El 'Mestre Zarzas' defiende 'Bahiadolid' en Brasil

Javier M. Faya
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David Herrero, director y 'alma mater' de Sambulé Batucada, participa en talleres formativos en Salvador de Bahía para algún día enseñar a sus pupilos, a los que liderará en los próximos Carnavales

El 'Mestre Zarzas', en Pelourinho, Salvador de Bahía. - Foto: Luis Pantoja

Suenan tambores lejanos. Y no son los de la genial película protagonizada por Gary Cooper y los indios semínolas. No. Hablamos de batucadas y de Brasil, donde se encuentra David Herrero, más conocido como 'Mestre Zarzas', director de Sambulé Batucada. Lleva casi dos semanas en Salvador de Bahía, que es el lugar donde nace y se toca el Samba reggae; "la música que tocamos". Es su primera vez y en pleno precarnaval realiza talleres con los Mestres (maestros) más conocidos de los blocos como Olodum, Tambores e Cores, Timbalada, Cortejo Afro y muchos más. El próximo jueves vuelve, lo justo para ponerse a dirigir a los suyos y quién sabe si transmitirá algo de lo que está aprendiendo en los pasacalles de Valladolid... "No, no, el repertorio lo tenemos ya preparado y la formación que estoy recibiendo la estoy grabando y ya la pasaré a partituras para después enseñarlo a mi familia Sambuleira". 

Apasionado de este arte que acaricia el alma, confiesa que ya a los 18 años tocaba la batería y cuando vio a unos amigos que tocaban en una batucada, el 'flechazo' fue instantáneo: "Desde ese día no pude parar de tocar y aprender más sobre la cultura de los blocos afros de Bahía". 

Ritmo y espíritu negro

David, dirigiendo la Sambulé en un pasacalles de los Carnavales de 2023 de Valladolid. David, dirigiendo la Sambulé en un pasacalles de los Carnavales de 2023 de Valladolid. - Foto: Antonio Vallano

Debe ser curioso ver allí en Brasil a un blanco intentando coger el ritmo de un negro, poco menos que una misión imposible, aunque 'Mestre Zarzas' va más allá pues "ya no es sólo cómo tocan sino también el baile, la expresión y sentimiento que les sale y cómo trasmiten, hay que vivirlo para entenderlo". "Los gringos como aquí se nos denomina, tocamos y bailamos muy bien algunos, pero nos falta un poco de ese espíritu de tradición y sentimiento de su cultura, su historia y la lucha que tanto les costó hasta llegar hoy en día a ser libres. El tambor es símbolo de lucha y esfuerzo, desde niños les ves tocando; aquí hay musica a todas horas, es parecido a la cultura musical de la raza gitana", señala Herrero, que asegura que sus profesores y compañeros son muy respetuosos con él: "La gente es muy agradable y se esfuerzan por trasmitir su cultura y que entendamos bien y podamos expandirlo por el mundo". 

Sin ánimo de caer en lo 'boina', asegura que sí hay nivel en Valladolid y mucha gente aprendiendo. "Gracias al que fue mi Mestre, Dani Rioja, hay buena generación de Mestres y percusionistas en la ciudad y un movimiento percusivo que hace que lo denominemos Bahiadolid", comenta divertido este músico que elogia la labor de su 'segundo' en la asociación, Julio Valentín, el 'Mestre Julio', que durante su ausencia dirige los ensayos. También para 'Mestre Yonela'.  

Una familia

A miles de kilómetros, casi 7.000, David no oculta cierta nostalgia cuando le preguntamos por los orígenes de Sambulé: "Comenzamos hace unos cuatro años 17 amigos y amigas justo antes de la pandemia, seguimos ensayando online y después abrimos escola y fue llegando mucha gente interesada; ya no solo en aprender percusión sino también con ganas de formar parte de esta gran familia que, unidos por las ganas de tocar tambor, también hemos hecho amistades muy buenas". Realizan muchos tipos de eventos durante el año como convivencias con la intención de "conocernos más y divertirnos". Hoy en día son más de 70 sambuleires entre escola y bloco profesional, muy unidos y con una buena relación entre todos: "Nos ayudamos mutuamente, no solo a tocar y aprender, lo cual requiere de mucha paciencia, sino también en otros aspectos de nuestras vidas; somos familia".

Precisamente sobre la virtud de la paciencia tiene algo que decir Carol Muras, presidenta de Samboulé y amiga: "David es exigente a la hora de que esté ya hecho el ritmo. Ahí tiene que estar perfecto, pero para llegar hasta ahí, hay que practicarlo mucho y en ese punto el hombre sí que tiene paciencia (risas). Hay veces que se tiene ganado el cielo".