muestras que ya están disponibles para su retorno, aunque aún no hay fecha para ese paso, después de que hace unos meses un panel independiente haya evaluado como "poco realista" el lanzamiento de esa misión entre 2027 y 2028 ni era suficiente el presupuesto inicial. Las últimas noticias hablan de que sea el propio rover Perseverance el encargado de acercar las muestras al cohete que debería enviar esas muestras a la órbita de Marte. Por otro lado, el helicóptero Ingenuity se dañó hace unas semanas en su vuelo número 72, tras haber operado casi tres años, por lo que su misión se ha dado por terminada. Además, la guerra de Ucrania ha afectado a esta misión, con la congelación de colaboraciones entre la ESA y Rusia, por las sanciones a Moscú.

En cuanto al sistema de calibración que llevaba equipado el vehículo que ha tomado muestras del suelo de Marte y en el que ha participado el equipo de la UVa, ha funcionado "muy muy bien", en palabras de Guillermo López, incluido el experimento que se hacía con la muestra orgánica y los sistemas con imanes para evitar el depósito del polo en las muestras de calibración de imagen.

Por la parte científica de la espectroscopia Raman, que es lo más importa a los investigadores de la UVa, ha demostrado que es "clave" para la identificación de algunos materiales y minerales encontrados en la superficie, que serán analizados en la Tierra para identificar "posibles trazas de vida". De momento, se ha demostrado que los sulfatos y los percloratos han tenido una interacción entre la roca del cráter de Jezero y el agua, que es muy importante desde el punto astrobiológico. "Están dando una información muy valiosa dentro de la misión", apuntó orgulloso. Además, recordó que, gracias a un problema en el taladro, se ha logrado recoger una muestra de atmósfera marciana. "Hasta el momento, está siendo un éxito total", sentencia Marco Veneranda. Por su parte, Manrique destaca la novedad que ha supuesto el sonido, gracias al micrófono incorporado en la Supercam, que ofrece datos "muy interesantes" de Marte y su atmósfera.

El conflicto de Ucrania y el cese de relaciones con Rusia que, sobre todo, ha trastocado los planes con la misión europea de Exomars, ya que el rover estaba listo para ser enviado al país ruso para su lanzamiento en 2022, después de varios retrasos "La guerra ha tenido un altísimo impacto. Dos semanas antes de enviar el rover a Rusia, hubo la invasión y se canceló la colaboración con los rusos", sentencia José Antonio Manrique. El lanzador y una parte importante del aterrizador, así como otros equipos, eran rusos pero la Nasa aceptó ayudar a la Agencia Europea por el alto interés científicos de la misión. Ahora, se plantea su lanzamiento en 2028. "En este tiempo, habrá que desarrollar un aterrizador nuevo establecer la colaboración con la Nasa en otros frentes como el equipo de ciencia y los recursos técnicos. Es una buena noticia que plantea una solución sólida para que Exomars sea una realidad", confiesa Manrique.

Hablamos de una misión que, tal y como apunta el científico italiano, se planteó en 2000 y ahora se baraja la fecha de 2028. Es decir, muchos de los investigadores principales ya se habrán jubilado, por lo que es muy importante contar con gente joven cuando el rover esté operando en Marte. "Es clave que los doctorandos nuevos participen en las operaciones de Mars 2020 para que cuando llegue Exomars sean ya doctores y tengan una carrera científica consolidada para tener papeles importantes. Es una formación que podremos aprovechar en un futuro", comenta. En ese sentido, José Antonio Manrique reconoce que, en la actualidad, es un horizonte "muy bueno" para estas nuevas generaciones al tener una misión importante de la ESA para seguir colaborando y generar carrera científica.

Misión japonesa

También hay una participación, aunque menor, con la misión japonesa MMX a Marte, que se ha retrasado a 2026, ya que el peso de la colaboración española recae en el INTA, que ha desarrollado la unidad láser que va incorporada en el instrumento que irá en el rover que aterrizará en Fobos. En cuanto al proyecto Pangea de la ESA, consiste en desarrollar instrumentos de mano para que los astronautas europeos puedan utilizar en el campo y analizar rocas. "De momento, es un demostrar tecnológico pero la meta final sería tener un equipo para que un astronauta pudiera llevarse a la Luna y utilizarlo para caracterizar materiales de interés como metales", señala Manrique. Es otra manera de posicionar al grupo de cara a futuro y dar continuidad al grupo a más largo plazo.

Los tres confían en que la reciente creación de la Agencia Espacial Española facilite el acceso a los fondos para financiar los proyectos de la Agencia Estatal de Investigación y haya avances en lo relativo a la continuidad de los mismos a largo plazo, tal y como ocurre en Francia o Estados Unidos. No en vano, precisan que hay "mucha" competencia con otros equipos, sin olvidar la elevada carga administrativa y burocrática para justificar todos gastos. "Es comprensible por que tienen que ser procesos garantistas", reconocen. Eso sí Veneranda que en otros país es más sencillo cuando se trabaja en un proyecto de gran interés y de tanta trayectoria. Pone el ejemplo de la misión Exomars, que está en marcha desde hace 20 años. "Cada tres años, tienes que cumplir todos los objetivos planeados y publicarlos, lo que requiere muchísimo trabajo para hacerlo todo bien durante todo ese tiempo. No tenemos margen de maniobra para quedarnos sin el proyecto del Ministerio", explica Veneranda.

El equipo de investigación asegura que sus proyectos en el espacio tienen un retorno y una aplicación práctica en la Tierra, que aprovechan empresas como Repsol, Airbus y otras, con las que tienen contratos de colaboración. "Es otra fuente de financiación por que no podemos depender solo de fondos públicos. Nos encanta que venga una empresa con un reto o una necesidad tecnológica, ya que supone una transferencia del conocimiento de la universidad al sector privado y la sociedad", valoran. Citan las colaboración en proyectos de polímeros agrícolas, el trasaltar de la Catedral de Burgos y biomedicina, entre otros ámbitos, gracias a lo aprendido con el desarrollo de instrumentos para el espacio. En todo caso, dejan claro que su "foco principal" es Marte y sus lunas. "Lo demás, es aledaño", sentencian. "Tenemos bastantes ganas y ambición y estamos convencidos si seguimos trabajando así, los resultados serán buenos en el futuro", concluyen.